Mil gritos tiene la noche

En los primeros minutos de Mil gritos tiene la noche he pensado en CutreCon con una sonrisa en los labios. La intro de la película me ha hecho reír casposamente y me ha llevado inevitablemente a tan querido festival. Y claro, no es casualidad, el director de la cinta no es otro que Juan Piquer Simón, el padre de Super Sonic Man, un hartón de reír de peli que cuenta con todo el sello CutreCon en su ADN (aunque esa no fuera su intención inicial).

Un asesino se dedica a matar jóvenes universitarias con una motosierra por todo el campus. Primero aparece un cuerpo sin cabeza, y poco después, otro cuerpo mutilado en la piscina. A la universidad llega la policía dispuesta a esclarecer el asunto.

En una época en la que ya habían arrasado slashers como Viernes 13 o Halloween, Juan Piquer Simón, director valenciano, decidió hacer esta obra para seguir explotando el género dentro y fuera de nuestras fronteras. Simón siempre tuvo ganas de que el cine patrio trascendiera internacionalmente, y para ello se rodeaba de actores anglosajones y hacía un cine de carácter comercial, con menor o mayor fortuna.

Hay muchas cosas divertidas en Mil gritos tiene la noche: La Complutense es Boston, un doble de Bruce Lee aparece a media peli en una escena que no tiene ningún sentido, hay una especie de Bud Spencer con un ojo chueco que hace de encargado de mantenimiento, y se cortan miembros sin ningún tipo de miramiento desde el primer momento. Por eso y mucho más, es una peli que se deja ver con una sonrisa. Además, no abundan los slashers en nuestro país, Tuno Negro es seguramente el que más nos viene a la mente a todos.

Como otras curiosidades a destacar, el maquillaje y los efectos prácticos resultan muy apañados. La sangre tiene un color demasiado brillante y por lo tanto falso, pero los despieces varios que se suceden en la cinta (la peli se tituló Pieces en inglés) están muy bien resueltos.

Algunas piezas que suenan en la película están tocadas por Claudio Simonetti que ya había firmado la banda sonora de Suspiria por aquel entonces y aparece Jack Taylor, muso del cine de terror que se codeó con Naschy, Jess Franco, Amando de Ossorio, y todos los sospechosos habituales del cine de género de la época en Europa.

En resumidas cuentas, un cine que desprende una mediocridad de lo más entrañable, y que no tiene nada que envidiar a muchas otras menos graciosas e igual de reguleras.

https://www.terrorweekend.com/2023/03/mil-gritos-tiene-la-noche-review.html

Con claras influencias del Slasher de la época y del Giallo italiano, el director de culto Juan Piquer Simón que tocó todos los palos habidos y por haber, rodó "Mil gritos tiene la noche" aka "Pieces" con una evidente falta de medios y recursos limitados. Un curioso personaje está masacrando alumnas en el campus universitario y la policia tendrá que investigar pues los cadáveres, no están completos y les falta algún miembro de su cuerpo, la cabeza o el torso[...].

El film como ya he mencionado cuenta con los recursos justos. Rodada en España pero haciéndola pasar por Boston, Estados Unidos (tal y como le gustaba al director), nos encontramos ante una universidad que se siente vacía, con un asesino caracterizado como en los Giallos y ¡Armado con una motosierra amarilla!, yendo de aquí para allá ejecutando unos asesinatos sangrientos, explícitos, desmembrantes y con una alta carga de hemoglobina en pantalla. Juan Piquer Simón centró todo en la ejecución de los mismos, porque el guión apenas se tiene en pie y según cuentan, la cinta era rodada sobre la marcha e improvisando.

Contamos con una banda sonora machacona a piano que podría haber firmado cualquier Giallo, que la verdad da cierto carácter dramático al asesino. Al ser un híbrido entre los dos géneros, es una película que curiosamente el flashback final con el que suelen contar los Giallos revelando los traumas del culpable, está al inicio y reduce drásticamente el juego de buscar la identidad del malhechor. Identidad que es fácilmente detectable, principalmente porque tampoco hay muchos sospechosos y todos son muy obvios.

El film no obstante resulta satisfactorio pese a ser muy limitado. Más allá de ser simpático, uno sigue recordando las brutales muertes, la clásica indumentaria de los asesinos del género amarillo trasladada a un Slasher, sus fallos y errores en las escenas con cuchillos que llegan a doblarse, diálogos absurdos y secundarios olvidables al instante.

Una curiosa película que pese a contar con carencias evidentes, consigue ser de culto y competir de tú a tú con las de su época. Para mi es una de mis destacadas.

Esto es un slasher de manual, a saber; nada o poco terror, un asesino suelto, traumas que son la razón detrás de los asesinatos, trama policiaca y de investigación y gore a mansalva. Si hay algo que no se le puede reprochar es el buen hacer de los efectos, me sorprendió que fueran tan explícitos con las muertes porque la verdad es que se ven muchos planos de miembros cortados, me encantó la escena del ascensor, no diré más.

Como slasher que es pues es lo que tiene, si te gusta el género te va a gustar pero si no te gusta o te deja indiferente como a mí pues te va a dejar indiferente o no te gustará, no tiene nada especial vaya, no sé por qué le ponen de culto porque de culto no tiene nada, ya Argento a esas alturas hizo cosas mucho mejores.

Total, si no fuese por la trama de suspense y misterio ni la aprobaba pero como tiene ese toque de misterio de no saber quién es el asesino pues un cinco pelado le voy a poner. ¿Qué me hubiese hecho que me gustase más? pues una de mis teorías en torno al culpable de las masacres.

Sin palabras lo mejor del género asesino psicópatas muy superior a viernes 13 y e igual de intriga que otras películas como Bahía de sangre, Campamento sangriento, Intruder (intruso), Blood rage, cumpleaños sangriento, Prom night creo que a la altura de esas y otras más!!! un clásico de horror y uno de los más grandes clásicos del cine de los 80's. En mi caso no veo ningún defecto a la trama. Todo amante del género de horror de psicópatas debe verla.

Para mi sorpresa, esta copia hispano-portoriqueña de las películas estadounidenses con psycho killer incluido, ha envejecido bastante bien.
No, no es buena, es mediocre claramente, pero me ha parecido suficientemente competente como para conseguir la atención del espectador.
Resulta distraida y tiene ritmo, por lo que no aburre pues no pierde el tiempo en explicaciones psicológicas y lo que más importa es relatar los espeluznantes asesinatos que se van viendo a lo largo del metraje.
En cuanto a la intriga en sí, me refiero a saberse quién es el/la asesino/a, pues no cuesta mucho averiguarlo, más que nada por lógica, pero esto no impide que se siga con la suficiente atención como para resultar amena.
Además, técnicamente tiene elementos de calidad como la fotografía de Juan Mariné y el empleo de la iluminación, con conseguidas luces y sombras en algunas escenas nocturnas donde el asesino comete sus atrocidades.
Bueno, no está mal, aunque su final, que no sé si gustó en su día, hoy bordea el ridículo.

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