No he visto un personaje con un aspecto más grácil y sano, que el que interpreta Mae West. La forma que tiene de andar, su filosofía de reinona que mira la vida con desparpajo y a la vez divitiéndose, como si todos los demás fueran niños y ella una especie de hada madrina o niñera con los pies en la tierra.
El título de la crítica es por ella. Antes yo no entendía cómo esta mujer pudo haber sido tan famosa.
El personaje de Carmina, de "Carmina y amén", esta última con menos glamour, me la recuerda muchísimo.
En fin, con la de años que nos hemos llevado (con valiosas excepciones) limitando el papel de las mujeres en el cine a ser un mero premio para el protagonista, o una razón para que él se luzca salvándola de algo o superando muchas pruebas para conseguirla... Y aquí está esta mujer que no necesita que la salven, ni es un adorno ni el premio de nadie. En una película de 1933! Madre mía, sí que nos hemos llevado años desandando el camino.