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La furia del planeta rojo

Ciencia ficción. Aventuras Después de desaparecer sin dejar rastro, una nave que había viajado a Marte con cuatro tripulantes regresa a la Tierra. A bordo sólo se encuentran dos hombres, uno de los cuales está en estado crítico y tiene una extraña sustancia verde en el brazo. Los científicos someten al otro a hipnosis y éste les revela que Marte está habitada por plantas devoradoras de hombres, por unos extraños monstruos y por un gigante con un sólo ojo. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
25 de octubre de 2009
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ib Melchior, guionista y director de este film, era un escritor de historias y guiones para el cine y televisión en los años 50,60 y 70. La mayoría historias de ciencia ficción, con una que destaca sobre el resto, Robinson Crusoe on Mars (Byron Haskin, 1964), y también la versión en ingles de una obra clave en el género, Terror en el espacio (1965) del italiano Mario Bava. Como director realizo para el cine un par de trabajos más, y algo para televisión, pero su carrera prácticamente en el cine se centro en la escritura, consiguiendo un éxito de la serie B de los setenta, como Death Race 2000 (Paul Bartel, 1975),film recientemente remakeado. En esta producción, probablemente el trabajo más importante de su carrera, ya que no el mejor…. Nos cuenta la historia de una nave espacial, la MR-1, que regresa a la Tierra después de haber aterrizado en Marte, con tan solo dos tripulantes de los cuatro que habían partido, y uno de ellos misteriosamente enfermo. La única superviviente sana, (la pelirroja Naura Hayden) relata lo sucedido en la superficie de Marte.
Estaba el género sci-fi de serie B en su ocaso, cuando se estreno este film, en el que con algunos unos conceptos técnicos originales, (el filtro rojo y casi en negativo con el que se desarrolla la historia en la superficie marciana, por ejemplo), que contrastan con unos decorados que parecen casi dibujados a lápiz…. Hacen de la película en sí, que cuando menos se considere interesante y se deje ver. Buena fotografía en color, e irregulares efectos especiales, salvo el antes mencionado filtro rojizo. Tampoco esta mal la banda sonora de Paul Dunlap (Target Earth, 1954). Los actores también de serie B el protagonista Gerald Mohr (Funny Girl, 1968), cumple sin más, la desconocida Narua Hayden con el rol femenino en el film, y los dos secundarios Jack Kruschen y Les Tremayne que coincidieron años antes en una de las obras maestras del cine de genero, La guerra de los mundos (1953), de Byron Haskin, dan la replica justa y adecuada, a este en principio interesante, pero al final, justito film de ciencia-ficción clásica.
Juggernaut
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24 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si se es aficionado a la ciencia-ficción de serie B recomiendo no ver esta barata película, pues su clasificación estaría entre entre la F y la G. Pero si se padece insomnio visionar La furia del planeta rojo resulta preferible a cualquier pastilla, pues el sopor que produce lleva enseguida al sueño sin efectos secundarios.
Tras un planteamiento aceptable, quizá en los primeros cinco minutos, lo que sigue es no sólo una serie de despropósitos y torpezas visuales, sino una invitación al aburrimiento.
Cuando no se contrata un buen guion y no se tiene dinero para los efectos especiales es una estafa al espectador producir una película de fantasía. El planeta Marte parece pintado en un techo; el descenso del cohete a su superficie imita el frenazo de un autobús. Los protagonistas se pasan el rato mirando por las escotillas de la nave y contándonos lo que ven para ahorrar decorados; cuando por fin salen al exterior la ambientación no puede ser más burda e infantil. A pesar de los mediocres trucos fotográficos el planeta rojo aparece como una jungla dibujada en un papel, las armas, juguetes de niños y el monstruo más espectacular una araña en negativo.
Todo ello no haría insoportable el film sino fuera por la falta de convicción de las situaciones y los diálogos y por un desenlace escamoteado. En vez de mostrársenos de alguna manera cómo se acaba con la ameba gigante pegada al brazo de un astronauta, se reemplaza la acción por una simple narración verbal.
El chico tiene chulescos ademanes de mafioso;la chica parece tonta; y el conjunto de la película tiene tan poca gracia que no sirve ni para reírse de ella.
Luis
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13 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mayores obsesiones del Planeta hace ya más de 60 años como era la carrera espacial se trasladó al cine con pesado ahínco.
El Sputnik no se lanzaría aún, ni tampoco se sabría a ciencia cierta nada sobre nuestro vecino Marte hasta que en 1.965 la NASA lograra fotografiarlo gracias a la nave Mariner 4.

Sólo se podían barajar meras especulaciones, pero en terrenos de ficción era otra la realidad (qué ironía), y a finales de los '50 no fueron pocas las películas donde se veían a humanos viajando al Espacio o a extraterrestres llegando de él para hacernos una visita (y no siempre de cortesía). "La Conquista del Espacio", "El Terror del Más Allá" o la maravillosa "Planeta Prohibido" son perfectos ejemplos, pero todos parecen haber olvidado esa rareza llamada "La Furia del Planeta Rojo", producción de bajo presupuesto salida de la American International Pictures, fruto de la imaginativa colaboración entre Sidney W. Pink y el escritor de cuentos y guionista Ib J. Melchior, quien se aventuró en la realización del primero de sus dos únicos films en tal ámbito.
Pero las posibilidades de crear una obra de altura chocaron cuando el estudio les dio menos de dos semanas y algo más de 20.000 dólares para acometer el proyecto. Tal sensación de apresuramiento se advierte desde el principio; sin preámbulos que hagan falta, el guión nos mete directamente en situación, cuando unos oficiales y demás científicos de la NASA detectan una nave de regreso a La Tierra, la misma que fue enviada a Marte tiempo atrás.

El aspecto casi documental para aportar un cariz realista y dramático se disipa cuando aparece en la susodicha nave la mitad de la patrulla, y entonces se efectúa una de esas maniobras narrativas que un servidor tanto aborrece: el uso del "flashback" por medio de los recuerdos de un personaje, en este caso quizás el único tripulante vivo, la bióloga Iris Ryan. Aquí ya se dispara el carácter aventuresco de la historia, a bordo de la nave MR-1 junto a ésta y tres hombres más, cada uno de ellos esbozado grotescamente como meros estereotipos de la época; así tenemos que sufrir el viaje con las interacciones entre el aguerrido y valiente tipo de pasado melancólico (O'Bannion), el preocupado y sesudo doctor (Gettell) y el dicharachero que incomoda con cada palabra que sale de su inoportuna boca (Jacobs).
Entre medias un personaje femenino que se desmaya a cada dos por tres y que da la oportunidad a Nora Hayden de demostrar su terrible capacidad interpretativa. Cuesta creer que detrás de este guión se halle un talento como Melchior, pues los diálogos que van lanzando los protagonistas provocan una vergüenza nauseabunda y las situaciones que se plantean dentro de la nave se debaten entre los coqueteos de Iris y O'Bannion y los chistes a destiempo de Jacobs; no existe una verdadera sensación de amenaza hasta que por fin, pasada ya la media hora, salimos al exterior y nos adentramos en las recónditas tierras de Marte.

Concepción curiosa de un efecto innovador; al carecer de presupuesto se consideró usar el blanco y negro, pero una doble exposición durante el proceso de revelado dejó el negativo de las imágenes de un rollo afectadas por un peculiar brillo. Por este accidente nace el CineMagic, que dio la oportunidad a Melchior de combinar imagen real con animación y así ocultar los efectos bastante cutres de los que disponía con tal ínfimo presupuesto (no obstante se dobló durante el rodaje); pero el experto director de fotografía Stanley Cortez sabe emplear bien esta técnica y a través de un color rojo abiertamente irreal todo adopta un aspecto de pura fantasía inscrita en la tradición "verniana".
Y más aún al imaginar Melchior y Pink este Marte de extravagante vegetación, paisajes increíbles, civilización futurista y bichos absurdos y aterradores. Los mejores momentos están ocupados, por supuesto, por las ingeniosas y simpáticas criaturas con que nos honra el film, pequeños instantes que hacen saltar la tensión y el suspense pero con un toque entrañable, tanto como los cuentos a los que es aficionado Jacobs; el efecto es grotesco e hipnótico, en especial por las extrañas y estilizadas atmósferas gracias a las intensidades de unos tonos rojizos que asaltan nuestras retinas. Inolvidable, cómo no, es el enfrentamiento contra ese arácnico-roedor que parece salido del catálogo de monstruos gigantes de Bert I. Gordon o Ishiro Honda.

Pero cuando la acción vuelve al interior de la nave y se centra en los personajes la intriga se diluye y el ritmo se ralentiza, a lo que en absoluto ayuda el estilo tan estático y convencional, frontalmente clásico, que adopta el director novel; mucho menos interesante resulta el epílogo, facturado de forma precipitada y torpe y con un profundo deseo de perseguir una resolución demasiado optimista (uno no puede creer a Iris y O'Bannion hablando de su próxima cita cuando él casi es devorado por la viscosidad marciana) acompañada de un mensaje en clave de denuncia que advierte de la debilidad del Planeta y la obsesión del ser humano por la conquista y la violencia.
Por supuesto las dobles intenciones son legibles y todo puede quedar en una metáfora del poder e inteligencia de ciertas civilizaciones extranjeras, contra las que hay que defenderse (la U.R.S.S., ya enzarzada con EE.UU. en la Guerra Fría...). Poseyendo un notable atractivo formal y visual, el gran problema de la ópera prima de Melchior es sin duda el guión y la concepción de personajes, quienes nos honrarán con algunos de los más bochornosos diálogos de la Historia del cine.

Su humilde intento se cruzó en su momento con una taquilla indiferente y comentarios bien crueles, bien benevolentes. Hoy es recordada como una curiosidad histórica del género, joya de arqueología más que de culto, pese a que influenciaría a la ciencia-ficción espacial posterior en ciertos aspectos.
Con Roger Corman al mando todo habría sido muy distinto...
Chris Jiménez
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2 de septiembre de 2018
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción cincuentera de scifi, con más ínfulas que otras y un planteamiento original y cautivador: que le sucedió a la primera misión humana a Marte?.
A modo de flashbacks descubrimos las desventuras de una tripulación auténticamente paleta, lo primero que dicen al amartizar es que si ven algo moverse le disparan, haciendo gala de sus armas. No se maravillan ante la presencia de vida vegetal, la usan para probar sus armas. Unos auténticos descerebrados. Vaya embajadores de buena voluntad. Las amenazas que se encuentran son reales y aumentan de tamaño sucesivamente, a amenaza más gorda, mayor tamaño.
Son ingeniosas estas amenazas, comparándolas con otros filmes. También es curioso el tratamiento de la imagen del exterior marciano, un virado o tornasolado al rojo.
Y el mensaje del filme, por una vez, coincide con las sensaciones que despiertan al espectador las acciones de la tripulación, es por ello un filme valiente. Pero su desarrollo, y en especial las relaciones entre tripulantes, son las tópicas de estos filmes,con machismo de garrafón (el coronel machoalfa se reserva a la chica el primer día de misión), donde la científica saca brillo al microscopio (literal) y prepara la comida al resto de la tripulación. No obstante, viendo los últimos minutos del filme, también es una científica brillante, en eso el filme también es pionero.
Quinto Sertorio
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12 de marzo de 2024
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Aparente película de ciencia ficción, a cargo de uno de los más reputados directores de serie B del simpático género: Ib Melchior, del que vi hace muchísimos años por televisión "Los viajeros del tiempo", una muy agradable cinta donde se expone uno de los peligros potenciales de la época: la guerra nuclear.

En esta ocasión hay que esperar al final de la película para saber cuál es el mensaje del film, algo que se ve venir de lejos y que, vista ahora, en pleno siglo XXI, resulta evidente y muy entrañable y a la vez ingenuo (no por ello menos importante, ¡ojo!).

Es una clarísima serie, no diría yo B, sino incluso C, que no obstante está bien en su modestia.

Muy pocos intérpretes, de cuarta categoría, apropiada dirección artística del interior de la nave, infantil pero no ridícula la del planeta rojo, a base de sencillos dibujos... sí, he dicho dibujos, nada de decorados de cartón piedra, dibujos simplemente, y una utilización del color extraña pero muy cromática, usándose una nueva gama, cual es el Nuevo Eastman 5250. Este color, elaborado el los laboratios Pathé, resultan eficaces, dejando a parte lo rudimentario de la puesta en escena.

En cuanto a los monstruos, bichos, o seres del planeta rojo, pues, bueno, no se pueden describir, hay que ver la peli para creerlos.

En resumidas cuentas, un film de ciencia ficción que goza de buena crítica, sin duda mirando cuándo se hizo. Vista ahora, repito, resulta carpetovetónica y prehistórica en cuanto a los efectos especiales se refiere.

Pero indudablemente sigue teniendo su encanto.

https://filmsencajatonta.blogspot.com
Baraka1958
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