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Iván el terrible, parte 2

Drama Rusia, siglo XVI. Segunda parte: Iván el Terrible vuelve a Moscú, donde los boyardos (nobles terratenientes rusos) siguen conspirando contra él y consiguen incluso el apoyo de la tía del Zar, que quiere ver a su hijo (un incapacitado mental) sentado en el trono y convertido en cabeza de la Iglesia rusa, la cual, mientras tanto, acusa a Iván de herejía. Pero el Zar se adelanta al complot urdido contra él y elimina a sus enemigos con ... [+]
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
18 de febrero de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda parte de la joya del cine que comienza en la Parte I y continúa con las intrigas de los boyardos y la traición de algunos de los amigos del personaje del título, con la constancia de la perversa actividad de la tía
boyarda, Efrosinia Staritskaya (Serafima Birman), verdadera encarnación del mal y obsesionada con colocar en el trono en lugar de Iván (otra vez el notable Nicolai Cherkasov), al propio hijo de ella, Vladimir Andreievich Staritsky (Pavel Kadochnikov) y que obviamente ni sirve para eso ni tiene ganas de semejante ocupación. Hay menos movimientos de ojos (ver comentario 1ª parte) y más espectáculo, incluyendo algo de humor negro, un "flashback" a la niñez de Iván (Erik Pyryev) y una fiesta muy alegre con danzas al estilo cosaco para terminar, con un color rosado que sorprende. Alucinantes escenarios, pinturas, vestuario, actuaciones y música, como en una ópera. Probablemente hubiéramos visto en la 3ª parte mucho de lo "terrible" de Iván, pues queda mucho por contar
Leonel
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2 de noviembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iván el Terrible es una película en dos partes sobre Iván IV de Rusia dirigida por Sergéi Eisenstein. La primera parte se estrenó en 1944 pero la segunda parte no se pudo estrenar hasta 1958 debido a la censura política. En principio debía ser una trilogía, pero Eisenstein murió antes de terminar el rodaje de la última parte.

Nos encontramos ante una obra grandiosa en todos los sentidos cinematográficos, que en términos de estilo visual y logros formales resulta insuperable. La sublime y milimétrica puesta en escena permite a Eisenstein mostrar su portentosa capacidad expresionista, sólo comparable con la de Orson Welles.

Respecto a la imagen, lo primero que debemos comentar es la cámara. La cámara apenas se mueve, es decir, no hay casi travelling, y la acción fluye a través de un magnífico montaje como es de esperar en la obra de Eisenstein, alguien que revolucionó el mundo del montaje de películas.

El film está lleno de planos antológicos, destacando el uso de primeros y primerísimos planos, donde las miradas juegan un papel fundamental y que le ayudan a transmitir una mayor expresividad sin necesidad de palabras. Uno de estos que impacta bastante al espectador es el primer plano de Iván de perfil con un fondo de nieve con personas marchando en hilera sobre él o en la coronación la mirada que Iván hecha de reojo sobre los Boyardos dando a entender que él ya sospecha de ellos.

El juego de sombras también es muy impactante para mostrar la soledad del zar o su poder. Una escena clave es la sombra en la pared de Iván cuando decide ayudar a Isabel de Inglaterra, que mientras dice: “Así se mostrará el poder del zar”, en la imagen vemos la sombra de este se proyecta sobre la pared del fondo junto a la sombra de una esfera armilar, como si fuera el soberano del mundo.

Respecto a la interpretación, volvemos a ver una interpretación exagerada por parte de los actores, en especial de Nikolai Cerkassov, el zar Iván, al que también recordaremos por la película también de Eisenstein Alexander Nevski (1938). Si comparamos las dos actuaciones de este mismo actor en las dos películas, encontramos una mayor expresividad en esta segunda con quizás demasiada exageración en algunos momentos como cuando levanta el puñal con el emisario de Kazán. Posiblemente este hecho se deba a una influencia del teatro chino y del Kabuki japonés.

Una mención especial se merece la fotografía de Eduard Tissé y Andrei Moskvin.
Por último, una mención especial se merecen la banda sonora compuesta por Sergéi Prokófiev, habitual de Eisenstein; y el sonido ambiente que crean ambientes impactantes junto con la banda sonora como es el sonido de las campanas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
XBMediavilla
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7 de noviembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De cuando era niño, Iván IV Vasilievich, guardaba muy duros recuerdos que lo dejarían marcado para siempre con un profundo odio hacia los boyardos (nobles y terratenientes que No pagaban tributo al Estado y vivían con la mayor autonomía): Se apoderaban de las tierras, de las viviendas… y esto incluyó las propiedades de un tío suyo. Asesinaron a los amigos de su padre; envenenaron a su madre, y a su familia la pusieron a vivir como pordioseros haciéndoles pasar frío y hambre.

Cuando ya era Zar de todas las Rusias, los boyardos le hicieron la guerra a Iván, dispuestos a arrebatarle el poder; envenenaron también a su esposa Anastasia en su empeño de separarlos… y se sirvieron de su perversa y ambiciosa tía, Efrosinia, para conspirar contra él.

Esta sería la explicación concreta para el ataque frontal que, Iván “el temido” (o el terrible), emprendería contra “la nobleza”, y los resultados vamos a verlos debidamente ilustrarlos en “IVÁN EL TERRIBLE Parte 2: La Conjura de los Boyardos”.

Esta vez, por razones que surgen de los teatrinos en que suelen convertirse las más perversas toldas políticas (en este caso la de los boyardos), el director va a agudizar la caricaturesca teatralidad que ya había sugerido en algunos momentos de la primera parte, y recreará, también, un ambiente lleno de sombras donde el mal cunde por todas las paredes del ahora convertido en un tétrico palacio, más, cuando el zar se anima a instituir la Opríchnina (Опри́чнина), una guardia personal de su absoluta confianza y de rotunda obediencia, con la cual planeará darle jaque mate a la conspiración boyarda.

Cuando, Sergei Eisenstein, terminó la película y la entregó, luego de editarla, a comienzos de 1946, durante la celebración de tal evento, y debido quizás al agotamiento que le causara el rodaje, sufrió un paro cardíaco que lo tuvo hospitalizado durante varios días. Ocurrió, entonces, que se organizó una exhibición privada para el líder soviético Iósif Stalin… y éste salió, luego, airado de la sala, quizás porque comprendió, enseguida, que la historia de la película muchos la asociarían con la tajante eliminación que él mismo había promovido contra los considerados traidores al régimen.

Sin embargo, el Comité Central del Partido Comunista Soviético, emitió un comunicado con el que la película quedaba prohibida para su exhibición, y en un aparte, decía cosas como éstas: “Se muestra a la guardia del zar Iván como una banda de degenerados al estilo del Ku Klux Klan, y al propio Iván, quien fuera fuerte y de recio carácter, se le hace lucir débil e indeciso como Hamlet”.

Extrañamente, tras un encuentro secreto con el propio Stalin, a Eisenstein le fue autorizada la filmación de la parte 3 de “IVÁN EL TERRIBLE” y seguramente se llegó a algún acuerdo para suavizar la segunda -hecho que puede explicarse en su corta duración-, pero, alguien objetó definitivamente su exhibición… y la película permaneció embodegada hasta 1958, cuando Nikita Jrushchov sellaría su autorización.

No obstante, tras el infarto que sufriera Eisenstein, su salud siguió bastante deteriorada y aunque a veces se hablaba de proseguir el proyecto, éste se posponía una y otra vez… y el genial director tuvo que dedicarse a enseñar y a escribir ensayos teóricos sobre el montaje y otros temas cinematográficos… hasta que, en la mañana del 11 de febrero de 1948, un nuevo infarto terminaría con su vida mientras se hallaba en el escritorio de su biblioteca.

“IVÁN EL TERRIBLE Parte 2”, no resultó tan eficaz como la primera parte. Los insertos procesados con Agfa color, no favorecen para nada al filme, y la teatralidad tiene su momento en que resulta empalagosa. Sin embargo, hay situaciones de una gran vitalidad narrativa (la escena de Iván adolescente con el decano de los boyardos o la del atentado que asume Volynets, resultan de un alto impacto); algunas composiciones de imágenes son arte puro; y las actuaciones de Nikolai Cherkasov (Iván), Andrei Abrikosov (Kolychev, el príncipe de la iglesia)… y sobre todo, la de Serafima Birman como la siniestra Efrosinia Staristkaya, son para la eterna memoria.

Respecto a la pregunta que se hace el manipulado Vladimir: “¿Qué tiene de placentero ser zar?”, la respuesta es fácil: Muchas cosas, siempre que se disponga del poder para elevar la calidad de vida y dignificar la existencia de los que nada tienen.

Título para Latinoamérica: IVÁN EL TERRIBLE 2: La Conspiración de los Boyardos
Luis Guillermo Cardona
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9 de julio de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda parte de una película concebida como trilogía, iba a dar un giro hacia el exceso, mostrando al zar Ivan, ya en plena madurez, pero terriblemente sólo, debido a las múltiples conjuras que se van tejiendo a su alrededor.

Este exceso de desconfianza acaba afectando física y mentalmente al protagonista, y aunque tiene a la razón de estado de su lado, el film en ocasiones parece cuestionar las ejecuciones a que se ve obligado a realizar para castigar las conjuras. Incluso el propio protagonista se llega a preguntar si se ha mostrado excesivamente arbitrario y cruel.

El film parece querer idenfificar, desde el pasado, las figuras de Ivan y de Stalin, el cual para mantenerse en el poder realizó varias depuraciones del partido. Lógicamente el film no fue del agrado del dictador soviético, ya que Eisenstein no se preocupó en ocultar o suavizar la identificación con el personaje histórico (de hecho la segunda parte no se pudo estrenar hasta pasados 10 años de la muerte de Stalin).

A pesar que esta segunda parte se hace bastante más larga, el conjunto del film es una verdadera lección de cine que Eisenstein nos legó, o mejor dicho legó al cine en general. Sería un verdadero crimen perderse esta genial obra.
manulynk
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24 de abril de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras las decepciones sufridas a comienzos de los años treinta por Eisenstein en los USA, México y su propia Rusia, en que sus obras no llegaron a buen término, el director se refugia en la historia de su país. Primero con un film sobre el héroe nacional del siglo XIII Alexander Nevsky y dado su éxito (premio Stalin) se lanza a la trilogía sobre Iván El Terrible (siglo XVI). en plena guerra mundial.
A Eisenstein se le controlaba y no era muy de fiar para Stalin, aunque sabía que su talento podía ser muy útil como propaganda. La primera entrega fue una maravilla artística que también se hizo con el premio Stalin y que ya hemos comentado. En los siguientes dos años terminó la segunda, pero en este caso cambiando el enfoque. Ya no eran tanto los hechos y situaciones históricas, sino el propio Iván y sus contradicciones internas, sus demonios personales, su odio acumulado desde la infancia a los boyardos que venían manipulándolo e incluso asesinaron a su madre, sus dudas con la religión... Enfoque que no interesaba a un poder en el que se podía ver reflejado el propio Stalin y que no mostraba al valedor del nacionalismo centralista ruso como alguien equilibrado. Se convocó una reunión en el Kremlin en Febrero del 47 (Stalin vs. Esinstein. cineforever.com) al mas alto nivel con el director, que ya se las veía venir y el protagonista Nikolai Cherkasov. La película no se estrenó y la tercera parte se canceló. Al año siguiente Eisenstein falleció.
Hubo que esperar al 58, (Stalin murió en el 53) para que pudiera estrenarse.
El genio del montaje no pudo participar en el montaje final y se nota. A mi juicio y a pesar de grande momentos y la visión más trágica y shakesperiana de la bestia parda que en realidad fue el personaje, la cosa no es tan redonda como la primera entrega, el ritmo es desigual, se abusa de primeros planos y uno tiene la sensación que consciente de lo que se le venía encima, Einsestein se dedica en buena parte a experimentar y no solo con la parte coloreada gracias a los rollos de películas Agfa que les incautaron a los alemanes. Al teatro Kabuki y la teatralidad en general se incorpora un concepto más operístico y la trama poco o nada desvela de las reformas territoriales (opríchnina) que impuso el Zar y el control despótico que ejerció su guardia personal popular, los temidos oprichniks, creando un régimen de terror que duró siete años.
Con todo y con ello Iván el Terrible en sus dos partes sigue siendo la obra de un genio del cine que se consagró haciendo de las masas anónimas su protagonista y terminó con una mirada personal al ser humano individual.
ELZIETE
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