Que la historia de Benedicta y Amador, tan emotiva y llena de amor de una madre hacía su hijo, que acaba de regresar de cumplir condena por pirómano, me deje frío, dice más de mi baja o nula educación cinematográfica y cinéfila, tan atrofiada esta por las falsas emociones provocadas a base de subidas de la música en momentos claves, que llega una película como esta que no recurre a esos elementos y siento que falta algo, cuando, en realidad, lo que falta es ver más cine alejado de los estándares comerciales.

La película refleja, tal cual, la vida en el rural gallego. La retranca, tan propia de estas tierras, está más que presente.

La película no juzga ni busca culpables y poco importa quien sea el autor del delito. El pueblo lo tiene claro aunque esté equivocado.

Interpretada por actores no profesionales, destaco sobretodo a Benedicta Sánchez que transmite autentico amor con la mirada.

Destaco también la escena inicial con ese bosque derrumbándose árbol a árbol que es deslumbrante.