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Soy un fugitivo

Cine negro. Drama Retrato desolador de la injusticia y el sufrimiento humanos causados por el sistema penal de los Estados Unidos vigente tras la I Guerra Mundial. (FILMAFFINITY)
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
13 de diciembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
1932 fue clave para la pequeña gran estela cinematográfica del actor Paul Muni… En ese año se estrenaron las dos películas que marcarían la extraña aunque talentosa filmografía de este versátil intérprete, ‘Scarface, el Terror del hampa’ (‘Scarface’, Howard Hawks) y ‘Soy un Fugitivo’ (‘I Am a Fugitive from a Chain Gang’, Mervyn Le Roy)… En la primera, Muni encarnaba a Tony Camonte, un simple matón vocacional, ignorante y sin escrúpulos, que se sumergía en una irresistible espiral de violencia para poder controlar, ya desde la cima del poder, el hampa de Chicago… En cambio, en el film de Le Roy que nos ocupa, Paul Muni es James Allen, un hombre de bien, emprendedor, talentoso y repleto de buenos valores, un veterano de la Primera Guerra Mundial que encarna todas las virtudes del ciudadano ejemplar, pero que al volver del frente se ve envuelto en un confuso robo y, mediante el más cruel de los infortunios, es condenado a trabajos forzados en una infernal prisión…
‘Soy un Fugitivo’ demostró los increíbles matices interpretativos del ‘a priori’ duro Muni y una muy interesante diferencia de registro actoral, si comparamos al desgraciado Allen con el rol de Cara Cortada en el crudo film de Hawks…Es otra forma de evaluar las distintas capas y perspectivas que ofrecía el floreciente cine negro norteamericano de los primeros años 30: A las clásicas coordenadas pulp del antihéroe detectivesco atrapado por los oscuros contornos del crimen (y de la femme fatale de turno, of course) y la ciudad, debemos añadir el subgénero gansteril (o el crimen como primer motor educacional urbano) y el subgénero penitenciario (donde la criminalidad, estancada en la desesperación del encierro, jamás se diluye entre sus celdas y la delincuencia acaba encontrando su auténtico hábitat sin remisión alguna), entre otras muchas y diversas variantes…
EL REVERSO DEL SUEÑO AMERICANO
Sin ir más lejos, el film de Mervyn Le Roy representa una poco usual corriente de denuncia en el Hollywood dorado…Sin ser una película abiertamente noir, ni considerarse completamente como ‘penitenciaria’, atenta directamente a la fatalidad del protagonista, pero desde una perspectiva de beligerancia claramente social, puesto que con la terrible historia de James Allen se pone en entredicho la política carcelaria de la época en algunos estados del Sur y se cuestiona la eficacia del brutal sistema penitenciario que se ve reflejado en la película… Pone los pelos de punta saber que la cinta está basada en la novela autobiográfica de Robert Elliot Burns, otro veterano de guerra que vivió una odisea similar a la de Allen, aunque su integración ciudadana fuera desde el periodismo…La regeneración de Burns no debe inducirnos al error… Como buena pieza de cine negro, la desdicha se ceba en el protagonista y la perdición por los oscuros laberintos del crimen está más que garantizada…
La pesadilla de James Allen nos muestra la otra cara del ‘New Deal’ de Franklin Delano Roosvelt… La feroz y amarga visión de los excombatientes de guerra al llegar a su hogar y ser testigos de un escenario completamente deprimente, donde su presencia resulta extraña y la posibilidad de avanzar socialmente es prácticamente nula… El reverso del sueño americano en un sistema que, a pesar de su voluntad intervencionista y reformista, crea delincuentes desde su propio núcleo reformatorio de justicia… ‘Soy un Fugitivo’ no sólo debe verse como un ejercicio noir de crítica al sistema de su época… El clásico de Mervyn Le Roy es un film de una inusitada actualidad y la arrebatadora fatalidad que encarna Paul Muni no debe considerarse tan alejada, ni en el espacio ni en el tiempo, a los terribles grilletes socioeconómicos que lastran nuestra actualidad… El fundido en negro final, con la escalofriante mirada de Paul Muni es toda una declaración de principios… Un grito de rabia, de desesperación, de miedo y, por qué no decirlo, de denuncia… Todo un clásico de la historia del cine…
Sabino (Diari Menorca)
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1 de septiembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente cinta de los años 30 pionera en el género carcelario. Guión redondo que hace que la veas del tirón, sin respirar. Giros que te mantienen despierto y una interpretación de Muni de Oscar. La historia es muy fácil de seguir, y eso que cuenta muchas cosas durante muchos años; se hace fácil lo que en otras grandes películas parece imposible. Muchos toques del expresionismo alemán regente de la época, encuadres, movimientos de cámara, primeros planos, las sombras.

Película posiblemente maltratada y semi olvidada por crítica e historiadores.

No puede aburrir a nadie y es de visionado obligatorio para cualquier amante del cine y especialmente de los del cine de cadenas.
secretadmirer
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14 de diciembre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película que sigue la vida de James Allen (Paul Muni) tras el regreso a su país luego de participar en la I Guerra Mundial, su búsqueda de un trabajo diferente lo hace andar por varios lugares buscando donde poder establecerse laborando, ahí se da cuenta de lo complicado que es primero, encontrar trabajo y segundo, la difícil situación que viven sus compañeros que volvieron de la guerra.

Por cuestiones muy bien llevadas en el film, el protagonista termina preso y es ahí donde vive en carne propia los tratos degradantes que viven las personas que están cumpliendo penas, trabajos forzados con evidentes tintes de esclavitud, de humillación y de degradación humana.

Es claro que en la actualidad no se esperaría un régimen carcelario de ese tipo, sin embargo, la película no se siente que haya perdido vigencia, por el contrario sienta muy bien, es agradable de ver y fluye de forma correcta. En cuanto a su crítica al sistema, se puede rescatar varios puntos, entre ellos el de un sistema opresor que termina más bien empeorando a las personas, genial final. Excelente película.
10P24H
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19 de marzo de 2009
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como cantaban Los Chichos, en esta película Paúl Muni quiere ser libre. Pero va tropezando con diversos contratiempos cual Carpanta en busca de un bocadillo y al igual que este las circunstancias le harán alejarse de su objetivo.

Conseguirá tener su ansiada libertad entre las manos, incluso llevársela a la boca, pero justo cuando va a darle la dentellada...zas! Se lo arrebata de las manos la mala suerte y sobretodo un gobierno mas preocupado por la venganza y de dar ejemplo que de impartir justicia.

Carpanta nunca supimos si consiguió alguna vez comer, al igual que LeRoy nos deja sin saber si el protagonista consigue su objetivo de ser al fin libre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tim_Dog
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6 de diciembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
379/23(24/11/22) Film visto con motivo del 90 aniversario de su estreno (10/11/1932), fue un torpedo de crítica social. Notable thriller con toques de cine negro, devastadora denuncia de los métodos represores-carcelarios en USA. Dirige Mervin LeRoy adaptando el guión de Howard J. Green y Brown Holmes, con colaboración de Sheridan Gibney, basándose en el libro biográfico homónimo de 1932 escrito por Robert Elliott Burns. El libro relata el servicio de Burns en una cuerda de presos mientras estuvo preso en Georgia en la década de 1920, su posterior escape y el furor que se desarrolló, historia publicada por primera vez en enero de 1932, serializada en la revista de misterios True Detective. Se adentra en la brutalidad del sistema policial/ jurídico/carcelario que trata de forma inhumana a otras personas, que lejos de reinsertar hace peores a los allí presos, encadenados, engrilletados, con trabajos de picapedreros, golpeados, fustigados, no se les deja ni secarse el sudor, hacinados en barracones asquerosos, con comidas mugrientas, en condiciones que el huir es el menor de los males. Film de los pioneros en el género de drama carcelario, seminal al colocar todos los clichés del mismo (excepto los abusos sexuales), los abusos del poder, los malos tratos, el sadismo deshumanizante, el compañerismo, los planes de huida, etc. Ello narrado con gran sentido del ritmo, aderezado de crítica al modo en que USA trató a sus veteranos de la Gran Guerra, crítica a clo que se pueden parecer los trabajos forzados a un trabajo duro (esto reflejado nen que el protagonista huido acaba trabajando en lo mismo que lo hacia esclavizado en la penitenciaría).

Todo esto enarbolado por una sensacional actuación del ucraniano Paul Muni (nombre real Meshilem Meier Weisenfreund), cargada de sentimiento, de carisma, de personalidad, de enorme expresividad, interpretación de una intensidad que desborda la pantalla. Actor injustamente olvidado, su pasión era el teatro, más que el cien, aunque en este medio dejó actuaciones tan espléndidas como la de “Scarface” o Emile Zola, con una maravillosa capacidad camaleónica, infundiendo enrome hondura dramática a sus intervenciones, o como en este caso dando vida a este infeliz.

El veterano condecorado USA de la Gran Guerra Mundial James Allen (Paul Muni) llega a su casa en Nueva York, tiene aspiraciones de un buen trabajo, pero no tiene éxito, termina recorriendo el país, acaba teniendo que empeñar sus medallas al valor. Un ‘amigo’ lo engaña (no me creo que esto ocurriera realmente) y termina encarcelado injustamente en una penitenciaria de trabajos forzados en Georgia.

‘La película se encuentra entre los primeros ejemplos de cine utilizado para ganarse la simpatía de los convictos encarcelados sin divulgar los crímenes reales de los convictos. El público estadounidense comenzó a cuestionar la legitimidad del sistema legal de los EE. UU., y en enero de 1933, el protagonista de la película, Robert Elliott Burns, aún estaba encarcelado en Nueva Jersey, y varios otros prisioneros de pandillas en cadena en todo el país en los EE. UU., pudieron apelar y fueron puestos en libertad. En enero de 1933, J. Harold Hardy, guardián de una cadena de presos de Georgia, también se convirtió en un personaje de la película, demandó al estudio por un millón de dólares por mostrar "ataques viciosos, brutales y falsos" contra él en la película.’

La película es un drama que arremete contra el trato a los que lucharon por USA en la Gran Guerra, a la falta de oportunidades que se les dio a los que arriesgaron sus vidas en el conflicto una ácida crítica al Sueño Americano,. Para en el segundo acto hundirse en lo que será su razón de ser, al mostrar las cruentas condiciones de vida de este presidio, donde son engrilletados por años los presos, deben golpear piedras en canteras por jornadas interminables, no pueden secarse el sudor sin permiso, no son tratados medicamente, sus comidas darían asco a los cerdos, por la noche sus cadenas sirven como asidero a otra cadena para cogerlos unos a otros en sus camastros, en la noche los guardias escogen a los menos productivos del día y los azotan (esto visto de forma genial en su poder de calado emocional, en fuera de cámara por los rostros de los otros presos, lo que provoca el fotograma subliminal aterrador en el espectador), escuchándose los gritos de los dolientes. Este tramo central es el sangrante misil naturalista contra algo que ocurría entonces en USA, exponiendo que caer en estas prisiones eran entrar en el Averno. También dejando caer lo fácil que es caer en el infortunio de una rueda de fatalidad de la que es casi imposible escapar. Aun con lo expuesto, LeRoy sabe colocar dosis de humor desengrasante con unos secundarios vistosos, como es Allen Jenkins como el chistoso Barney Sykes, donde hay hasta incluso competiciones por ver quien ha matado más gente.

Tenemos un excelso tramo cargado de suspense e intriga con el plan de fuga del protagonista, con cada fase seguida con zozobra, desde ese gigantón negro que abomba los grilletes contra el rail, como consigue quitárselos a contrarreloj, como huye campo a través de los perros, como se hace un rudimentario snorkel en un pantano, todo con gran sentido de la tensión dramática. Luego entramos en un agridulce tramo donde le director nos hace ver los paralelismos de la ‘libertad’ con la prisión, ello con los trabajos que coge James Allen, o cómo la gente se puede aprovechar de su negro pasado, epítome la casera que encarna una femme fatale Glenda Farrell (en lo que es una visión misógina del mundo, pues de tres mujeres que aparecen [la madre no cuenta, estas siempre son Santas], una es una prostituta, otra es una ‘víbora’ y solo la tercera es ‘buena), buena en su rol. En esta parte vemos al protagonista ascendiendo en su trabajo, lo que le hubiera venido mucho mejor antes de entrar en presidio, pues ahora lo hace con una espada de Damocles en su cabeza, ello por lo que sabe su (chantajista) esposa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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