El príncipe - la venganza

Película de acción al uso, siguiendo los tópicos habituales del género, con un argumento simple y fácil de seguir, donde un padre intentará por todos los medios rescatar a su hija secuestrada por un matón con sed de venganza.
La verdad que no tiene mucha complejidad en su argumento ni en su desarrollo, mantiene la atención del espectador gracias a pequeñas dosis de acción y poco más. El espectador que se disponga a ver esta película, debe ser consciente de a qué tipo de producto se expone. Algo sencillo y muy manido, con la típica resolución fácil como todo lo que presenta y desarrolla. Es muy pobre en su conjunto; no llega a tener la energía necesaria; no da sensación de peligro ni nada similar; se ve con la facilidad con la que se olvida. Un entretenimiento vacío y carente de verdadero interés.
En el reparto podemos encontrar a una vieja estrella, olvidada ya por muchos, Jason Patric, en el papel principal, haciendo de héroe de turno, secundado por un veterano y ya casi acabado, Bruce Willis, al que últimamente sólo vemos en producciones mediocres como reclamo publicitario y poco más. Bruce Willis ya sólo vive de éxitos del pasado y de alguna que otra participación en películas de mala muerte en las que él es el único gancho para atraer al público, como ocurre en ésta. Es una pena, pero llegada cierta edad sólo estamos preocupados por la jubilación, y el amigo, Bruce, está llenando sus arcas con pequeños trabajos que le ayuden a vivir sus últimos años bien.
The Prince logra entretener pero no va más allá de eso, haciendo que no deje huella tras su visionado. Es como otras muchas tantas películas de acción que produce la industria americana, nada reseñable. Le falta gancho, trascendencia e, incluso, testosterona, es una producción sin alma, sin personalidad, muy floja.

Desde un punto de vista estrictamente cinematográfico, 'The Prince' no es mucho peor que cualquiera de las películas 'con hija secuestrada' protagonizadas por Liam Neeson. Lo que la diferencia de los episodios de la franquicia producida por Luc Besson es que Liam Neeson todavía tiene un público concreto, mientras que del pobre Jason Patric no se acuerda ni el tato. Y menos aún del hecho de que un día intentó ser un auténtico héroe de acción en 'Speed 2' (1997), la 'obra cumbre' con la que el reputado director de fotografía Jan De Bont tocó techo como realizador.
John Cusack progresa adecuadamente en su empecinamiento por transformarse -rostro y peinado inclusive- en un desangelado Nicolas Cage de 5° regional, si es que eso es técnicamente posible. Y Bruce Willis, casi 20 años después de 'The Jackal' (1997, Michael Caton-Jones), demuestra que sigue siendo un villano altamente risible. Pero al menos esta vez deja de lado el histrionismo -de hecho apenas cambia su expresión durante todo el metraje-, y cuenta con la ventaja añadida de que en 5 años casi nadie ha sabido de la existencia de esta película.
A principios de los 90, 'The Prince' (2014, Brian A. Miller) habría sido un cromo perfectamente intercambiable entre Jean Claude Van Damme, Steven Seagal u otros coetáneos destinados a recoger las sobras de Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone o el propio Willis. Ahora no sirve ni para eso.

Nosotros teníamos al Duque pero este Príncipe de New Orleans está demacrado, escaso de ritmo y actúa con tan poco entusiasmo que..., ¡nadie tenía cerca una lata de red bull, una coca cola, un poco de salsa o algo de picante para aderezar la comida!
El tráiler hace albergar esperanzas, los nombres de los protagonistas ilusiona, la trama gusta no importa sea nada sorpresiva ni ocurrente, el asumible desenlace es esperado, querido y evidente, todo vale-nada molesta pues buscas acción, guerra, movimiento, pelea, emoción, que te cuenten la historia ya conocida de un ex-asesino retirado al que secuestran su hija como venganza de un pasado que retorna para activar ese demonio interior dormido que una vez fue el Príncipe y dueño de la ciudad.
Sólo que observar a un John Cusack como triste invitado que aparece 5 minutos, un corte y pega al que se le ofrecen unas frases por lástima de aprovechar su aparición, ver la escasa retribución de Bruce Willis en cuya escena final parece un lunático viejo venido a menos faltó de puntería que delira sobre tiempos mejores donde apretabas el gatillo sin más en lugar de contar, contar y contar y fanfarronear sobre el impensable dolor que vas a causar y, acompañar a Jason Patrick de lugar a lugar, de charla en charla, de un escenario cutre a otro peor, de tiro en tiro emulando al Clint Eastwood de un pasado memorable -Harry el sucio sin Harry, con algo de polvo y poco más- o a un excepcional Liam Neeson de tiempos actuales no convence ni acaba de complacer.
Le falta pasión y ambición, garra y carisma, deseo de alcanzar todo su potencial, fuerza de no conformarse con cumplir y nada más porque dada la cantidad de petardos disparados en la escena final diría que las fallas de Valencia peligran para el año que viene, ¡pero si la única escena decente de acción, de puños cuerpo a cuerpo, mano a mano no aparece hasta tres minutos para su final!, y es tan corta que si te despistas un poco te pierdes su disfrute.
Dispara sin parar y siempre da, le disparan sin parar y nunca le dan, ¡ah sí!, perdona, ¡una vez!, porque incluso a Mike Hammer i.p. se le cayó alguna vez su sombrero en sus siempre ganadoras peleas.
Buscas intensidad y locura, demandas furor y adrenalina, energía y un caminar acelerado y veloz sin tiempo a pensar ni razonar sólo actuar, avanzar, disparar, pegar y abrirse paso, hostilidad, aniquilación y un final feliz, lo que encuentras es un simulacro pasable pero poco esmerado, grato si tus expectativas se reducen a un simple a-verlas-venir de muchos relatos similares, películas a montón con misma trama, recorrido y desenlace pero más arte y habilidad en su presentación y ejecución.
No vendas los preparativos para un gran combate entre Mohamed Alí y Foreman y luego ofrezcas al Potro de Vallecas y el aspirante de turno -con todo el respeto para el boxeador español- y frustres la ilusión y esperanza del espectador.
Gusta y se aprecia si se valora dentro de su limitado alcance, dentro de su ajustado margen de entretenimiento y distracción, si aceptas su mucho ruido y pocas nueces, salirse de ahí es aspirar a un nivel de descalabro seguro, fracaso fijo y pérdida de su ajustada estima, fallo de conseguir un aprobado raspado que es lo máximo a lo que aspira.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/

Yo no soy una gran amante del cine de acción, no es mi género favorito, pero últimamente le voy dando alguna que otra oportunidad porque reconozco que es lo mejor para evadirte por un rato de la rutina, es la manera más rápida de conseguirlo sin sufrir por los protagonistas, ya que más o menos sabes que todos los buenos, al final, conseguirán irse a casa con algún que otro rasguño y poco más. Para, precisamente, desconectar, está esta película. No pidáis peras al olmo, no las hay, simplemente poned el piloto automático y dejaros llevar por los protagonistas y sus tejemanejes. Bruce Willis me gusta, por él me animé a darle una oportunidad, y el Willis de esta película está sediento de venganza contra un Jason Patric desganado y desaparecido de las pantallas durante demasiado tiempo. Willis siempre cumple, las cosas como son, se toma su papel todo lo seriamente que se lo podría tomar. Patric, por su parte, está apático y muy flojito. Nunca ha sido un actor deslumbrante, de los que te dejan pegado a la silla, pero está en muy baja forma profesional, aunque físicamente se mantiene atractivo, todo se dicho. El surcoreano Rain ha sido para mí la gran sorpresa aquí. Un joven bailarín y cantante de Seul con una dura infancia y que es toda una estrella tanto en su país como en el resta de Asia y que ha metido la cabeza en la industria cinematográfica americana. Se toma muy en serio su personaje de malo y le da carisma y credibilidad, me ha gustado muchísimo. De las chicas, por un lado, tenemos a la hija del interesante actor Joe Mantegna, Gia Mantegna, de gran parecido físico con su verdadero padre y de nula química con su padre ficticio, Jason Patric. La joven actriz tiene pocos minutos en la pantalla y no consigue lucirse mucho. Algo más lo hace la canadiense Jessica Lowdes, quién no lo hace mal del todo. El cantante de "50 Cents", Curtis Jackson, tiene una pequeña aparición y el gran John Cusack aparece como apoyo de Patric pero sólo testimonialmente, ningún peso en la trama. En otra página comentaban que parecía que se había rodado la película en pleno huracán Katrina ( está ambientada en Ner Orleans ) por lo mal que tiene Cusack el pelo aquí. ¿Qué le ha podido pasar? Se parece cada día más a Nicholas Cage, por dios...
Un saludo.

Que conste que me encantan las pelis del típico "nasío pa matá" que él solito se carga a to quisqui. Pero ésta cinta, pese a que me resulta entretenida, sí que me hace decir eso de "venga, doscientas mil balas y no le da ni una y él acierta todas". Y es que no sé, pero no tiene ese mismo toque que las que tenían las de Van Damme o Steven Seagal en las que jamás decías ese tipo de frases, simplemente disfrutabas. Aquí las escenas de acción son corrientitas, alguna quizás más destacable, pero en general no hay una sola escena que recuerdes a la semana de verla. Mientras que sí recuerdas escenas de acción épicas de los anteriormente mencionados. No digo todo ésto por comparar, sino diferenciarlas.

Además, el protagonista quizás no termina de empatizar con el espectador, lo intenta, pero se queda en un simple intento.