Tal vez iba con muchas expectativas con esta película o quizás creía que la visión diferente que da Wright a clásicos de todos los tiempos me iba a encantar, como en otras ocasiones... no sé qué fue lo que sucedió pero salí de la sala harta de la película, con una sensación de poca substancia y de jaleo brutal que no sabía a santo de qué venía... como con una sobredosis de buenrollismo metido con calzador en cada escena que veía.

Lo único que se salva son las apariciones de Hugh Jackman, que tienen el toque divertido y extravagante justo, no como el resto de la película que se pasa de rosca constantemente.