Bastardos sin gloria

En pocas películas es tan importante el nombre de su director como su titulo (Tanto en el sentido más halagador como en el irónico).

Antes de comenzar aclararé; me encanta Tarantino.

Me gustan sus diálogos enrevesados, su violencia, sus homenajes y parodias al cine, sus complejos personajes con una fuerza arrolladora y su soberbia e incomparable dirección...

Pero; eso no significa que me vaya a tragar cualquier mierda simplemente porqué lleve el sello QT... una cosa es ser un admirador y otra muy distinta un fanático sin criterio... digo esto porque con respecto al cine de Tarantino parece haber una eterna lucha entre defensores acérrimos y arribistas vilipendiadores. Pues no soy yo, ni lo uno, ni lo otro.

Y vamos con la primera regla indiscutible: Tarantino tiene TALENTO... te guste o no lo que haga, aunque tenga un montón de defectos y aunque pegue algún que otro patinazo, creo que es algo evidente.

Dicho esto, para mí y por meritos propios, ninguna película de QT baja del 7 u 8 en una escala de 10... No todas son obras maestras, pero ninguna podrá recibir el calificativo de mediocre.

Y matízo:

10: Pulp Fiction y Kill Bill.
9: Jackie Brown, Inglorious Bastards y Reservoir Dogs
8: Four Rooms y Death Proof

Ese es mi criterio.

Disculpando el extenso inciso y ciñéndome de una vez a la película que ocupa esta crítica:

Inglorious Bastards no me ha decepcionado.

Es una muy buena película que en general no decepcionará a los que disfruten de este tipo de cine ( a los que nunca les haya gustado QT obviamente seguirá sin gustarle).

La dirección como siempre es maravillosa al igual que su banda sonora (estos dos aspectos son una constante), el guión no es del todo perfecto, tiene algunas lagunas y algunos diálogos no son todo lo "intensos" o audaces como cabría esperar, pero en general es bueno y no defrauda.
Puesta en escena, vestuario, montaje y demás de 10, absolutamente perfecto.

En cuanto al reparto; Los que hayáis oído antes de verla, como yo, que Christoph Waltz se sale, no estáis equivocados; Christoph Waltz eclipsa al resto en cualquier escena que aparezca y está SOBERBIO. Grandísima y original interpretación.
Brad Pitt no está nada mal, tiene varios momentos brillantes y en general consigue una interpretación coherente y entretenida. El resto de Bastardos son una pasada, y actores como Diane Kruger o Daniel Brühl están más que correctos.

Y luego tenemos los guiños a los fans y sus anteriores películas... música de Kill Bill, planos a lo Reservoir Dogs con cámara giratoria (algo que ya ha repetido) o la estructura de narración por capítulos de Kill Bill, son pequeños detalles que se agradecen.

SIGO EN SPOILER (No revelo nada).

Supongo que reprobamos unánimemente el comportamiento de los soldados nazis por el hecho de que no sabían distinguir entre el bien y el mal en su actitud hacia los judíos en particular, y las poblaciones en las que entraban, torturando, saqueando, violando, matando y vejando a cuantos se encontraban por delante. Creo que todo eso, más que la ideología de su jefe o la de ellos mismos, es lo que la historia ha terminado censurando. En cualquier constitución de cualquier país mínimamente democrático hay una condena taxativa de todas estas prácticas ignominiosas. Pues bien, Tarantino, vuelve a proponernos una obra cinematográfica en la que el exceso visual y el culto a la violencia son la fuente principal de inspiración.

En ellas, el ser humano es una marioneta. Su vida, una realidad sin valor. Su sangre, un bello color esparcido por el suelo.

Me cuesta entender cómo una sala cinematográfica, integrada por espectadores que no me parecen especialmente incultos y proclives a la violencia, se muere de risa con una banda de “malditos bastardos”, asesinan sin piedad, le cortan el cuero cabelludo y torturan salvajemente a unos soldados nazis a los que han hecho prisioneros. Es decir, que hacen exactamente lo mismo que lo que nosotros ahora les acusamos de hacer.

De nada me vale que Tarantino sepa hacer cine, que construya bien las escenas, que dirija bien a los actores, que haya creado un lenguaje reconocible en cuanto a sus procedimientos, que termina siendo eficaz e incluso brillante y atractivo. Hay algo que me chirría desde siempre: su absoluta amoralidad.

Esta película, con la perfecta excusa de que se mofa de los nazis y conecta así con una especie de inconsciente colectivo sediento de una especie de "justa venganza", se erige como un manifiesto de la crueldad, la desproporción y la ausencia de valores humanistas y democráticos en los que las palabras respeto, vida y dignidad significan algo importante.

El motor del nuevo film de Quentin Tarantino: la venganza.

Consagrado ya tema recurrente entre sus obras, la venganza obsesiva y violenta se convierte en Malditos bastardos en una auténtica represalia personal de Tarantino. Si ya en sus dos películas anteriores se personificaba en la figura de Beatrix Kiddo, magistralmente interpretada por Uma Thurman en Kill Bill, y en las jóvenes vengadoras del sexo femenino en Death Proof, su nuevo film, que nos traslada a la Francia ocupada por los nazis durante la II Guerra Mundial, no se ha elevado como una excepción.
Encontramos dos líneas de personificación distintas mediante las cuales Tarantino se ha vengado de la mismísima historia. Por un lado, la jovencísima francesa Mélanie Laurent, encarnando a Shosanna Dreyfus, una judía cuyo pasado alimentará su encarnizada lucha contra el régimen nazi. Y por otro los malditos bastardos, que dan nombre al film, capitaneados por el teatral Aldo, “El Apache”, Raine (Brad Pitt).
Al margen de este hilo conductor, cabría destacar la admirable interpretación llevada a cabo por el actor Christoph Walt, que da vida al apodado “el cazador de judíos”, el coronel Hans Landa, de refinados modales pero de mente fría, calculadora y letal.
Christoph Walt logra, con un talento impecable, hacer justicia al propósito del director de ridiculizar a los nazis, mediante la perfecta combinación entre personajes risibles y jocosos y astutos movimientos de cámara.
Con el tiempo, Tarantino ha desarrollado unas constantes que se reiteran en sus films, y que no podían faltar en Malditos Bastardos.
La ingeniosa maestría de los diálogos es el resultado de la conjunción de la mente y la mano del director. La causa: la equilibrada armonía entre una historia de creación propia, sin ningún rigor histórico, plasmada en perspicaces coloquios, y una rica y estética composición de la imagen.
En este sentido juega también un papel importante la elección inmejorable de la banda sonora. Se trata de un recopilatorio de canciones, de distintos artistas, utilizadas anteriormente como bandas sonoras de otros films. Un 10 para Morricone por crear esta fabulosa mezcla entre los primeros acordes del ‘Para Elisa’ de Beethoven y las guitarras españolas.
Otra marca “made in Tarantino”: la división del film en cinco capítulos diferenciados por títulos particulares, entre los que se ocultan un conglomerado de relatos paralelos. El aparente caos provocado por la abundancia de contenidos se torna en pura organización mental gracias a esta personal afición de otorgar a sus películas un esquema literario.

“¿Sabéis algo…? Creo que esta será su obra maestra.”

Película floja y repetitiva del encumbrado Tarantino. Que conste que me han gustado muchas películas suyas (sobre todo Pulp Fiction) pero esta..., esta no me la trago. Quizás me guste demasiado el cine clásico y la veracidad histórica, pero no es esa la razón por la que me ha decepcionado esta película.

Simplemente no funciona. Los personajes son, en su mayoría, planos y están poco desarollados. El guión aunque pueda resultar original en un principio, (judíos con "un par" que se infiltran entre nazis para ajustarles las cuentas) no termina de arrancar, ya que matan poco y mal con muchos fuegos de artificio y mucha tontería. No funciona tampoco el ritmo, por momentos la película llega a aburrir y la historia se hace muy previsible y absurda, sobrecargada innecesariamente. Además, huele a más de lo mismo. Dicen que tiene algo de Spaghetti Western..., no lo veo claro, falta suspense, falta suciedad y faltan tipos duros de verdad. Y, lo peor, ni siquiera funciona la banda sonora, que ya es decir tratándose de una peli de Tarantino. No sé, no me ha gustado y punto. Creo que últimamente Tarantino nos está tomando el pelo a todos y cree que vamos a comulgar con ruedas de molino, pero esta no cuela.

Por salvar algo de este despropósito, diría que Christoph Waltz. En mi opinión su personaje es el más interesante y mejor desarollado y la interpretación de este actor semidesconocido (para mi) no va a la zaga. También me ha gustado bastante la primera historia, está muy bien rodada con giros de cámara y planos picados realmente bellos. En ella la tensión es palpable y el diálogo no desmerece. Creo que es lo mejor de la película. Lástima que Tarantino no siguiera por ahí. Así podría haber soportado e incluso disfrutado los excesos propios de su cine, como he hecho otras veces. Pero nada, ahí muere todo. Otro punto a favor es el vestuario, excelente como siempre. Pero poco más, mejor ahórrense el dinero y no pierdan el tiempo con ella. No pasará a la historia. Aunque seguro que irán a verla, es lo que tiene Tarantino.

Tarantino se mete en un mundo que no domina y se nota. La película es superficial, anacrónica en los personajes, me explico, parece como si cogieras unos individuos del Bronx de finales del siglo XX y los llevaras a la Francia de principios de la segunda guerra mundial.

Brad Pitt está fatal, su personaje es de chiste y conste que sin ser mujer me gusta mucho este actor.

El guión (uno de los fuertes de Tarantino) es malo, carece de credibilidad con unos malos esperpénticos y unos buenos surrealistas. En definitiva, para olvidar.