El árbol sin sombra

“El árbol sin sombra”. . . .
Sin duda, un título enigmático para una película enigmática. Realizada gracias a dinero privado y con un equipo técnico y artístico prácticamente desconocido ¿que es lo que puede dar de si?
Es de la mano de equipos de este tipo, de donde el cine español (y más el de género) puede sacar petroleo. Si bien, todavía están aprendiendo, pero desde luego no son de los últimos de la clase ni mucho menos.
Desde el principio, la cinta trata de alejarse de los clichés del género, para mostrarnos un fresco con los personajes principales bastante tridimensionales, desde luego nada parecido a lo que nos tienen acostumbrados películas semejantes.
Pero si que ha habido experimentos parecidos anteriormente y que siempre han caído en un exceso de calado psicológico perdiendo la oportunidad de mostrarnos la verdadera naturaleza humana, que recubierta de una ligera capa de normalidad, está más que dispuesta a saltar por los aires y llevarse por medio lo que sea con tal de poder ver la luz del sol aunque sea un día más.
En este caso, no se trata tanto de una transformación externa, como ocurre con los monstruos clásicos como los vampiros o el hombre lobo, si no interna. Aunque en el fondo, viene siendo exactamente igual, el volverse una bestia alejada de la humanidad.
Con esta idea, el film de Xavier Miralles nos pone frente a dos tipos bien diferentes de personas: las que tienen ansias por empezar a vivir una vida más o menos adulta, alejada de padres y empezando nuevas aventuras, contra aquellos que no piensan seguir viviendo según las normas de una sociedad que las ha marcado de manera tan negativa como profunda.
La rabia de estos personajes, que se encuentran en diferentes estadios de la adopción de su nueva naturaleza, contrasta con la alegría y el optimismo del grupo de amigos, que pronto se darán cuenta que hay mucho más de lo que sus padres les han contado. Existe todo un lado oscuro de la sociedad con la que ellos no habían tenido contacto, pero que no por eso deja de existir. Y escondiendo la cabeza como las avestruces, no va a desaparecer el problema. Ya se sabe que, si no puedes vencerlos, es mejor unirse a ellos, y aunque sea temporalmente dejar salir la bestia que todos llevamos dentro y que normalmente escondemos por que no tiene cabida en la sociedad, pero que llegado el momento liberamos, cual kraken, para que nos saque de apuros.
Dicho así, parece que la película va a estar preñada de sangre, gore y vísceras. Nada más lejos de la realidad y que hubiera significado una vuelta a las metáforas más burdas del cine de género. Esta cinta explora todo aquello que damos por supuesto, que la integridad moral del héroe siempre permanece intacta, pero que en realidad es lo más frágil de cada uno de nosotros. Naturalmente, un ejercicio de esa magnitud requiere de unos personajes muy bien calibrados y con volumen, tanto de un lado como de otro de esa linea imaginaría que la sociedad denomina como “lo correcto”, aparte del acertado uso la cámara más que como frontera, como nexo entre personajes y espectador.
La caracterización de personajes, lejos de usar diálogos densos, metidos con calzador y que ralentizarían la trama, se consigue una fluidez inusual a través del fundido en negro y la voz en off de los personajes contándonos, no ya sus sueños metafóricos, como los tenemos todos, si no los sueños reales que tienen y que ayudan a describir la psicología de los personajes en pocas palabras.
Pero no todo el monte es orégano. Durante, aproximadamente, su primer tercio, la película no tiene el ritmo que despliega sobre todo a partir de su parte media, que está rodada con oficio y te mete de lleno en el conflicto de los personajes. Además, como he visto pocas veces, sabe usar la música más que como aviso de que algo va a ocurrir, como repecho del espectador, que lo necesita para no apartar la mirada cuando la película muestra toda la violencia, más psicológica que física (algunos diálogos duelen más que una puñalada), que los personajes son capaces de generar.
Gracias a esto, hace dudar al espectador de quién llevará más razón (en sus motivaciones, que no necesariamente en sus actos) de entre todos los personajes que pasean por un paisaje bucólico que en ningún momento, pasa a ser un personaje más, si no el escenario en donde unos y otros tratan de llevarse el gato al agua. El uso de la cámara, más que como ventana como espejo, permite a Xavier Miralles el ahondar en los limites de los personajes haciendo aflorar sus fracturas a través de las cuales se dirigen a un destino tan cierto como doloroso.
En resumidas cuentas, una película hecha con mucho más talento (ojo a las interpretaciones de Mima Riera, Esther Gómez Re y Emilia Ruiz) que dinero, pero que no se nota por una producción milimétrica que multiplica los recursos inicialmente obtenidos, permitiendo de este modo al equipo artístico del film, no tener que hacer concesiones a la galería y contar una historia dura y políticamente incorrecta (sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corremos), lo que les confiere una calidad creativa que se plasma en la frescura de la cinta comparada con otras cintas “serias” de género, españolas y contemporáneas.
En definitiva, una pieza de cine muy interesante de descubrir, no ya solo por la novedad que supone como una vuelta a las raíces más profundas del género, si no por que invita a la reflexión. No es una película cómoda por los temas que toca, pero igualmente necesaria.
Y es ahí donde la película se reivindica a si misma como instrumento de cambio social, aunque sea a pequeña escala y con vocación humilde. Pero eso deberían de hacerlo todas la películas, en lugar de mostrarnos bustos parlantes sobre paisajes pixelados.

La tuve que ver.... obligado, ya de primeras me parecía que lo que ahí se proyectaba no me iba a gustar nada, pero pensé.... siéntate, dale una oportunidad y a ver que tal....
... no entiendo como pueden haber "micro mecenas" que aporten ni un duro a esto, no tiene nada, quiere contar mucho y SI se da cuenta que lo que cuenta ya se ha contado...y veinte veces mejor, y encima aquí lo cuenta mal.
Es larga, aburrida (esa parte "Herois" sobretodo), televisiva y tecnicamente mediocre (si...si...proyecto independiente.... de estos he visto unos cuantos con menos dinero aún y que han quedado mucho mejor). Las actuaciones... en especial de "los malos"... de lo peor. En serio.... esto es una película horrible.
Quizá la puntuación que tiene sea porque amigos y colaboradores la han votado bién, y tampoco veo mal que la gente se busque la vida para poder hacer su película... pero de eso a que lo que he visto sea bueno o regular va un mundo.
Y este es el problema.... que gente como el señor Miralles consiga su dinero para su película, es preocupante, ...es el futuro del cine en España...

Fui mecenas. Es más, fui lo que ellos llamaban "productor asociado" y la verdad, los 70€ peor invertidos de toda mi vida. Hubiera preferido perder 100€ en la playa que perder 70€ de esta manera. Y no me largué del cine porque había el "director" (así, entre comillas) y la guionista en la misma sala. Sino me hubiese largado a los 20 minutos.

Este tipo de películas sirven para dar ejemplo de cómo un guión flojo puede hundir una película. Ya desde el principio uno puede sospechar que algo no va bien: actores mal dirigidos, diálogos artificiales, un verdadero despropósito. Técnicamente no está mal la fotografía. El sonido es bastante bueno, y la música, aunque de calidad, no puede solucionar lo que el director se empeña en hacer; un montaje lento y aburrido en el que literalmente no pasa nada. Pero es que además lo que ocurre es un continuo sin sentido.