Charlie y la fábrica de chocolate

Tim Burton, otro Curro Romero del cine pincha en hueso de manera brutal y patética. Aunque si pensamos un poquito le tocaba. Ya sabemos que Burton hace una peli buena y otra mala desde su obra maestra que le llevó a la fama. Recordemos. Buena: "Eduardo manostijeras"; mala: "Batman vuelve"; buena: "Ed Wood"; mala: "Mars Attacks"; buena: "Sleepy Hollow"; mala: "El planeta de los simios"; buena: "Big Fish"; mala: "Charlie y su dichosa fábrica de chocolate".
Así que la buena noticia es que tocaba algo interesante a continuación y aunque a "La novia cadáver no se la puede considerar una película realmente (es de animación y dura poco más de una hora) mejora con mucho a esta cinta. De todas formas parece meridianamente claro que Burton se encuentra en un bache.

Desde luego que no entiendo la obsesión de hacer remakes de Burton, lo mismo es que le falta creatividad y todo. Y lo peor es que en ningún momento se intentó advertir al público que no era una idea original y que ya existía una película de los setenta.

La película es tan floja que ni el propio Johnny Depp está bien. Y es una pena porque los primeros veinte minutos se disfrutan, a partir de la fábrica viene la pájara.
No cabe duda que Burton es un director muy personal con un estilo propio pero también tremendamente irregular y poco sólido, desde luego que si Burton fuera ciclista nunca ganaría una gran vuelta por etapas porque siempre tendría un par de días malos donde perdería todo el tiempo del mundo.

En realidad no es que sea la peor película de Burton, inferior a la de los simios por supuesto, es que incluso resulta molesta de ver y desagradable de recordar.
Por lo que olvidémosla.

Por la clasificación que veis pensareis que no me ha gustado la película, estáis en lo cierto, como nos va acostumbrado el señor Burton (lo siento por sus acérrimos) sigue en la estela de hacer una película más o menos interesante, según días, y un horroroso remake, aquí nos ocupa el siguiente.
Supongo que la mayoría de jóvenes pensantes que clasifican esta película como buena es que o no saben que existe otra, no la han visto y sobre todo, no querrán darle ni la oportunidad, ver a un genial Gene Wilder dando volteretas cantado y enseñándonos su fabrica es un espectáculo sin ordenador, ahora es facilísimo esas escenas del chocolate y la absorción del repelente gordo chocolatero, pero en la película de los 70 había que echarle imaginación, los decorados eran eso decorados y no una simple pantalla verde con proyección al fondo, a todo esto sumarle las pegadizas canciones de los Umpa Lumpas vestido de verdes, solo eran cuatro o cinco pero con mucha energía y no un truco de clonación en números musicales, pero versión mala de Broadway.
Para colmo, la actuación de Johnny Depp es más la de Jim Carrey que la suya propia, pues hay momentos y muecas que me lo recuerda asombrosamente (hubiese estado más gracioso Jim, pues como está acostumbrado a muecas le hubiese sido fácil la interpretación), y el no va más es que, quien le presta su voz, también es el mismo que a Jim carrey (Luis Posada) vamos un cúmulo de cosa que hacen que esta película me sea desagradable.


PD: Darle una oportunidad a la clásica de 1971 de Mel Stuart, Willy Wonka y la fábrica de chocolate (antes se llamaba Un mundo de Fantasía), misma historia, mejores actuaciones, más conmovedoras, sobre todo el crío protagonista y el abuelo y Gene Wilder claro, sobre todo, mucha, mucha FANTASÍA

Deliciosa y extravagante, esta película es el resultado de la unión de un cineasta como Tim Burton y el escritor Roald Dahl, una de las curiosas figuras de la literatura inglesa juvenil contemporánea, cuyos cuentos se caracterizan por cierta tenebrosidad.
El film tiene la estructura de un cuento tradicional, aunque con una ambigüedad más acentuada, donde conviven detalles futuristas con símbolos arquetípicos. Para la transposición en términos visuales, Burton logra escenarios de coreografías delirantes: desde una cascada de chocolate, pasto comestible, ardillas obreras...hasta televisores teletransportadores y un ascensor de cristal que se traslada como una alfombra mágica.
La unidad del relato está dada por Charlie, un niño sin otra fortuna que una familia humilde pero con el don del afecto, participa en un concurso junto con otros cuatro ganadores quienes, acompañados de un adulto, se han ganado el derecho a visitar la legendaria fábrica de chocolates del excéntrico Willie Wonka, un lugar al que nadie ha entrado desde hace muchos años, cuando misteriosamente se
despidiera a todos sus trabajadores y cuya producción de golosinas es desde entonces un gran misterio. El recorrido por este alegórico lugar es el eje de la historia, donde rigen sólo las reglas de lo maravilloso y por lo tanto todo es posible, incluso la moraleja donde el mal es castigado y el bien premiado, aunque esto se cumple de una manera muy especial y cada uno recibirá lo que realmente
merece.
La fábula tradicional se aggiorna con los personajes, donde tanto los niños como sus padres son caricaturas modernas de la actual sociedad hiperindustrializada, hedonista y exitista, salvo -eso sí- el bueno de Charlie que parece tomado de las historias de Dickens.
Con un humor más bien ácido, la película señala tanto en niños como adultos, actitudes egoístas al límite de la morbosidad y con una dosis de violencia subterránea que admite lecturas subrepticias lejos de toda ingenuidad.

Una de las más fallidas y peores películas de Tim Burton, a la que parte de la crítica absurdamente ensalza, por cuanto resulta practicamente una autoparodia involuntaria de su cine abigarrado, mágico, surreal y tenebrista con ese toque de "fantastique" añejo e infantilismo cercano.
Burton ha creado en base a ello una filmografía irregular pero muy sólida, con títulos muy brillantes y momentos memorables.
Sin embargo, aquí obtiene un producto erróneo y errático, francamente superficial y desacertado, empezando por un Johnny Depp caricaturesco que parece el "alter ego" de Michael Jackson (y no quisiera se sacasen fáciles connotaciones pedófilas de lo más asquerosas). Todo pese al interesante punto de partida mágico/surrealista que le da el cuento original de John Dahl.

He salido encantado de ver la película. Tim Burton ha cogido una vieja historia le ha dado un aire nuevo y le ha imprimido su sello y su estética particular. Quizás para quienes no hayan visto la original resulte una película un tanto extraña, pero es una obra genial.

Johnny Depp esta correctísimo en su interpretación, y elegir a Christopher Lee para el papel del padre de Wonka ha sido un acierto. En general el reparto es acertadísimo y ninguno de los actores defrauda en absoluto.

Además da gusto que todavía se puedan ver películas que enseñen a los niños los verdaderos valores.