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Mi nombre es Julia Ross

Cine negro. Intriga Una joven norteamericana encuentra trabajo en Londres como secretaria personal de una dama inglesa, cuyo hijo es un hombre enigmático con una profunda cicatriz en la cara. El encuentro con este personaje será el comienzo de una terrible pesadilla. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
16 de marzo de 2009
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente las cualidades pedagógicas de Nina Foch estuvieran por encima de las artísticas, dado el número de años dedicado a las enseñanzas cinematográficas, tantos que, bien podría decirse que murió "con las botas puestas". Actriz básicamente de reparto, estamos ante uno de sus escasos papeles protagonistas, de la mano de Joseph H. Lewis con quien volvería a trabajar de forma algo anodina y poco lucida en Relato Criminal. Pero aquí, en Mi nombre es Julia Ross, ella es la auténtica star, bien acompañada por Dame May Whitty (Alarma en el expreso, Alfred Hitchcock) y por el semidesconocido George Macready (Gilda, Charles Vidor), madre e hijo en la ficción.

Y haciendo referencia al reconocido universalmente como maestro del suspense, tal vez resulte osado por mi parte aventurar algunas coincidencias entre este film de Lewis y la filmografía de Hitchcock. Tal vez no alcancen siquiera la categoría de casualidades pero me pareció ver algo de la enfermedad del hijo y ficticio marido de Julia Ross en las Psicosis de Norman e incluso ciertos detalles pueden asociarse con la trama tejida alrededor del invisible mister Kaplan de Con la muerte en los talones. La agencia de colocación que "desaparece" mas que colocar, nos descoloca lo mismo que aquella mansión señorial donde Cary Grant se tomaba unas cuantas copichuelas. Son pequeños atisbos. ¿Copias? No me atrevería a decir tanto. Tal vez sean simple y llanamente influencias que se tienen en el mundo del celuloide.

Como habrán deducido, suspense hay. Y es bueno. Lo suficientemente bueno para mantenernos frente a la pantalla plenamente alertas durante los breves 65 minutos que dura la proyección. También hay sus inconsistencias y algún que otro detalle del guión que no soportaría un examen siquiera somero. Pero como de lo que se trata es de entretenernos y esto se consigue plenamente, damos por buenas las lagunillas. Nina Foch me convenció. La fotografía muy interesante. Y en conjunto, un notable trabajo de un buen director del que, sin duda, seguiré repasando su filmografía.
FATHER CAPRIO
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27 de septiembre de 2012
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lewis es uno de esos directores que hasta hace un par de años desconocía por completo, seguramente por tratarse de un realizador que desarrolló su carrera en el mundo de la serie B, lo que hace que su filmografía, más allá de algún título muy significado por la crítica -que no por el público- despierte un interés más bien minoritario.

Pero lo cierto es que todo aficionado al cine disfrutará con la indiscutible pericia narrativa y formal de este director, verdadero ejemplo de eficiencia, pues es capaz de alcanzar resultados notables partiendo de medios y metrajes escasísimos. La presente película, buen ejemplo de lo dicho, no alcanza la excelencia de sus dos obras mayores, "Gun Crazy" (1949) y "The Big Combo" (1955), pero es un acabado ejercicio de estilo dentro del género de intriga o suspense.

La historia gira en torno a una deliberada y criminal confusión de identidades de la que es víctima la protagonista a manos de un par de personajes -los Hugues, madre e hijo- cuyo comportamiento resultará un punto sádico y desequilibrado. En efecto, las confusiones en torno a la identidad y la locura son sombras que planean a lo largo del filme; así, la secuencia de arranque, en contra de lo que es habitual, "oculta" el rostro de la protagonista en los planos iniciales, como queriendo sugerir cierto misterio acerca de la misma, mientras que en secuencias posteriores se nos sugiere el desequilibrio mental que subyace en la personalidad de Ralph Hugues, y el dominio que sobre él ejerce su madre.

En cuanto a las conexiones o influencias de algunos aspectos de este filme con posteriores realizaciones de Hitchcock (ya observadas por otro usuario), yo añadiría que, a la inversa, hay también en esta película un influjo de "Rebeca" (1940), que se sustenta en la confusión de identidades entre dos mujeres, así como en ciertos aspectos de ambientación, como la mansión británica en la que transcurre gran parte de la acción.

Correctamente interpretada, destaca la labor de George Macready como Ralph y de Dame May Whitty como su madre, que forman una pareja realmente inquietante, siendo los dos personajes más interesantes y elaborados de la película. El guión, sin lograr grandes momentos, resulta tan eficaz como la realización, que en este caso -y habiendo visto de lo que es capaz Lewis- me parece buena, pero carente de la brillantez de sus mejores trabajos (algo similar puede decirse de la fotografía, que siendo irreprochable, está lejos de la excelencia alcanzada en "The Big Combo"). Pese a ello, la puesta en escena y el ritmo narrativo, verdaderamente notables, consiguen que una película de poco más de una hora de metraje como la presente, deje al espectador razonablemente satisfecho, cosa que muchas películas actuales de maratoniano metraje y medios ilimitados, están lejos de lograr.
Quatermain80
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30 de enero de 2013
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida a la par que exasperante.
Existe en el cine clásico (y moderno) el rol de víctima. Consiste en que nuestro personaje haga todo lo necesario para que nuestros villanos se salgan con la suya hasta el final de la película, no importa lo absurdas o deslabazadas que sean las situaciones que se nos ocurren. Es el rol contrapuesto al del héroe, que siempre ha de salir victorioso de las dificultades que le pongamos. Así, si no poseemos un gran ingenio, sólo habremos de hacer que nuestra víctima se comporte de una manera bastante estúpida. Para ello es conveniente que sea mujer, pues nadie tendría en un cine simpatía por un hombre que se comportara estúpidamente (sólo James Stewart sabía hacer esas cosas). En general, casi todas las películas de terror tienen este defecto, y algunas de suspense (las malas, como ésta), también. Continúo en Spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
washboardplof
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14 de julio de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
“My Name Is Julia Ross” es lo que en la jerga profesional podríamos llamar como “éxito imprevisto”. La dirigió en 1945 Joseph H. Lewis, un cineasta especializado en producciones modestas y al que debemos como mínimo una obra maestra, “El demonio de las armas (Gun Crazy)”. Aquí los protagonistas son Nina Foch, una holandesa de larga carrera en Hollywood, y George Macready, el inolvidable malvado de “Gilda”, cinta que rodó a continuación de la que ahora nos ocupa, “My Name Is Julia Ross”, que es una película que sale de los estudios de la Columbia, especializados en producciones rodadas en dos o tres semanas y en las que los cineastas no tenían derecho a más de cinco tomas por plano, esa precariedad y urgencia se transmite en el estilo, digamos nervioso, del relato y que es un Hitchcock sencillo pero no simplista.

La trama si la podemos considerar como simple y la realización sabe adecuarse a ella, prescindiendo de todo lo que no sea imprescindible a la historia, renunciando a los adornos, pero potenciando al máximo lo que es sustancial, ya sea la historia de una carta, ya sea la presencia del mar tras una ventana.

George Macready compone la figura de un inquietante esposo psicópata que destripa sofás con un entusiasmo compulsivo, eso sí, como buen asesino por naturaleza, tiene una madre tan cariñosa como castradora de la que no ha conseguido librarse, Freud acababa de irrumpir en el arsenal de motivaciones de los guionistas de Hollywood y éstos se servían del papá del psicoanálisis sin ningún complejo de Edipo.

Un film brillante y un thriller de primera categoría.
Juan Marey
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9 de junio de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arranca en un Londres que bien pudiera ser la época de producción de la película, presentándonos a Julia Ross (Nina Foch), una joven que vive de alquiler en casa de la señora Mackie (Doris Lloyd), anda triste y preocupada por estar sin trabajo, deber algún recibo de alquiler, y haber recibido una invitación de boda pasada de fecha de Dennis (Roland Varno), un amigo con el que intimo durante los 2 meses que coincidieron como huéspedes en la pensión, y que supone felizmente casado.

En esas estamos, cuando acude en busca de trabajo como secretaria a una agencia de empleo que ha visto en el periódico, y tras una breve entrevista en la que la encargada de la agencia insiste en despejar cualquier duda en cuanto a su ausencia de amoríos y familia, llama a la empleadora, una tal Señora Hugues (Dame May Whitty), la cual se presenta con su hijo Ralph (George Macready), y un tipo inquietante que durante la entrevista permanece en bambalinas, llamado Peters (Leonard Mudie), y tras dar el visto bueno y contratarla emplazándola para que empiece esa misma noche, tenemos a Julia despidiéndose muy feliz hasta la noche, y a la dueña de la agencia, señora Hugues, hijo y tipo inquietante, manteniendo una charla por la que deducimos que la agencia solo estaba montada con el objeto de encontrar a una joven de características similares a Julia, y que abrigan oscuras intenciones.

Sigue en spoiler por falta de espacio:
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tiznao
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