La maison en petits cubes (C)

Todavía me cuesta creerlo ahora, pero es verdad: los 12 minutos de puro cine que dura esta pequeña metáfora visual de dibujos animados sin diálogo me han emocionado y hecho pensar más que muchos aplaudidos y decepcionantes largometrajes "de prestigio" que he visto.

"La maison en petits cubes" nos muestra la vida que levantamos día a día y que al mismo tiempo va quedándose sumergida bajo el mar del olvido, en el que nos ahogaremos sin remedio en cuanto dejemos de construirla.

Pero a veces se producen pequeños momentos mágicos que nos dan la oportunidad de revivir el pasado, zambulléndonos en él. Estos momentos los puede provocar cualquier acción u objeto aparentemente insignificante: comer una magdalena, un plato de ratatouille o, en este caso, la caída de una pipa de fumar.

¡No os la perdáis!

Los cortos que acarician el sentimiento con la yema de los dedos, y que lo hacen con delicado desgarro, dejan huella pese a su corta duración. La originalidad es un ingrediente incluido que los conduce a lo sublime, para que veamos qué maravillas se pueden contener en tan breve espacio.
Y en realidad no son otra cosa que pequeños relatos sobre la alegría y el sufrimiento de estar aquí.
El modo en que la vida de una persona va quedando atrás, década tras década, sumergida en el océano de la memoria, es materializado alegóricamente. Una hermosa y melancólica metáfora es la casa inundada y reconstruida cada vez más arriba, teniendo que abandonar cada nivel cuando el agua sube y hace impracticable la vivienda actual. El anciano ha fabricado desde su infancia casita tras casita, siempre sobre el tejado de la anterior, la última siempre algo más pequeña a medida que la soledad encoge el entorno del hombre que se empequeñece, que mengua acompañado de los fantasmas de los que se fueron, los únicos que ya podrán acompañarle en la subida hacia el ocaso, hasta que el océano se trague lo poquito que le queda y la casa no siga ascendiendo.
Y abajo quedan todos los niveles, toda la vida, y el dolor de haber vivido es el comensal que brinda con el anciano, sentado en la otra silla.

Creo que si los seres humanos no supiéramos nada acerca de que nuestro destino es la muerte, seríamos felices, o al menos algo parecido. Si algo nos diferencia de los animales (creo que en todo son superiores a nosotros), es la conciencia de finitud, la certidumbre de la muerte; en definitiva es lo único que sabemos que no fallará. Nada tenemos asegurado, salvo esto; ni el advenimiento del amor, ni la prosperidad económica, ni el cumplimiento de algunos de nuestros sueños, ni la buena salud; sólo sabemos que tenemos fecha de vencimiento. La melancolía es eso, ni más ni menos; es el saber o intuir los minutos, las horas que nos quedan, a nosotros o a nuestros seres amados; y así, los recuerdos se agolpan unos a otros, y nos bloquean y no nos permiten disfrutar del presente, ya que estamos constantemente atrapados entre los recuerdos del pasado, siempre dulcificados y falseados por la nostalgia y el ilusorio concepto del futuro en donde ya estaremos sin nuestros padres, con nuestros hijos mayores y nosotros cerca del final; según Giovanni Papini, el futuro es una ilusión, un engaño, es el "Espejo que huye"; es decir, que el futuro de hoy es mañana, pero el futuro de mañana será pasado, y así sucesivamente, sin poder alcanzarlo jamás.

Lo unico que quiero decir de este cortometraje:

Veanlo.

He visto mas cortometrajes, pero este, junto con Vincent, es de los mejores de mi vida.

Me enteré de la existencia de este cortometraje a través precisamente de esta página y, viendo las críticas recibidas, lo primero que hice fue buscarlo para verlo enseguida. Recuerdo que pensaba que, después de haber leído las críticas, mis expectativas iban a ser tan altas que no iba a ser capaz de disfrutar el corto como si lo hubiera encontrado por casualidad. Pues bien, sólo decir antes de que pasarán 5 minutos ya estaba llorando desconsoladamente, pero con una sonrisa en los labios. Es el mejor cortometraje que he visto nunca, una maravilla que me ha emocionado y hecho reflexionar más que casi cualquier largometraje. No hace falta decir más, hay que verlo y punto.