La mutación

A quienes somos amantes del género del ridículo, esta película cumple apenas con lo esperado. El esperpento, la parodia y el ridículo se presentan recién en el minuto 67. Porque todo el desarrollo del argumento (¿?) es contado con gran parsimonia, diálogos más que cutres (como dicen los españoles. berreta dirían los rioplatenses) y cierta lentitud exasperante. Es que el monstruo aquí ni siquiera es un animatronic, se trata de un doble con disfraz de peluche que rememora a nuestro querido Alf de los '80.

Ahora bien, el libreto y las actuaciones, por llamarlas de alguna manera, son bien funcionales a la diversión y desopilantes. Pero demoran mucho en cuajar. Es como el "hervido" español, el "estofado" latinoamericano o el "guiso” rioplatense que requieren de un tiempo considerable de cocción para obtener su explosivo sabor. Aquí hay que comerse 65 minutos hasta llegar al clímax de la diversión. Es justamente en este momento en que primero aparece la explicación (más que absurda) de toda la historia para culminar, bien al final, con un efecto especial... de esos que hay que ver sí o sí, de un bicho mitológico. Y que se nos presenta en el tráiler como algo recurrente y no especialmente puntual.

¿Actuaciones? Bueno, supongo que cada uno en el reparto recibió su cheque. Ojalá que todos ellos puedan lidiar con esa culpa y asuman que de algo hay que vivir. El libreto es, absolutamente, inclasificable.

De todas maneras, y a manera de un verdadero insulto para los eventuales y valientes lectores de esto, vale la pena verla, especialmente por los 15 minutos finales. Y, también claro, por el personaje de peluche que desde el principio nos acompaña. ¿Con qué número clasificar esto? Eso sí que es un desafío.