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El síndrome de China

Intriga Al hacer un reportaje rutinario sobre el funcionamiento de una central nuclear, una reportera de televisión y su fotógrafo descubren un posible accidente que puede poner en peligro la seguridad de la planta y de la ciudad de Los Angeles. (FILMAFFINITY)
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
5 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremendamente actual en la forma de contar la historia, incluso habiendo pasado varias décadas desde su rodaje, esta película nos introduce de lleno en el apasionante mundo de la energía nuclear y las triquiñuelas de los mandamases para ahorrarse unos dólares.
Sinceramente creo que en la vida real no se podría dar la situación planteada en la película debido al automatismo y pruebas de seguridad que imperan en las instalaciones nucleares, tan sensibles y peligrosas cuando fallan, como seguras y estables cuando todo sale según lo planeado.
El modo de contar la historia es lo que atrae de este film y podemos ver los mecanismos del periodismo y los difíciles directos de las noticias, plenamente actuales.
Me sorprendió ver que Douglas es el productor ejecutivo, tuvo buen ojo al poner la pasta para rodar la película porque se llevó muy buenas ganancias.
Lemmon está inmenso en el ocaso de su intachable carrera...
José Antonio Llebrés
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23 de marzo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
EL SINDROME DE CHINA es una película clásica de la filmografía sobre la energía nuclear, pero también es una interesante reflexión sobre las relaciones de la técnica y de la información con el poder económico. No se habla sólo de un accidente nuclear, es también la historia de lo que puede llegar a saberse y a contarse de un problema con posibles implicaciones graves de salud pública cuando se confronta con poderosos intereses económicos, y de los cuales son los límites del poder de los técnicos cuando sus conclusiones desagradan a quienes los emplean.
SergioRoiz
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29 de abril de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue a finales de la década de los setenta, época dorada del cine de catástrofes, cuando James Bridges brindó este interesantísimo relato en el que se denuncia el abuso de poder y sus efectos en dos sectores tan diversos como puede ser una central nuclear y una cadena de televisión.

Dos estrellas del momento, unos consagrados Jane Fonda y Jack Lemmon, junto con un joven aunque ya experimentado Michael Douglas, protagonizan una cinta de suspense bien dosificado, con una atmósfera realista muy notoria. El “leit motiv” del filme de Bridges es el encubrimiento de unos importantes desperfectos en una central nuclear que está a punto de abrirse. En una visita para un reportaje, la reportera Kimberly Wells (Fonda) y su cámara Richard Adams (Douglas) son testigos directos de cómo el supervisor de turno Jack Godell (Lemmon) evita lo que podía haber provocado una catástrofe conocida como “el síndrome de China”: una fusión de un reactor nuclear situado en USA que, teóricamente, atravesaría todas las capas de la Tierra hasta llegar al otro lado, es decir, hasta China. Por motivos económicos, esta noticia se intenta ocultar y Adams, Wells y Godell pelearán para que se descubra la verdad, con dramáticas consecuencias.

El filme de Bridges sigue siendo de rabiosa actualidad, a pesar de haber pasado ya casi 36 años. Su estilo, realista y conciso, nos traslada la tensión y la inquietud de los hechos narrados mediante planos concretos y ausencia de banda sonora, logrando despertar automáticamente el interés y manteniendo el mismo ritmo durante todo el metraje. Gran parte de la culpa la tiene el buen trabajo de los actores, especialmente el de Jack Lemmon en su interpretación de un sufrido y preocupado empleado que se siente engañado después de haber trabajado toda su vida de forma honrosa y eficiente.

La crítica del filme sobre el predominio de los intereses de las grandes corporaciones por encima del bien común, se extiende también a la televisión y, más concretamente, a un periodismo necesariamente objetivo que rompe sus valores ante la presión de esos intereses. La ocultación de información y la lucha por la verdad es el mensaje principal de este magnífico thriller que se estrenó con poca confianza de los críticos debido a su inverosimilitud, y que por ironías del destino, se hizo inquietantemente real al ocurrir un incidente similar en una central nuclear de Pensilvania tan sólo doce días después de su estreno.

Muy recomendable.
Richy
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5 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una combinación de errores técnicos y humanos hacen que el nivel de alerta en una central nuclear suba peligrosamente en el momento en el que unos periodistas la visitan para hacer un reportaje sobre la energía atómica. Al grabar el suceso deciden investigar lo ocurrido cuando las explicaciones de los responsables de la planta no les convencen.

Pionera en denunciar los peligros de la energía nuclear, El síndrome de China se benefició al de poco de su estreno de un accidente similar al que narra lo que contribuyó sin duda a que se convirtiera en un éxito. Independientemente de esa oportuna "campaña" promocional, la película es buena de por sí, sobre todo, gracias a un creíble guion con adecuadas dosis de suspense y unas potentes actuaciones de sus protagonistas, en especial la del genial Jack Lemmon y la de la atractiva Jane Fonda.

En cualquier caso lo que se cuenta aquí es cosa de niños con lo que pasaría siete años después en Chernobyl o en Fukusima en 2011.
Harold Angel
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9 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El síndrome de China que da el título a este filme es una hipótesis -claramente falsa- que indica que, ante un eventual problema en una planta nuclear estadounidense, este va a provocar que su material radioactivo “atraviese” toda la corteza terrestre y vaya a dar al otro lado del mundo, a China, aunque es sabido que este país asiático no es antípoda de los Estados Unidos.

Aun así y por ridículo que suene esta afirmación, queda más que claro que una afectación en una planta nuclear no es algo que debe tomarse a la ligera, incluso en el mismo largometraje, se da una explicación más fiable de que puede suceder si efectivamente se da un desastre en una planta nuclear como tantos que han ocurrido alrededor del mundo.

Propiamente la película se centra en Kimberly Wells (Jane Fonda), una joven reportera de un canal local en Los Angeles, con ansias de mejorar su posición en la televisora con mejores historias. Ella se encuentra haciendo un reportaje junto con su camarógrafo Richard Adams (Michael Douglas) y el sonidista Héctor Salas (Daniel Valdez) en la planta nuclear de Ventana en las afueras de la ciudad.

Tras andar conociendo las instalaciones y entrevistando a los encargados, llegan al punto culminante de la visita en la sala de controles, la normalidad del asunto cambia cuando comienza a haber un problema en la central nuclear que es controlado y vitoreado por el personal. A pesar del desconocimiento técnico y de la minimización de parte de los encargados de la planta, Wells y Adams comienzan a sospechar que algo grave pudo (y puede) haber sucedido.

Para esto contactan a Jack Godell (Jack Lemmon), el supervisor de turno que estuvo en el momento del evento, a pesar de estar inicialmente reacio a la situación, Godell comienza a comprender el grave peligro que se puede ceñir sobre la planta nuclear y la ciudad si continua su funcionamiento normal antes de una exhaustiva revisión, sin embargo, los intereses económicos de la empresa que la maneja van a ser primordiales en este panorama.

Bridges, junto con sus coguionistas Mike Gray y T.S. Cook manejan formidablemente los hilos de la historia, logran mantener el interés y la tensión, mientras la trama va agarrando forma poco a poco. La dirección de Bridges es solvente, movida y atractiva, dinámica incluso en la forma en como presenta las secuencias de las transmisiones del canal de televisión.

The China Syndrome es una película con un gran nivel, con un elenco en un estado formidable, con tintes de thriller e intriga que van compenetrando bien la trama, una historia entretenida y actual, tanto en el presente como en la época en que se dio, a tal punto que apenas unas semanas después de haberse estrenado se dio el accidente de la planta nuclear de Three Mile Island.

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