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Dead Man’s Shoes

Drama. Thriller Richard (Paddy Considine) siempre fue protector con su hermano menor Anthony (Toby Kebbell), un joven algo corto. Pero cuando Richard abandona el pueblo para unirse al ejército, Anthony cae bajo la influencia de Sonny (Gary Stretch), un traficante de drogas... (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
27 de marzo de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí la perfecta demostración de como sacar provecho de un paupérrimo presupuesto para dar vida a una buena película, una historia de venganza con un humor tarantiniano a ratos. Una pelicula sin muchos recursos, pero bien utilizados, con la fuerza arrolladora de las cosas bien hechas.
Es sorprendente ver como escenas y situaciones que podrían resultar ser ridículas, aquí encajan con el tono necesario de cada momento exacto de la película y acaban convirtiéndose en cómicas, pero en el buen sentido de la palabra. Así por ejemplo, podemos ver a ese grupo de pobres diablos, a los que les espera lo suyo y lo del ingles a la vuelta de la esquina, dirigiéndose a la caza del hermano en ese cuatro latas decorado con un gusto exquisito. Sin mencionar cuando uno de ellos anda explicando su visión del elefante, memorable.
La banda sonora va arropando acertadamente toda la película, todo cobra más vida, convirtiéndose en un alegato rotundo de sencillez, donde radica la belleza del film.
No debe ser gratuito que aparezca en la pared de uno de los agujeros en los que viven las cucarachas, que busca exterminar el protagonista, la imagen de Tony Montana. Casi como icono religioso de una panda de malas imitaciones, malos de saldo, arrastrados de barriada. Por eso la cutrez intrínseca que conlleva el ver a un grupo de abrazafarolas atrincherados, esperando el juicio final, armados con katanas, mini ballestas y cuchillos dignos de formar parte del muestrario del vendedor de artículos de coña de Top secret, es algo que no desentona, es más, le da un realismo inesperado y bienvenido.
La verdad, no es fácil emplear tan pocos medios de manera tan acertada. Encima cuenta con un protagonista, Paddy Considine, que no solo da el pego en su rol de hermano vengador, incluso y perdonen la expresión, acojona.
Y encima el final no decepciona, a veces pasa eso, pero esta no es una de esas veces.
JVMarq
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13 de abril de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película con una idea general fuerte que mantiene el interés de principio a fin al no estar contada de manera lineal, donde la trama al final cobra un carácter aún más dramático con cierto giro que bien puede criticársele el recurrir al golpe bajo aunque no deja de ser efectivo al dar un toque contundente y memorable, más allá del interesante final del protagonista el cual está muy interpretado por Paddy Considine, y muy bien acompañado por Toby Kebbell, quien aunque tiene poca exposición en pantalla logra hacer un gran papel.

El guión es en general bastante sólido y desarrollado de una forma muy auténtica y realista, sin caer en lugares comunes y dando a todos los personajes un propósito sólido en la trama logrando transmitir simpatía por quien pasa de ser victimario a víctima aunque sin profundizar demasiado en el dilema moral que la historia plantea.

Del lado negativo algún detalle argumental poco claro y secuencias entre escenas algo largas que aligeran la intensidad. En general un concepto no demasiado novedoso pero muy bien logrado.
mikealeks
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4 de mayo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shane Meadows se ha convertido en los últimos años en toda una referencia en lo que a cine independiente británico se refiere, no sólo por su buen hacer detrás de las cámaras; sino también, por saber exprimir al máximo los medios a su alcance, para hacer películas que siempre consiguen dar esa vuelta de tuerca más a la historia para alcanzar un resultado que no suele dejar indiferente. Dead man´s shoes consigue dar forma a unos elementos que no son nuevos en absoluto, pero logran crear una propuesta con alma propia; intrigante e inesperada a partes iguales.

Pocos cineastas pueden presumir de ser capaces de suplir la falta de medios técnicos y recursos económicos, con imaginación y buenas maneras tras la cámara. Si bien es cierto, la película que nos ocupa cuenta con algún punto negativo; como pueden ser, ciertas reacciones de los personajes y situaciones, se muestran inverosímiles, en pos del desarrollo de la trama. Es cierto que en el momento del visionado es un hecho al que no se presta demasiada atención; ya que el buen ritmo, la cuidada puesta en escena, la buena fotografía y apropiada banda sonora mantienen al espectador disfrutando de lo que se ve en pantalla, sin prestar mayor atención a los defectos que posee.

La historia se va desenmarañando poco a poco, sin prisas, dando cada vez un paso más en su desarrollo, para guiar la trama hacia un giro de guión final coherente y acertado, no tomando al espectador por idiota. El conjunto es sólido, también en parte por el trabajo de su reparto; el cual, pese a que se le notan carencias, consigue resultar solvente en líneas generales. Tal vez en esto tenga que ver que el protagonista principal, Paddy Considine es también uno de los guionistas, consiguiendo una interpretación coherente con la visión global que busca la dirección en el desarrollo de las situaciones.

Definitivamente, resulta una buena película, por desgracia muy poco conocida en nuestras fronteras; pero, sin duda merece la pena. Por otra parte, no he comentado nada en relación al argumento de la cinta; porque en mi opinión, es uno de esos films que resultan mucho más atrayentes si se desconocen los detalles que conforman su trama.
riuk
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4 de enero de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shane Meadows es el loco más interesante con que cuenta el cine británico, en las antípodas del preciosismo de Joe Wright, cercano, aunque muy diferente, a un Mike Leagh o a un Ken Loach. Sus producciones más destacadas “This is England” (2006) -de la que surgiría un ramillete de sucesivas series televisivas de enorme éxito- o “Somers town” (2008), protagonizadas por su actor fetiche, el adolescente Thomas Turgoose, confirmaron que estamos ante una voz enormemente original, lo que reafirma la permanente buena salud del cine británico.

Como tantos directores británicos de fuste desde los años 40 (podríamos remontarnos a Charles Crichton o Basil Dearden por citar sólo dos nombres y no aburrir al lector) es deudor de un cine realista, nacido de su inicial trabajo como documentalista para la televisión. Meadows mezcla, en el marco naturalista de las típicas comedias británicas de los 90, un argumento de película de terror adolescente con algo de cine de spaghetti western y samuráis, para inundar de mala baba esta sencilla historia de una venganza sostenida, de cuya razón nos va dando poco a poco sus pistas y justificaciones.

El director británico nos ofrece el impresionante retrato social de unos mindundis, lo que le sirve para hablar de la banalidad de la violencia cotidiana en una película subversiva, impregnada de la sencilla poesía del horror, trágica, cómica e irónica a un tiempo, a ratos fascinante pero embadurnada de un fatalismo y una tensión estupefacientes. Sin fuegos de artificio, sin estridencias ni espectacularidad, con una refrescante transparencia a contracorriente de las modas del barroquismo asiático, tipo Park Chan-Wook o sobrevalorados directores de igual pelaje, un originalísimo uso de la música en forma de canciones –incluido el miserere de Arvo Pärt- y el protagonismo inquietante, cotidiano y aterrador, de Paddy Considine, coguionista de esta joya del cine de terror social, Meadows consigue una película que difícilmente nos dejará indiferentes.

Distinta.
Gould
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28 de diciembre de 2010
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Evaluando los medios que despliega esta producción, que son cero, cabe destacar el buen ejercicio cinematográfico que desenvuelve el director.
Teniendo la sensación constante, durante el visionado, de que ha rodado la peli con sus amiguetes, en su pueblo, y en las casa de los colegas, hay que reconocerle, la dignidad de este film.
Aun si bien, en los dos primeros tercios del film, no he parado de acordarme de Charles Bronson y sus periplos justicieros, la última media hora ofrece, lo mejor del esfuerzo del director, para facturar una obra, a base de imaginación.
Buenos planos, flashbacks, y juegos de cámara para las conversaciones cara a cara, especialmente en ese último tramo, dejan la certeza de que ahí hay un buen cineasta.
Una música, bien escogida, cala de modo estupendo en las imágenes que acompaña.
Dado el presupuesto plasmado en el film, no cabe esperar un peliculón ni mucho menos.
Mas bien una peliculilla, mas bien floja. De las que no querremos ver por segunda vez, nunca mas, ni aunque la pongan en TV.
Pero, el cinéfilo observador, que disfruta comprobando como el ingenio cubre la falta de medios, para ofrecer un espectáculo llevadero, le encontrara su disfrute.
Realmente no ofrece nada nuevo, todos los recursos arguméntales, ya han sido usados infinidad de veces.
La mayor gracia de este film reside, en que se ha hecho con cuatro chavos.
installer33
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