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Martes y trece

Comedia. Romance María y Lola son dos jóvenes prometidas con Pepe y Franz. Como no temen a las supersticiones, deciden casarse el mismo día, un martes y trece. Sin embargo, no pararán de surgir problemas, entre ellos un incendio en casa de uno de los novios. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
15 de septiembre de 2011
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Evidentemente cualquier película antigua o documental es un pedacito de historia, pero para el caso las comedias españolas que querían romper con el agobio de la post guerra, resultan más peculiares porque su propósito no se centra en el punto fijo de un drama o en un reportaje específico, sino que abarca unos escenarios sin ningún condicionamiento que los altere, totalmente dispersos que no está en el guion, sino en lo que forma el ambiente. Es interesante descubrir el paisaje urbano de entonces por medio del humor, porque lo había.

Salvo error, ésta es la única incursión en el cine de Franz Johan, que llegó a España con la ventrílocua Herta Frankel (que parecía un hueso, no lo niego, pero es igual porque aquí no aparece). Queramos o no, tuvieron su pequeño rinconcito en el inicio de la televisión española.

Concha Velasco, que no cabe duda disfrutó grandiosamente y por todo lo alto, como la meritoria estrella que ya era en aquellos años, junto al pillín de su maridito, Paco Marsó, que éste también por su cuenta y riesgo se corrió legendarias e importantes juergas, forma junto al querido José Luis López Vázquez una pareja de recién casados que da grima sólo de pensar que pudieran surgir tantos recelos e inconvenientes por haberse casado un martes día 13.

López Vázquez está en un doble papel cómico al tratarse del extraño caso de dos primos gemelos: el del estresante recién casado, Pepe, que ve que no hay manera de llegar al ´asunto`, y el de un as portugués del hockey sobre patines, Julio, un don Juan castigador de señoras que provoca comentarios como: “¡Qué las das, Julito!” “Mira: ya las tiene en el bote el tío.”

Por lo demás, la película no supone más que lo dicho, curiosidades como ver la carretera de Extremadura desierta por completo y que la pareja de la Guardia Civil la recorría en bicicleta. También el buen hacer de otras actrices prácticamente desconocidas, más un guion y un discurrir exagerado a tope. A valorar como testimonio para aquellos que les gusta comprobar cómo cambia el mundo con el paso de los años. Por eso, y animo a ello, seguiré viendo las películas antiguas españolas que tenga oportunidad.
floïd blue
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2 de agosto de 2019
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prolífico Pedro Lazaga es un director muy irregular, demasiadas veces simplemente oportunista. Esta es una de sus mejores comedias. Hay algún cuadro al principio que parece sacado del cómic "13 Rue del Percebe". El tratamiento del color y los escenarios recuerda, en ocasiones, a Jaques Tati. Es un tremendo aliciente ver a los jovencísimos Concha Velasco y José Luis López Vázquez acompañados de la excepcional intervención del cómico Franz Johan. Como fondo, la música original del inagotable Antón García Abril. La película es una prueba palpable de que con la censura se podía hacer buen cine, incluso mejor que cuando desapareció (había que aguzar más el ingenio).
JOSEMIDIAM
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13 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy mediocre y vulgar comedia de Lazaga en coproducción con Portugal, aunque los lusos casi no aporten más que a Isabel de Castro y los exteriores de la segunda parte del rodaje, que son quizá lo único destacable de la peli, además de un inicio más que prometedor, con las bodas frustradas y las secuencias en la cárcel bailando la conga. Lo que sucede es que la película enseguida naufraga por mor de un sinfín de casposidades, hasta llegar a la secuencia del desopilante partido de hockey, que pese al interés sociológico que siempre tiene este tipo de cine la hacen difícilmente digerible.

Además, aunque contiene situaciones de cierta comicidad gracias al gran López Vázquez, algunos elementos como la presencia de Franz Johan, un cómico de origen austriaco establecido en España, que trabajaba en televisión con una tal Ertha Frankel y una serie de marionetas como la perrita Marilyn, y que era cursi como el solo, tampoco ayuda nada a la película.

Lo cierto es que uno ha visto muchas "comedias franquistas" del prolífico Lazaga muchísimo más curiosas e interesantes que ésta, incluidas algunas tan casposillas y convencionales como "Las chicas de Azul". Por no hablar de "Los Tramposos", la magnífica "La Pandilla de los Once" o de perlas tan majas y sorprendentes -cuando aún no se había encasillado en la comedia y quería hacer otro tipo de cine con clara intención social y crítica- como "Cuerda de Presos" o "La Patrulla".
Echanove
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4 de septiembre de 2023
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El muy llorado Pedro Lazaga no tiene en "Martes y trece" una de sus peores comedias aunque resulte algo insustancial en varios fragmentos, ya que por lo menos en otros fragmentos se remonta un poco por dar él rienda suelta a esa encantadora gracia tonta frecuente dentro de una etapa determinada de la filmografía de este cineasta y luego alivian también la medianía de la película las bellezas de la época Conchita Velasco, Isabel de Castro, Licia Calderón y Maruja Bustos. Otro aliciente es el recorrido en automóvil por bellos lugares de la tierra portuguesa, donde vemos también los coches de atractivo diseño propios de la época. Obra limitada, "Martes y trece" aventaja de todas formas como ejemplo de comedia tonta a la mayor parte de las comedias que ofrece el cine español actual. Hay valor documental en los paisajes, un color que agrada, la intención honesta de entretener aunque a lo largo del metraje esto se consiga de manera intermitente y las características esenciales del cine de Lazaga, que resultan evidentes hasta en sus obras más menores. Franz Johan que era conocido en la España de entonces por sus intervenciones televisivas, tiene cierta gracia en la escena en que espera una bofetada y recibe dos y en la última media hora hay cierta gracia también en las escenas playeras y en la lucha entre los equipos deportivos. Y López Vázquez eficaz como siempre. Puede ser aceptada esta coproducción hispano-portuguesa porque con los pequeños inconvenientes indicados y todo tiene también ese toque especial que sólo Lazaga podía darle a determinadas películas.
Cromatico
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