Dillinger

En una sesión doble de John Milius junta a "Conan, el bárbaro", he vuelto a disfrutar de su mejor obra y la mejor versión que se ha hecho en cine del gangster John Dillinger.
Con menos medios que los que tuvo Michael Mann para sus "enemigos públicos" John Milius demuestra una maestría envidiable en su primera obra. Desgraciadamente como otras promesas de los setenta tipo John Landis o Walter Hill, su talento parece que se difuminó con los años.

Una puesta en escena depurada en recursos, con aparente estética descuidada y violencia extrema, se asemeja a obras de Roger Corman y a "La banda de los Grisson" de Robert Aldrich, pero en este caso está más a la altura del gran Sam Peckimpah en cuanto a calidad de la realización y montaje y a la poética violenta que desprenden sus imágenes.
Por otro lado Warren Oates nunca se ha parecido tanto a Humphrey Bogart, tanto físicamente como en su contundente presencia. El resto del reparto, impecable, en especial Ben Johnson, que se come los encuadres como muerde sus puros.
A reivindicar.

Le he puesto un 9 porque caracoles! me encantan las películas de gangsters de los 70 y ésta es de las más trepidantes y divertidas con un Warren Oates que roba cada plano en el que aparece. Vista retrospectivamente parece más una hagiografía de un individuo que otra cosa ya que personalmente no se le ve disparando a mucha gente (más bien a anónimos carteles en galerías de tiro) y que como presume actúa como Douglas Fairbanks (parece más un pirata romántico que un atracador) y hasta se parece a él como apunta su novieta. Realmente al Millius le iban bastante los antihéroes como Conan y aquí tenemos a un Conan con metralletas que se escabulle de los malos con placa como el propio Conan se escurría de los guardianes de comerciantes o reyes a los que había despojado de sus joyas.

Acompañando a Conan..Dillinger tenemos un plantel de personajes socarrones que no paran de decir frases lapidarias como para rebajar la tensión de sus fechorías (el diálogo para besugos de la gasolinera es un ejemplo) y que sin embargo se comportan como caballeros cuando la situación lo requiere. Contra la locuacidad y chulería tenemos la tranquilidad de un Ben Johnson que quizás no sería el más indicado para el papel ya que para empezar era físicamente opuesto al canijo de Purvis (el achaparrado Cristian Bale era más indicado para el papel como así fué en Enemigos Públicos) y su parsimonia parecía más pose que otra cosa.

Para acabar alabar la banda sonora del filme que nos mete de lleno en la era de la Gran Depresión y que remata perfecamente la factura setentera de la cinta que al parecer iba a rebufo de Bonnie and Clyde aunque no lo quisiera reconocer. Es bastante curioso como la crisis del petroleo, un acontecimiento un tanto fugaz, coincidió casi perfectamente con una explosión de películas basadas en la Gran Depresión y los bandidos o desfavorecidos que habitaban en ellas (El Golpe, Bailad bailad malditos, y otras tantas).

Sorprendentemente buena película de gánsteres de la época de la depresión. El reparto es sensacional, con un perfecto Warren Oates para el papel de Dillinger (se parece mucho más al personaje real que Johnny Depp), muy bien escoltado por Harry Dean Stanton, Richard Dreyfuss y perseguido de forma implacable por Ben Johnson como Melvin Purvis, el brazo fuerte de la ley.

Los puntos fuertes de “Dillinger” son, sin duda alguna, sus memorables y alucinantes escenas de acción, que además abundan bastante. Cada vez que Purvis enciende uno de los puros que le regaló su finado amigo, se empieza a poner la piel de gallina, ya que se sabe que lo que le proseguirá es una sobresaliente escena de acción. Un continuo toma y daca, donde se suceden atracos y detenciones (por no decir muertes) de los miembros de la banda. Un punto para los gánsteres, otro punto para el FBI, en una carrera del gato y el ratón que dejará perplejos a todos los amantes del cine de mafias y de acción. Escenas memorables, demasiadas como para atinar con todas, pero por ejemplo la de inicio, el final a la salida del cine, la conversación de Purvis con el niño que quiere ser Dillinger de mayor, y todas las escenas de acción. Digna de ser rescatada del olvido.

En mi opinión, ni por asomo. Es más, si cuando vi la versión reciente no me había gustado demasiado aún sin conocer el hecho que narraba la misma historia que esta película, ahora pudiendo hacer la comparación palidece aún más. La recuerdo como larga, fría y bastante sosa, especialmente al personaje de Melvin Purgis (Christian Bale) que no tiene ni la mitad del carisma proyectado aquí por el estupendo Ben Johnson, que, mostacho aparte, otra cosa por la que me recuerda al espíritu de Charles es el despiadado talante que despliega a la hora de perseguir criminales. No es solo eso por lo que 'Dillinger' se sitúa por encima de 'Enemigos públicos'. La de Milius narra la historia de tal manera que consigue que te metas en ella y que basicamente, te interese. A pesar de su duro carácter los personajes se le antojan cercanos al espectador y la dirección visceral es un gran punto a favor (me sorprendió la larguísima escena del tiroteo en el que la policía asediaba el refugio de la banda de Dillinger, las ejecuciones de gran impacto visual e incluso psicológico) mientras que la moderna estética de la otra película en ocasiones deja indiferente (aunque hay excepciones como el excepcional Stephen Graham, que además interpreta un personaje clavado al que hace en 'Boardwalk Empire'). Si bien tampoco es una película perfecta (le falta algo más de empaque a la historia, al fin y al cabo todo se reduce en idas y venidas de un lugar a otro y en tiroteos) las actuaciones son buenas, (Warren Oates sublime, con presencia y carácter, el hacer saber de su presencia en forma de incesante clamor acerca de quien era <<Soy John Dillinger!!>> me recuerda en cierto modo a la vehemencia contenida del rabioso y desolado Bennie en 'Quiero la cabeza de Alfredo García', despojado por la muerte de su amada Elita) los personajes tienen personalidad (me llama la atención que muchos al morir griten el nombre de sus novias, sabiendo que no pueden ayudarles en ese momento y ni siquiera están ahí) y en ningún momento no deja de ser interesante.

Después del estreno de “Enemigos Públicos” de Michael Mann, hay algunos que nos ha cogido las ganas de saber algo más de la figura de Dillinger, o que siempre estamos buscando nuevos films que traten el género gansteril, que tanto encanto posee.

He aquí la primera película del, a mí gusto, demasiado irregular John Milius, que con su debut en la gran pantalla también realizara su mejor largometraje. Antes que nos invadiera con su “Conan, El Bárbaro” hay que decir que Milius supo ejecutar con garra un discreto film con numerosos atributos sobre la vida de Dillinger, y de cómo fuera vencido por el policía del FBI, Melvyn Purvis, bajo las órdenes de su jefe, Edgar Hoover. Resulta bastante divertido y destacable que tanto el trabajo de Mann como el de Milius, se centren más en los intensos y más que logrados tiroteos y escenas de acción.

Sí que es cierto que el film sabe sujetarse por sí sólo, no le faltan atributos para que estemos ante un film interesante, pues hay que destacar la fuerte dualidad de Warren Oates (Dillinger) con su captor, Ben Johnson (Purvis). Es un film ameno y correcto, bastante entretenido. Pero también tiene sus rincones oscuros, hay personajes con una falta de carisma importante, se nota que hay personajes más atractivos que otros. La cinta de Milius también peca de ser algo inocentona en ciertos momentos, en su época estos defectos no debieron de ser reconocidos, pero el tiempo ha dejado huella, se nota la bajada de calidad, no está falta de ciertos altibajos.

No obstante, Millus quiso acercarse más al cine de acción, y no se puede negar que esa labor es llevada a cabo con absoluta solvencia. Sus escenas de acción con múltiples tiroteos y persecuciones de coches son abundantes, sangrientos y muy intensos, no se le pueden poner pega alguna, estay muy bien hechos, son intensos y muy entretenidos. Ya se demuestra que John Milius ha nacido para rodar escenas de acción, pero flojea demasiado en las escenas de transición, absolutamente necesarias, pero que no están ni muy bien rodadas y no transmiten nada. Consiguiendo nuestra distracción y nuestras ansias de que llegue pronto el próximo tiroteo.

Estas irregularidades hacen que estemos ante un film interesante, pero sólo correcto, es entretenido, y bastante interesante para los fans de las cintas de gánsteres o para aquellos que quieran saber más de John Dillinger. El resto mejor que se abstengan, pues hay opciones mucho mejores.