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España España · Madrid
Voto de Servadac:
8
Intriga. Drama. Cine negro. Thriller Tras realizar un atraco en el que han muerto dos personas, Ben Harper regresa a su casa y esconde el botín confiando el secreto a sus hijos. En la cárcel, antes de ser ejecutado, comparte celda con Harry Powell y en sueños habla del dinero. Tras ser puesto en libertad, Powell, obsesionado por apoderarse del botín, va al pueblo de Harper, enamora a su viuda y se casa con ella. (FILMAFFINITY)
26 de diciembre de 2006
74 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez dos niños que perdieron a su padre (ejecutado por tratar de asegurar el porvenir de su progenie, en tiempos de miseria y depresión, con un dinero manchado de sangre, un dinero maldito) y a su madre (devorada por el ogro predicante, el hermoso y falsísimo profeta). Dos niños que se enfrentan a una fuga lineal e inexorable y se encuentran, al fin, con un hada buena y candorosa, armada hasta los dientes y con trazas de abuelita universal.

Robert Mitchum nos regala una estampa memorable, una voz espléndida y una actuación en cierto modo sobrevalorada. El resto del reparto nos sirve para aderezar una narración que no es cine de actores, sino de encuadres y sueños infantiles (los animales, la torpeza temible del monstruo perseguidor, su proximidad amenazante, la sensación de huida sin descanso y el miedo a las tinieblas: ¿no viene acaso el ogro por la noche?).

La iluminación resulta en ocasiones bastante incoherente (¿a qué buscarle coherencia a lo soñado por un crío?); los personajes podrían ser fantasmas sin sustancia, deformados y excesivos en su irrealidad de monigotes. ¿Y qué importa?

Como diría Borges, no hay secuencia que no depare alguna felicidad (la madre en el río, con el cabello ondulante; la magia en los encuadres sorprendentes; el duelo de melodías entre el ogro y la abuelita, y un interminable etcétera que animo a degustar viendo la película de cabo a rabo, con el alma avizor y libre de prejuicios materiales).

¿La presencia del bien y del mal? ¿De una cierta moralina? ¿De un código ético más allá de toda discusión…? ¿No es ése el hábitat del niño que se inicia en los meandros de la vida social y colectiva?

¿No son las pesadillas puro miedo entre las sombras y verdades afiladas como navajazos?

La historia no es redonda. Es imperfecta, incoherente, desmañada, absurda, inexplicable. Lo mismo que la infancia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Servadac
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