Las autonosuyas

Empezaré diciendo que, esta comedia, en sí es bastante “corrientucha” -por no decir mala- y sin un gran valor artístico, salvo por el buen trabajo de un gran elenco que tampoco puede sacarlo de donde no lo hay, ah; pero la mala leche si hay que reconocérsela así cómo la facilidad para reconocer, en ella, a nuestra clase política y a nuestras fuerzas vivas, pero exagera tanto en su admonición “antiautonomista” que termina resultando poco creíble pues pareciese que, cualquier día de éstos, se fuese a proclamar alguna “autonosuya” cómo república independiente, ¡ah no!; ¡qué eso ya ha sucedido! O que, el día menos pensado, nos impidieran pasar de una “autonosuya” a otra sin un salvoconducto, ¡ah no!; ¡qué eso también ha sucedido! E incluso que, algún día en nuestras escuelas, en vez de la asignatura de lengua española se dará la de “lengua farfulla”, mas; ¿estamos seguros de que esto no se esté ya farfullando…?

Así que; lo único que puedo reprocharles, a sus dotes proféticas, es que se quedaron cortas. Pero aparte de esto, nada más a su favor puedo decir, pues su nudo narrativo; es torpe y no bien desarrollado, quizá porque no hubiese, un buena fuente, de donde desarrollarlo o, tal vez, existiese cierta apatía en ello, seguramente; fue una combinación o suma de ambas. En definitiva; una película muy menor dentro del cine español.

Nunca un libro tan malo ha dado (en España) una película.... tan mala. Hay que reconocerlo, la película y el libro son malos. Muy malos. Una literatura con una calidad ínfima, y una película con un poco más de calidad, pero única y exclusivamente a los grandes actores que en ella participan y al menospreciado director (Don Rafael Gil).

Sin embargo, la película tiene un tinte nostálgico que provoca una crítica hacia el sistema autonómico español, que desgraciadamente, se ha vuelto visionario. Y es de aplaudir, como en la década de los ochenta, una libro (y posterior película), ha podido predecir el desmoronamiento del sistema autonómico. Nosotros estamos viviendo la parte final de la película, mientras que ellos estaban viviendo el principio. La creación de una autonomía sin ningún pilar ni ninguna base. Los motivos por los que se desmorona nuestro actual sistema político son diferentes a los motivos que argumenta la obra, sin embargo, las actuaciones y los comportamientos de algunos personajes son clavados a lo que actualmente estamos viendo.

Centrándome únicamente en términos de cine y de entretenimiento, no les aconsejaré fervorosamente que vean esta película. Ni estará en una lista de las 100 películas que hay que ver antes de morir (aunque si probablemente la pondría en una lista de películas que hay que ver para entender la transición española). Pero si tienen la posibilidad de verla y ninguna otra cosa que hacer, háganlo. Es un rato entretenido que pasarán. El humor es facilón y con numerosos tópicos que han servido para crear películas actuales con numeroso éxito ("Ocho apellidos catalanes" o "Grupo de Élite").

Sin embargo, les aconsejo que antes vean otras películas del cine español y del gran Alfredo Landa. Esta, puede esperar a que disfruten de otras muchas películas antes que ella.

En líneas generales "graciosa" comedia española, que no debe pillar desprevenido a nadie pasados dos minutos ya que al comienzo aparece una leyenda que nos dice claramente que lo que se propone esta película es "satirizar los excesos que padecemos en materia de autonomías", por lo que el mensaje está claro.
Luego, felizmente, al menos el desarrollo de los acontecimientos es más o menos chistoso, gracias a la buena comicidad de ilustres intérpretes como Tomás Blanco y Antonio Garisa, por poner el ejemplo de su algo vergonzoso en el fondo, pero divertido, momento entre el representante vasco y el catalán y el sindiós que se produce al hablar cada uno en su lengua materna (euskera y catalán).
También es divertida la primera escena entre el ultrafranquista Coronel (excelentemente interpretado por el gran Ismael Merlo) y el protagonista.
Pero todo tiene un tufo reaccionario antidemocrático que tira "pátrás".
Se mezclan buenas escenas con sana comicidad y otras que causan algo de vergüenza ajena por su fondo trasnochado. Por no faltar no falta ni el chiste del "follo con fatatas".
Lo mejor, su buen plantel de intérpretes patrios, sobre todo un sobrio José Bódalo. Y la aparición de "viejas" glorias del cine español de los años cincuenta y sesenta, que incluso ya trabajaron con Rafael Gil en el pasado muy pasado.
Se puede ver tranquilamente si se perdonan bastantes "cosillas".

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La película de Rafael Gil se ha convertido en una joya de museo. No lo es por lo cinematográfico, bastante pobre y donde se ven las carencias del oficio en todo momento, ni mucho menos por el humor, ausente casi todo el filme a excepción de dos buenas escenas (en cuanto a la construcción del gag); la del encuentro entre los presidentes de Euskadi y Cataluña y la escena del golpe de estado. Únicas escenas donde no te reirás "de" la peli, sino "con" ella.

Si se ha convertido en una joyita de museo, es por dos motivos. El primero es saber lo que pensaba una parte de España, no ya sobre las autonomías, sino sobre la Democracia en general (la película no pasa por ser una crítica a esta, que nunca una "autocrítica), usando para ello tópicos del ideario franquista, muchos de los cuales se han transfigurado para seguir siendo tópicos aceptados y asumidos por mucha gente. Y lo que pensaba una parte de España es que el país se rompe y que la democracia apesta. Así que sirve como documento único para analizar tanta falsa glorificación de la transición.

Lo segundo se divide a la vez en dos motivos. Y es que uno de la peli se ríe bastante (al menos en mi caso, seguro que a otros le hace vomitar, y con razón). La primera es por la falta de ironía, tacto o sarcasmo del asunto. Es una crítica obvia y burda de la Democracia en general, donde las catalanas son putas, por ejemplo (atención, el autor pasa por tener un especial cariño a Cataluña y a todo lo relacionado con ella. Aunque se mete con vascos y andaluces, homosexuales, comunistas, abortistas, con jóvenes y sus hormonas y un largo etc, a Cataluña le dedica su especial amor). Un ejemplo. Nacen dos cerditos. Y sin venir a cuento, una mujer les pone unas banderitas del Partido Comunista Español. Por otro lado, tiene ideas menos graciosas, como que las autonomías pueden traer la vuelta a la guerra civil, o que gracias al golpe de estado el Gobierno dejo de ser radical, por lo que benefició a España.

Otra razón para la risa, en comprobar que muchas de las ideas que se defendía en 1983 siguen igual de vigentes en la actualidad para una parte importante de la sociedad. Por lo que la película puede llegar a sintonizar con bastante gente. En la Democracia actual (O Turnismo, como se prefiera llamar a lo que tenemos) que disfrutamos, lo políticamente correcto acecha en cada esquina, pero por suerte "no tanto" en la red. Así que un fragmento de nuestra historia, que muchos querrían olvidar, puede recuperarse.

Una auténtica astracanada reaccionaria y nostálgica del franquismo hecha por el duo de lumbreras Vizcaino Casas Y Rafael Gil. Todo con la excusa de la puesta en marcha de la España de las autonomias a raiz de la Constitución de 1978. ¡OOHHHH! Basada en el librito del siempre franquista Fernando Vizcaino Casas y hecha con una mala pata reaccionaria y fachosa que da escalofrios. En ella estan, en una especie de homenaje a la comedia landista de los 60, algunos viejos actores cómicos del facherio, de derecha light o de los llamados "ambiguos", esos que se dejaron querer por el Movimiento y se convertian sin quererlo en sus paniaguados. Cada uno que ponga el nombre en su casilla. Si en 1983, esta cosa ya era constitucionalmente más que cuestionable (algunos dirian denunciable), hoy por su indisimulada nostalgia franquista, produce escalofrios y vergüenza ajena. Acaba con la moraleja sigüiente: se cae el nuevo "edificio autonómico", recien estranado pero corrupto, mal hecho, falso, egoista y "filocomunista", y ¿qué es lo único que queda en pie entre las ruinas de toda esa construcción absurda? El escudo de Franco, el aguilucho imperial de "una, grande y libre". Simplificando, purita basura, por hacer apología del fascismo golpista con todo el morramen, y en pleno 1983. Esto en Alemania o Italia hubiera sido motivo de carcel. Que ¿cómo accedí a ver tamaña porquería? Grácias a los chicos de Intereconomía, esos muchachos tan limpitos y listos, ese canal de "ultra-neoconstitucionalistas" que da lecciones democracia a toda hora.