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Yojimbo

Acción. Drama En el siglo XIX, en un Japón todavía feudal, un samurái llega a un poblado, donde dos bandas de mercenarios luchan entre sí por el control del territorio. Muy pronto el recién llegado da muestras de ser un guerrero invencible, por lo que los jefes de las dos bandas intentan contratar sus servicios. (FILMAFFINITY)
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Críticas 73
Críticas ordenadas por utilidad
20 de octubre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yojimbo (El mercenario) de Akira Kurosawa, es un drama de acción de época feudal y samurais. Dirigida con un ritmo más bien rápido, es peculiar en ciertos detalles que emulan al western que tanto le gustaba al director, y la dirige a su modo íntimo y subjetivo, obteniendo un resultando intachable e impoluto, además de excelente y soberbio.
La fotografía en blanco y negro, es atractiva y fantástica, además de bien cuidada en detalles, por ser idónea a la trama, y con un gran trabajo en los claroscuros. La música, con ciertos detalles que recuerdan al western, es inquietante e intrigante, con sonidos intentos y a veces exagerados, que estimulan al público por ser alentadores. Destacando también, unos efectos competentes y acertados, que exaltan el dramatismo y la violencia.
Las actuaciones, son admirables y cumplidoras. Con Toshirô Mifune auténtico, fascinador y brillante en su papel de samurái y mercenario, y Tatsuya Nakadai con carácter, sobriedad y acierto. Destacando también a Yôko Tsukasa, Isuzu Yamada, Daisuke Katô y Takashi Shimura. Con diálogos agudos, punzantes, ágiles, sutiles y mordaces, que marcan claramente el film.
El guion, del mismo Kurosawa junto con Ryuzo Kikushima, es sustancioso y con clara apariencia a algún film de John Ford, pero adaptado a los samuráis, llegando a calar en el público por ser interesante, belicoso y amenazador, además de grandioso e impetuoso. Destacando también los vestuarios y caracterizaciones alusivos y bien trabajados artísticamente, nominados al oscar por ello, al igual que los decorados sugerentes y elaborados para imitar la época. Y los planos y movimientos, son astutos e ingeniosos, bien cuidados y elaborados.
En conclusión, un film indispensable y esencial en la filmografía de Akira Kurosawa, por ser de sus mejores obras, además de por ser portentoso y soberbio, inmenso e implacable, con un resultado apasionante e intachable. Recomendable para los seguidores del director, y para los que les guste el cine western, ya que aunque el lugar, personajes y decorados son distintos, la historia y el modo de plasmarla tiene clara similitud, al género del oeste que tan buen resultado ha dado.
Elcinederamon
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15 de agosto de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El chambara, acá cine de samuráis, es un género que, igual que el western en los Estados Unidos, permite indagar en una parte histórica propia y única de su país, Japón. En esta ocasión el director Akira Kurosawa nos ofrece una historia enmarcada en el año 1860, cercana al fin de la etapa Feudal, cuando un rōnin (un samurái sin amo) llamado Sanjuro llega a un pueblo desolado en el que dos bandas rivales están enfrentadas para hacerse con el control del territorio. Viendo la situación como una oportunidad para sacar provecho, el samurái se presentará ofreciendo sus servicios al mejor postor, pero en realidad jugará a un peligroso juego en el que intentará ganarse la confianza de los jefes de ambos grupos.

Con “Yojimbo” nos encontramos con una película de una modernidad asombrosa. Kurosawa da a la película un ritmo ligero con el que nunca aburre, hecho que se suma a una planificación y montaje perfectos, a una banda sonora de Masaru Satô viva, rítmica y atmosférica; y a una mezcla de tono entre la comedia y la violencia que hacen de la película una muy suculenta para el paladar. “Yojimbo” daría lugar a varios remakes, siendo el más popular uno, curiosamente, en clave de western, que se convertiría en leyenda al lanzar al estrellato a su estrella y director. Se trata por supuesto de “Por un puñado de dólares” (Sergio Leone, 1964), protagonizada por Clint Eastwood. Aunque menos conocida, Walter Hill filmaría otro remake titulado “El último hombre” (1996), perteneciente al cine negro, y con Bruce Willis en la piel del héroe de turno. “Yojimbo” es, en definitiva, todo un clásico del séptimo arte, importante tanto dentro de la filmografía del director como de la historia del cine, y otra muestra de que lo simple, si bien ejecutado, puede tener el mismo peso artístico que producciones con intenciones más complejas.

Lee la crítica completa en: http://reelsofcinema.com/critica-yojimbo/
xoubara
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3 de octubre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin Scorsese tuvo a Robert De Niro. John Ford, a John Wayne. En su larga trayectoria, Akira Kurosawa tuvo un elenco con algunos de los mejores intérpretes japoneses del momento, no obstante, su nombre irá siempre asociado a Toshirô Mifune, uno de esos actores heterodoxos a quienes la cámara parece conceder su caprichoso apoyo incondicional.

"Yojimbo", film que inspiró a otra excelente película, "Por un puñado de dólares", es una verdadera maravilla que se mueve con habilidad y amparada en las amplias espaldas de un Mifune que maneja con maestría tanto las escenas de acción como los escasos momentos donde su personaje puede permitirse mostrar humanidad.

Bajo su sencillez, la atmósfera causa una sensación constante de opresión, en un pueblo convertido en una mini guerra civil donde todos los egoísmos y miserias flotan a la superficie.

Únicamente un antihéroe como Mifune podía emerger para revertir la situación, aunque, como él sabiamente nos advierte, mejor comer gachas como un humilde granjero que correr riesgo katana en manos ante despiadados señores de la guerra.

Banda sonora inolvidable.
El Libanés
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19 de mayo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La picardía de un samurái y el enfrentamiento de dos clanes bravucones. Akira Kurosawa nos vuelve a brindar un enfrentamiento y una acción dramática diferente, pero realista, del Japón del pasado. A diferencia de Los siete samuráis, se presenta a un samurái canalla, manipulador, oportunista y sin ningún tipo de complejos que condicionará en todo momento el giro argumental. Una dirección artística, no nos cansaremos nunca de repetirlo, excelente y una historia contundente que aflora la viva imagen del caciquismo, la evolución del protagonista y la crítica “quijotesca” de un sistema antiguo y desgastado.
danillobet
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6 de marzo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Convertirse en una de las obras más destacables y celebradas de la filmografía de un director desorbitadamente prolífico no debe ser tarea fácil. La película que nos ocupa, sin embargo, es uno de estos casos de excelsitud de entre la excelencia, un ejemplo del cada vez menos frecuente consenso universal a la hora de aceptar la famosa (y en cierta manera ya devaluada) etiqueta de obra maestra del cine.

La culpable de esta introducción hiperbólica no es otra que Yôjinbô, de Akira Kurosawa. Relata la historia de un samurai anónimo y vagabundo que, al llegar a un pueblo desconocido, presenciará cómo dos bandas de mercenarios enfrontadas se pelearán por sus servicios.

Aunque la historia presenta ciertos atractivos remarcables, como pueden serlo la no-definición clara del objetivo del protagonista, la cierta voluntad de estructura circular para remarcar su condición de trotamundos, o la manera de resolver el comunmente llamado "falso final", la película no deja de estar concebida en los (altamente eficaces) parámetros clásicos de la escritura industrial. Lo que ha prescrito de Yojimbo, por lo tanto, no es precisamente el guion.

El aspecto que en cambio sí se ha convertido en una referencia para las escuelas de cine es, sin duda, la dirección; y más concretamente, cómo trabaja y explota Kurosawa la puesta en escena. Exprimiendo sobre todo las posibilidades del blocking con los actores y la disposición de los elementos en el plano, el nipón es capaz de hablar en imágenes, en el sentido más absoluto de la expresión. Usando fundamentalmente recursos puramente visuales es capaz de narrar y subrayar descaradamente los aspectos clave (incluso simbólicos) de la historia. El resultado es un cuadro abarrotado de las ideas brillantes de un director en estado de gracia, y ejecutadas, por si fuera poco, con la pulcritud de un corte de catana.

Lo que puede llegar a extraerse de esta voluntad de plantearse cada encuadre de la forma más expresiva posible es que en Yojimbo, Kurosawa hace, en definitiva y como dirían los puristas: "cine de verdad". Lo que quiero decir con esto es que el director saca el máximo partido a aquellos recursos que a lo largo de la historia del cine se han consolidado como puramente cinematográficos, es decir, que no tienen razón de ser en otras disciplinas artísticas. Sin ir más allá, la historia de Yojimbo es completamente secundaria porque lo que enriquece la película, lo que la dota de valor trascendente, es dicha holgura de posibilidades expresivas que solo son posibles EN el cine, como medio. Nos contaban en clase que es habitual referirse a esta cinta como una "película de directores", y es que tal cual. Yojimbo es indudablemente una de las muestras más ilustrativas de las posibilidades expresivas del lenguaje cinematográfico.
vitroxbh
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