Cuanto mas la veo mas me doy cuenta de lo realmente buena que es. Rara vez se da el caso que una película sea tan condenadamente divertida y alegre como esta. Se te dibuja una sonrisa en la cara que es imposible perder a lo largo de toda la aventura. Tiene el sentido del humor que a mi personalmente me mata de la risa, es por eso que hubo un tiempo en el que la vi tantas veces que llegue a saberme todos los diálogos de la película. Es imposible no contagiarse del buen rollo y química que tiene el trió protagonista, (si, incluido el caballo) y sus peripecias y conversaciones son desternillantes. A destacar también que tiene una música y canciones fuera de lo normal, todas son preciosa y con una letra sencilla, es imposible no tararear alguna durante días. Contiene una historia que llega a tocar la fibra de lo emotivo de forma increíble y que no te esperas para nada.
En definitiva, no me reía tanto desde Shrek (la primera) y es recomendable para todos los públicos, grandes y pequeños.