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Nueva Zelanda Nueva Zelanda · Jaen
Voto de capacitivo:
3
Musical. Comedia. Romance Antes de conocer a la aspirante a actriz Kathy Selden (Debbie Reynolds), el ídolo del cine mudo Don Lockwood (Gene Kelly) pensaba que lo tenía todo: fama, fortuna y éxito. Pero, cuando la conoce, se da cuenta de que ella es lo que realmente faltaba en su vida. Con el nacimiento del cine sonoro, Don quiere filmar musicales con Kathy, pero entre ambos se interpone la reina del cine mudo Lina Lamont (Jean Hagen). (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2009
22 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace un tiempo, estuve buscando por internet entradas para ver a AC/DC, evidentemente las primeras se habían agotado en media hora, por lo que tuve que acudir a la reventa.

Me encontré decenas de anuncios donde se regalaba una entrada si pagabas 200 euros por una bolígrafo BIC o un gato de esos que mueven una pata. Se me iba del presupuesto, ya que por desgracia los 70 euros iniciales eran ya mucho, ni pensaba poder pagar tal cantidad en la que ni siquiera iba incluido el viaje al Calderón.

Como me había quedado con la miel en los labios, decidí buscar otro espectáculo más adecuado al bolsillo de un parado. Me centré en los alrededores de mi provincia, Metallica me pillaba demasiado lejos y el resto de grupos que había no me ponían nada. Las obras de teatro cercanas me parecían chabacanas o excesivamente televisivas.

Horas después, descubrí una pequeña obra de teatro llamada "Cantando bajo la lluvia", costaba 5 euros y estaba a 40 minutos de mi casa en coche. Merecía la pena el intento.

Llegué allí y sorprendentemente no había nadie. No entiendo como dos horas de diálogos infantiles, bailes y amoríos ridículos no atraían a las multitudes. ¡Como dan saltitos!, ¡que letras de canciones!, ¡cómo se pudo pasar de moda el claqué! O sea, una basura más pasada de moda que las televisiones en blanco y negro. Pues la película es más o menos lo mismo, sólo que peor. El maldito Gene Kelly y sus malditos caretos sobreactuados, por suerte, no estaban en la obra de teatro.

Este filme destila por cada uno de sus poros toda la sensiblería del cine clásico pero multiplicada por 100000. Que asco de guión, que asco de historia, que asco de canciones. Sólo se salva la de la lluvia, y por mítica, que gusta aunque no diga nada. Donald O'Connor mantiene el tipo con sus bromas y gracias a él no se hace imposible el visionado.
capacitivo
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