Está claro que una persona no va a ver "Tres idiotas y una bruja" con una pretensión de comedia elevada. Quiere divertirse y punto. Sin embargo, hay entretenimientos y entretenimientos, la cinta de Dennis Dugan toca un tema tópico pero bastante real. Quién no ha conocido a un amigo o amiga que, de repente, altera toda su personalidad por empezar una vida en pareja con alguien que, desde la barrera, parece totalmente inapropiado. O quizás hemos sido nosotros mismos los que nos hemos visto en esa tesitura.

Es decir, es un tema sobre el que se puede hacer una comedia gamberra o incluso pretender darle una manita pequeña de profundidad. Pero Dugan, fiel seguidor de su buen amigo Adam Sandler, nos da una comedia norteamericana totalmente al uso y con una serie de gags desordenados. Curiosamente, el asunto le vino muy bien a Jack Black que se dio a conocer y terminó alcanzando una popularidad bien importante.

La pareja protagonistas es, curiosamente, de lo que menos luce. Cuando ha estado dirigido por gente como Woody Allen, Jason Biggs (uno de los rostros visibles de la exitosa franquicia American Pie, prima-hermana de esta cinta) ha demostrado tener más registro del que se le espera. Aquí su personaje queda bastante soso. Amanda Peet tiene la ventaja de hacer de la "villana" (especialmente bajo la mirada cerril de los amigos del prota) y eso le permite un poco más de lucimiento, pero tampoco en exceso. Por ejemplo, en "Cuando menos te lo esperas" demuestra que sabe salvar con solvencia un papel.

Pero es pedir peras al olmo con este triunvirato de descerebrados y con finales musicales en un tercer acto donde ya solamente resta esperar que la gamberrada no excesivamente original culmine.