Goya en Burdeos

Hacía tiempo que no me aburría tanto viendo una película. Y era algo que me temía porque Carlos Saura no es precisamente un director muy de mi agrado pero ha conseguido sobrepasar mis expectativas... para mal.
Digo yo que para rendir tributo a uno de los pintores más universales no es necesario caer en sutilezas oníricas durante todo el tiempo, entremezclando constantemente al Goya joven (Coronado) con el Goya anciano (Rabal). Es precisamente esto lo que la hace aburrida aunque visualmente pueda ser más o menos atractiva.
Se salvan los actores y personalmente me quedo también con las escenas que comparten Paco Rabal y Dafne Fernández (que guapa es), en donde un caduco Goya, ya enfermo y viviendo sus últimos días, adoctrina a su hija semiadolescente diciéndole verdades como puños.
Al menos sirve para ver una de las últimas y mejores actuaciones de uno de los mejores actores españoles: Paco Rabal.

O de Saura, que también podría ser. Vamos a intentar volver a críticas más matizadas que desarrollen otros aspectos que los cinematográficos y para ello nos toca el retrato de la vida de Goya (Francisco Rabal), según Carlos Saura. Antes de seguir, no puedo resistirme al juego de palabras tan tonto: cinco goyas para "Goya en Burdeos", incluido el goya para el Goya de Rabal. Bien, la película tiene cierta originalidad a la hora de repasar su vida y obra, entre la pictórico y lo teatral, pero le falta una ilación. Así como queda, un conjunto de imágenes, suena artificial, rebuscado y sobre todo aburrido. El que no se sepa la biografía de este artista se perderá por completo y el que sí se quedará desconcertado por este popurrí desigual. He de confesar que el único aliciente reside en la presencia de la bella Dafne Fernández, aunque está muy niña, tendría unos 13/14 añitos.

De todos modos, lo que más me llama la atención es el sesgo político que Saura le da a su obra. Nos presenta un Goya exclusivamente ilustrado y liberal, queriendo borrar de un plumazo su cercanía con José I y de Fernando VII, con los que fue pintor de Corte. Pero peor aún es el incienso que se vierte sobre el liberalismo, como si tuviera los remedios para los males de España pero que no pudo emplear por culpa de los reaccionarios. Queridos, los liberales estuvieron en el poder durante un siglo y lo que hicieron fue un desastre. Se nos olvida que moderados y exaltados, conservadores y progresistas eran todos liberales. Pero en vez de traer "las luces" lo que aportaron fue el golpismo y los fusilamientos, además de la miseria, la corrupción y la incultura, entre otros males. "Que vivan los liberales" les cantan. Yo creo que su "El Trágala" explica mejor su pensamiento.

Goya en Burdeos de Carlos Saura es un drama biográfico basado en la pintura sobre Francisco de Goya en sus últimos días en Burdeos, donde narra a su hija Rosario los hechos que marcaron su vida tanto en la pintura como en las desgracias y pasiones que lo marcaron para siempre. Dirigida con un ritmo tranquilo y con el estilo propio y particular del director, es una profunda obra que analiza la parte final de la vida del famoso pintor y como va contando a su hija los momentos claves para darlos a conocer al espectador, logrando un notable y atractivo film que gustar ver por estar bien construido y por instruir cinematográficamente al público sobre la vida y la obra de uno de los mayores genios que ha dado la pintura en España.
La fotografía es oscura y con luz tenue haciendo gran uso de los claroscuros en un evocador trabajo de cada época narrada, cautivando con imágenes lúgubres como algunas de sus pinturas al espectador en una excelente labor que gusta ver. La música es recóndita e intrigante en sus sonidos alusivos de la época en una clásica tarea que llena de melodías deleitosas y bellas el film, usando también en ocasiones sonidos inquietantes y turbadores para trasmitir al público cada sensación del pintor. Los planos y movimientos de cámara consuman una labor particular y habitual del director mediante el uso de los subjetivos, reconocimiento, generales, seguimiento lentos, detalles, avanti, retroceso, primeros planos, grúas y cámara en mano que exprimen lo mejor de las interpretaciones y su entorno.
Las actuaciones son admirables y convincentes. Como protagonistas Francisco Rabal está autentico y admirable en una gran labor como es habitual en él, José Coronado está notable y señalado en su tarea y Maribel Verdú está sensual y provocativa en su papel, siendo competentes los acompañamientos de Eulalia Ramón, Dafne Fernández, Mario de Candia y Azucena De La Fuente entre muchos otros. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones sugestivos de la época en sus ropas distinguidas de clase alta por un lado y luego sugestivas de los personajes de los cuadros de pinturas negras de Goya en un espléndido trabajo que junto con los magníficos decorados de exteriores e interiores te transportan in situ.
El guion, escrito por el director, es un drama biográfico sobre el final de la vida del pintor Francisco de Goya cuando narra a su hija Rosario hechos importantes y trascendentales de su vida como la realización de sus famosos cuadros, comienzo de la sordera, tragedias y pasiones para situar al espectador mediante flash-backs en los hechos más importantes que marcaron su vida. Esto se lleva a cabo con una narrativa impoluta y evocadora en sus comentarios expresivos que dejan clara la personalidad y estado anímico de cada protagonista al exponer con tono sombrío la desesperanza de forma natural. Cabe señalar también, el montaje original y creativo con flash-backs en saltos temporales a distintas épocas y lugares para situar al espectador tanto en el momento de su vida como en los lugares visitados por este.
En conclusión, la considero una obra personal y atractiva del director que sirve como exposición cinematográfica de parte de la vida de uno de los mejores pintores que ha dado España para deleitar con esa historia a los seguidores del pintor y el director en una trama profunda que se centra sobre todo en las tragedias, pasiones y éxitos logrados por Goya. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones, decorados y narrativa que convierten a Goya en Burdeos, en otro notable film para los seguidores del director que serán cautivados por esta película personal y biográfica.

Hugh Honour y John Fleming, célebres historiadores del Arte, destacaban que Francisco de Goya y Lucientes fue un artista genial atípico. No tuvo un movimiento al que adscribirse ni coetáneos a su nivel con el pincel. No obstante, al fallecer en su exilio de Burdeos (1828), había hecho méritos para ser considerado un precursor del Romanticismo, un adelantado al Realismo y la guía para los surrealistas de lo onírico.

La cinta de Saura es notablemente ambiciosa. Lo primera que se nota es el cuidado y el cariño por el personaje (que tiene dos interpretaciones: José Coronado para el joven pintor aragonés y Paco Rabal para los últimos días del protagonista). No obstante, hay momentos donde desearíamos que el film tuviese más presupuesto para plasmar lo que se intuye.

De cualquier modo, esas carencias se pueden perdonar por la pasión que desprende todo el metraje. Debería ensalzarse la labor llevada a cabo por Maribel Verdú, la cual logra un juego de seducción a partes igual ante su retratista y la cámara, siendo más que creíble como esa joven duquesa de Alba que tanto fascinó a Goya.

El director nos permite algún momento metaficcional magnífico como cuando el autor de "Los fusilamientos del 2 de mayo" se encuentra ante "Las Meninas" de Velázquez, brindando esa escena una de las más emotivas interpretaciones sobre el significado de ese enigmático lienzo del protegido de Felipe IV.

Creo que en estos tiempos que corren se hubiera hecho una serie sobre Goya y su época (algo ya había en "Los desastres de la guerra"). Si alguna vez pasase, solamente queda cruzar los dedos porque las personas responsables le tengan el mismo cariño y reverencia que esta película algo deslavazada pero imprescindible.

Una de las mejores películas del cine. Le pongo un diez porque me parece vergonzoso que no llegue ni al 6. No me entra en la cabeza. Me indigna tanto que me decido a escribir mi única crítica: Una fotografía excelente, una historia bien contada con la que aprendes Arte, dos actores arrolladores, ambientada en la corte de Carlos IV espectacularmente. Emociona. La música una joya. Un diez igual es fruto del amor que le tengo, pero menos de 9 no me entra en la cabeza. Si esto no es buen cine ¿qué lo es? Saura y Paco Rabal maravillosos