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Jennie

Drama. Romance. Fantástico Un pintor arruinado y abatido por haber perdido la inspiración conoce, un frío día de invierno, a una chiquilla en Central Park vestida de un modo anticuado. A partir de ese momento se suceden otros encuentros, con la particularidad de que en breves intervalos de tiempo la chica se va convirtiendo en una bellísima joven, de la cual el pintor se enamora. Pero Jennie esconde un secreto… (FILMAFFINITY)
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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
28 de agosto de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un lienzo desnudo, una página en blanco, un bloque de piedra informe o un pentagrama vacío, no es nada sin ella, sin la inspiración que alienta la creatividad del artista. Pues eso es Jennie, un trasunto de la inspiración, de las musas que conectan lo terreno con lo divino.

El arranque de la película es una maravilla: esas reflexiones profundas, esa fotografía encaminada a crear una ambientación onírica -y que, en ocasiones, imita literalmente al tejido de un lienzo-, y por supuesto, esa reinterpretación del Arabesco Nº 1 de Debussy, uno de mis compositores favoritos, por cierto. ¡Ah! y la presencia de Cotten, que siempre es bienvenida. Con esta bomba que me sueltan nada más empezar cómo no voy a pensar: “menudo peliculón me espera”. Ya me estaba yo frotando las manos, y mentiría si dijera que no me ha encantado la cinta, pero también es cierto que, para mi gusto, no es redonda.

Lo que no me agrada del todo es, básicamente, Jennifer Jones y su “Jennie”. Un personaje en exceso almibarado. Encajo la cursilería de la Jennie niña; el problema es que no se desprende de ella en toda la película, y no digo que tal vez no le fuera dicho carácter al personaje, pero a mí se me antoja empalagoso. Por otro lado, lo del Arabesco, cuya inclusión, en un principio, me había fascinado, sucede que se repite constantemente durante todo el metraje, lo cual es una reiteración excesiva que ya no me agrada tanto. Y en cuanto al argumento, se nos narra una historia muy bella, si bien no contiene misterio alguno, pues desde el comienzo, se nos hace partícipes y se nos invita a adivinar (con no pocas pistas), la razón de ser de lo que ocurre e incluso el desenlace.

Por tanto, una gran película a tener en cuenta, bellísima en muchísimos sentidos, aunque yo no haya terminado de percibirla tan excepcional como creí que sería al comenzar su visionado.
Angie Banshee
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29 de mayo de 2022
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Filme de aquellos que Pilar Miró programaba en las madrugadas, subtitulado. Un filme pequeño, pero a la vez grandioso. Una historia de amor, quizás inmortal, un amor con un componente fantástico, para hacerlo aún más trágico. "Pandora y el holandés errante" (1951) retomaría esta afortunada mezcla de amor y fantasía, y la maravillosa "En un lugar del tiempo"(1980) la componente espacio-temporal y el arrebatador drama romántico. Jennie, la adolescente a la que veremos crecer al igual que el pintor desmoralizado encarnado por Joseph Cotten y de la que nos enamoraremos al igual que él. Ese poder siempre tuvo Jennifer Jones, la inolvidable protagonista de "La colina del adiós".

No hay que ver este filme con los ojos de la lógica, a riesgo de que la historia narrada nos pueda resultar ridícula, hay que verla con el corazón y los sentimientos, para poder disfrutar de la extraña y bella historia narrada. Para incrementar ese toque irreal, mágico y enigmático, Dimitri Tiomkin reelaborará temas de Claude Debussy, a su vez tenemos una maravillosa fotografía en B/N, que adquirirá otro tono al final, para incrementar el drama y finalizará con una escena en Technicolor, para que disfrutemos del retrato de Jennie. La dirección de Dieterle es apabullante, en la creación de magnificas secuencias, plásticamente bellas. Los intérpretes entran en comunión espiritual con sus personajes. creen en la historia, incluso unos potentes secundarios como la Barrymore- secretamente enamorada del pintor- y de la Gish.

Película de un tiempo en el que el amor se narraba con respeto, escudriñando en el sentimiento, en esa presión que sientes en el estómago, en esas sensaciones de duda y desesperación por el ser amado y su destino, pero también de sacrificio y máxima felicidad ante el amor correspondido. La esencia del amor. Algo que hemos perdido en el cine.
Quinto Sertorio
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19 de julio de 2007
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre lo imaginario y lo vivido, lo real y lo irreal...la línea que separa los sueños, lo onírico, lo que pertenece al pasado, lo que forma parte del recuerdo, lo que pudo ser y nunca podrá ser...una línea difuminada que deja la realidad, la certeza, el presente, al otro lado, al lado de Joseph Cotten.

Cotten intenta comprender, intenta pasar la "sutil" línea que le separa de Jennie, no es consciente realmente de su fantástica situación...

Dieterle dirige y además con muy buena mano, ni un solo fotograma tiene desperdicio y el más mínimo detalle colabora para crear la atmósfera mágica y onírica que rebosa del film.
Tiomkin conduce de manera muy acertada la expresión musical y lo hace "arreglando" nada más y nada menos que a un genio de la composición, Debussy.

Lo único que no me acaba de gustar es la voz de doblaje de Cotten en España. La voz de Teófilo Martínez no le pega a Cotten. Gran voz pero no para Cotten, a mi gusto queda mejor para el capitán Quinlan, Mr. Arkadin...osea Welles. Me parece que a Cotten no le volvió a doblar...
Luc
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27 de septiembre de 2012
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El romanticismo, cuando es verdadero, puede ser transgresor y moderno. Este film, que a primera vista podría parecer añejo, es, visto de cerca, de una sorprendente modernidad, porque lo extremado de sus planteamientos, su absoluta irrealidad en un entorno más o menos realista le convierte involuntariamente en una reflexión sobre el arte que más de un autor quisiera para sí. Que Joseph Cotten es un actor extraordinario (y Jennifer Jones, una mujer muy guapa, lo que en este caso no es un exabrupto machista sino una mera constatación) lo recuerdan películas como esta, dirigidas por un artesano inspirado al servicio de los estudios con más oficio que una docena de directores actuales.
santiago aragón
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9 de enero de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa creación en la que encajan sus piezas de forma paradójicamente natural, como si encontrarse una niña misteriosa en un parque que en sucesivos encuentros se transforma en buena moza fuera lo más normal. Ese es el gran mérito de "Jennie", observar la evolución del personaje que interpreta Joseph Cotten, un hombre que vive en su mundo, con las rarezas habituales de los artistas, ensimismado en una vida austera que conoce en persona a su musa. El interés por lo que le sucede al pintor Cotten funciona porque viaja de la mano de Jennie, una mal disimulada niña en su primer encuentro, adolescente posterior que ya empieza a dar el pego y una mujercita enamorada cuyo misterio arrastra a nuestro protagonista de un lado a otro, impregnándose poco a poco de un sentimiento que no se sabe cómo nace, las razones que lo hacen real, y que acaba definiendo su trayectoria vital.

No es baladí la introducción con esas sabias palabras, para algunos apuntará demasiado alto, para mí señalar con esa sabiduría la razón de ser de la película es un acierto total, luego sabremos por qué, y es que la trama se ajusta a esa categoría de película que trasciende, que hace pensar al espectador y que no te deja indiferente. Personalmente ese insólito invierno en Nueva York me ha ganado ya desde sus primeras escenas. A ello hay que sumarle unos secundarios acertadísimos, los dueños de la galería de arte primero y el amigo fiel después, pero por encima de todo ese transitar ineludible del tiempo, la cárcel que supone ese mismo tiempo, la mala suerte de enamorarse de algo que no existe, tal vez una invención, a saber, puede que nuestro pintor no sea más que un enajenado.

Ahí queda la reflexión, puede que todo esté en su mente, en su alma, puede que esa Jennie sólo le pertenezca a él, pero lo que no tengo duda es que para él es real y que gracias a esta hermosa consideración, la película se aleja de lo mundano, se convierte en un sueño que comparte para nosotros Joseph Cotten pero en todo caso, es mi impresión, un sueño presentado de forma excelente.
Luisito
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