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Inside No. 9: Simon Says (TV)

Intriga. Comedia La temporada 7 de la exitosa serie de fantasía épica "Noveno Círculo" fue decepcionante para muchos de sus fans. Por ello, uno de ellos se presenta en casa del creador y guionista para hacerle una proposición.
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13 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
222/22(12/06/21) Segundo episodio de la serie y segundo golpe de autoridad de la pareja Steve Pemberton & Reece Shearsmith, demostrando que tras más de 30 episodios a sus espaldas siguen demostrando su capacidad para sorprender y entretener al espectador en apenas media hora con historias ingeniosas con desarrollos vigorosos. Segunda entrega de la sexta temporada de la serie antológica de culto (por la poca repercusión que tiene, de hecho no ha llegado a España) creada (escriben todos los guiones) por los también protagonistas Steve Pemberton & Reece Shearsmith para la BBC, capítulos autoconclusivos de menos de 30 minutos, y abordando con ingenio y mordacidad diferentes géneros. En este caso dirigido por el barcelonés Guillén Morales (“Los ojos de Julia”), realizador fetiche de la serie con 11 en su haber. En este caso el guión se ve claramente influido por la novela de Stephen King “Misery” (1987), llevada al cine con éxito en 1990, en este caso una novela se torna en una exitosa serie Ninth Circle (aquí está el 9), claramente inspirada en “Juego de Tronos” (ampliamente criticada por su nefasta última temporada), y el modo de atrapar al creador pasa de ser una rotura de pierna a un chantaje por asesinato. En lo que es un ingenioso duelo entre un artista y su público, a quien pertenece su creación, si una vez germinada es dueño el artista o se debe a sus fans, esto se hace patente cuando uno de los personajes hace un enfervorecido y muy cabal discurso en favor de los fans, teniendo la habilidad el guión de no decantarse por ninguno de los dos bandos, tratando al espectador de ente inteligente, dando argumentos a unos y otros en esta cruzada, donde la razón cambia de lado, al igual que las simpatías, donde ninguno de los protagonistas es ‘trigo limpio’ son seres complejos con muchas debilidades. Ello en un crescendo dramático notable, con constantes giros, con elementos que alimentan la tensión, con diálogos mordaces, situaciones cortantes, un clímax arrollador, y un epílogo formidable.

Spencer (Steve Pemberton), un productor de televisión, llega a casa con sangre literal y figurativamente en las manos después de haber estado involucrado en un altercado con un fan. Simon (Reece Shearsmith) llega a su puerta y le dice que tiene imágenes del incidente, que el fan ha muerto y que ha tomado medidas para ocultar el cuerpo. Simon es fanático de "The Ninth Circle", un programa de televisión épico de fantasía del que Spencer fue el productor, que concluyó con una temporada final que la audiencia encontró divisiva y decepcionante. Con la evidencia incriminatoria como su carta de triunfo, Simon obliga a Spencer a volver a visitar su serie y producir una nueva ejecución, corrigiendo sus defectos percibidos del final.

Una radiografía con mordiente de la llamada Era de Oro de las Series de TV, donde incluso se pueden llegar a ver autoreferencias en el modo del tándem de afrontar su propio producto televisivo, quizás viendo cercano el final de la serie hace de tripas corazón con un guiño a su posible fin y como el seguidor de la misma podría tomarlo. Una mirada ácida al fenómeno fandom que hace que la serie que se venera se convierta en algo más de los fans que de los creadores y pretendan influir en su devenir, opinando sobre el rumbo que debe tomar, o si debe acabar o no, perdiendo la esencia propia del creador-individual, derivando en fenómeno mash-up.

El personaje de Spencer representa al arrogante creador artístico genuino, el que decide cansado del éxito terminar con su creación y dar paso a otra dejando de lado a sus seguidores. Mientras Simon es el reflejo del fan radical, el que hará lo que sea por hacer que su razón de ser no muera y continúe, ello retroalimentado en la era de las redes sociales por el fenómeno global donde millones de opiniones se interconectan con un nexo común, generando comunidades con interese comunes. Entre los dos se establece un duelo de ingenios, de chantajes, ideas, presiones, en una espiral de tensiones que me recuerda en cierta medida a al film la “La huella” (1972) de Mankiewicz, a su vez basado en la obra teatral del dramaturgo Anthony Shaffer, donde la verdad es algo difusa. Son dos seres contrapuestos y a la vez parecidos en su cerrazón; También tendrá importancia en la historia la representante de Spencer en carnada por una notable Lindsay Duncan, pragmática está contenta de que su cliente decida continuar la saga, ejemplo de cómo hay gente de que solo piensa en el dinero, da igual la calidad de lo que se haga; Y en el tramo final aparecerá un socio Simon, para dar un espléndido discurso que te dejará pensando, excelente su vehemencia; Todo esto en un juego que ira de un lado a otro en sus medias verdades hasta desembocar en un clímax sensacional (mención aparte merece el manejo de un cristal opaco para un momento clave; Así como una perturbadora escena de cama cargada de homoerotismo con un desenlace cruento. A lo que sigue otro vuelco, y luego otro, que más que aluno de ellos sea previsible si lo hacen con una gracia sentido del espectáculo magno; Genial) coronado por un epílogo brillante.

Vuelven a dar otra lección el binomio de ingenio dramático puesto al servicio del entretenimiento puro, con punzantes dosis de reflexión sobre la televisión. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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