Carmín tropical

Siendo un tema poco explotado por la cinematografía nacional, el travestismo adquiere otra dimensión si la historia se ubica en Juchitán, Oaxaca, porque ahí hablamos de muxes, de un tercer sexo que es respetado como tal, pero aun así no exento de odio.

El segundo largometraje de Perezcano se adentra en los terrenos del policial negro siempre desde la mirada de Mabel, una muxe que regresa a su pueblo tras la violenta muerte de su amiga Daniela, muxe también, y a quien no ve desde que se fue, y con quien siente tener una deuda moral tras su partida.

Perezcano nos cuenta el presente de Mabel en una precisa secuencia de planos que contextualizan la fábrica donde ahora trabaja, y que denota un rigurosa puesta en escena que dará paso al regreso de Mabel al pueblo, primero a consolar a la familia de su amiga en un registro cercano al documental y a reencontrarse con sus amigos y el lugar donde alguna vez cantó y bailó.

De ahí, las muchas dudas acerca de la muerte de Daniela provocarán en Mabel la curiosidad necesaria para iniciar una investigación que la llevará a recorrer de manera minuciosa el lugar donde fue encontrada muerta, y otros sitios visitados descubiertos a través de fotografías y otros objetos, en un relato que conforme avanza en su metraje irá subiendo en intensidad, mientras Mabel sigue en busca del asesino de su amiga.

Con una precisión destacable, cada sitio, objeto y personaje irán cobrando importancia conforme la tensión se agudiza, en un relato alejado del morbo o la sordidez que suele empañar historias similares, y que da paso a una de las secuencias finales más brillantemente ejecutadas en el cine nacional en años, logrando involucrar al espectador hasta el último segundo en ese final abierto y sorpresivo, volviendo a ‘Carmín tropical’ una experiencia única e inolvidable.

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Mabel (José Pecina) recibe una llamada comunicándole el fallecimiento de su amiga Daniela. El anuncio de su asesinato, la obliga a volver al pasado y recuperar cada uno de los recuerdos vividos en el pueblo, iniciando un proceso de reconciliación consigo misma.

Empleando un estilo propio del género documental, Rigoberto Pérezcano introduce la historia a través de imágenes de archivo, planos recursos donde cobran relevancia los detalles, y diálogos que emulan una entrevista y que se ven complementados con el intercambio de plano-contraplano. A estos elementos se añaden las reflexiones de Mabel mediante el recurso de la voz en off, que permite profundizar en el relato.

Con el asesinato de Daniela como detonante, Mabel regresa al pueblo del que huyó con la intención de poder despedirse de ella y perdonarse a sí misma por haberla abandonado. Persiguiendo la verdad detrás del suceso, la protagonista adopta el papel de inspectora, encargándose de recabar toda la información posible sobre su amiga y las circunstancias de su muerte. Como consecuencia, inicia un proceso de recuperación de recuerdos y vivencias repleto de nostalgia y arrepentimiento.

Ambientada en Juchitán, situada en el istmo de Tehuantepec, Carmín tropical retrata la realidad de las muxes, personas nacidas con genitales masculinos que adoptan roles femeninos en el ámbito sexual, social y/o personal. El término muxe constituye un espectro que engloba realidades que en la cultura occidental se corresponden con el travestismo, el transgenerismo y la transexualidad. Por esta razón no es de extrañar que Mabel se mueva en círculos donde convergen todas estas identidades. Aprovechando esta diversidad, el filme presenta la asunción por parte de la población de las muxes como un tercer sexo, diferente al hombre y la mujer.

No obstante, a pesar de la diversidad, dentro de dichos círculos se producen casos de fobia hacia sus integrantes por razones de orientación sexual o de identidad de género. Como consecuencia, se acude a la representación de uno de los estereotipos más comunes atribuidos a mujeres trans: víctima de violencia física.

En definitiva, Carmín tropical es un recordatorio para valorar a tiempo aquello que tenemos en un ambiente marcado por la melancolía, el amor y la traición.

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Carmín Tropical ubica su historia en Juchitán (Oaxaca), donde existe una comunidad indígena zapoteca que contempla la existencia de un tercer sexo, las "muxes". Género intermedio entre el hombre y la mujer, que abarca un gran espectro de personas entre la homosexualidad, transexualidad, travestismo...

Este dato es imprescindible para valorar el film en toda su magnitud. Pero Carmín Tropical, trasciende totalmente el tema muxe, mostrándonos personajes complejos, completos. Impresionante la actuación de su protagonista a la hora de dotar de credibilidad, realismo el personaje de Mabel. Muxe que vuelve a su pueblo de origen cuando han asesinado a su amiga Daniela.

Y es que Carmín, es ante todo un film de cine negro, con todos sus ingredientes, que mantiene en todo momento la intriga, y a la vez, envuelve toda la trama en una atmósfera sensual, cálida, sugerente. En definitiva consigue las 3 cosas: Plantea elementos de reflexión ante la violencia de género, nos cuenta una historia de cine negro y a la vez nos atrapa con una historia de personajes muy bien construidos y una atmósfera muy particular.

Muy recomendable.

Cuando me puse a ver "Carmín Tropical" me pareció que trataba sobre un transexual que volvía a su pueblo, una pequeña localidad del sur de México, tras saber que otra amiga suya, también transexual, había sido asesinada allí, y de alguna manera esperaba que al llegar al pueblo sufriese rechazo por su condición de transexual. No era así, es más, todos los personajes con los que se iba encontrando veían su condición de género (por llamarle de alguna manera) de la forma más natural.

Claro, yo no sabía antes de ver esta película lo que son los muxes, una especie de "tercer sexo" que abarca, a muy grandes rasgos, a personas que nacen como hombres pero viven como mujeres (lo que abarca indistintamente a personas que en términos "occidentales" consideraríamos transexuales, travestis o gays afeminados) y que son aceptados con bastante naturalidad desde hace muchos siglos por las comunidades mayormente indígenas de algunas zonas del sur de México.

Y no es que "Carmín tropical" trate concretamente sobre los muxes ni sea una película que pretenda hacer pedagogía sobre el tema, sencillamente cuenta una historia protagonizada en gran parte por muxes y situada en un pueblo donde estos son ciudadanos como otros cualquiera. Lo que pasa es que el asunto me intrigó lo bastante como para investigar un poco sobre el particular.

En cuanto a la película en sí misma, es curiosa: su estética está a medio camino entre el cine y el documental, su tono está a medio camino entre una película de intriga con poca intriga y un drama no excesivamente dramático, y su puesta en escena un tanto fría contrasta con los diálogos y monólogos en los que el personaje principal da a conocer al espectador sus secretos, sus emociones y sus ideas con todo lujo de detalles. Los personajes son interesantes, aunque a excepción de Mabel, la protagonista, y de Modesto, el taxista, están definidos de forma algo esquemática. La fotografía es muy buena y la puesta en escena es excelente mientras se apega al naturalismo y aprovecha los escenarios, sobrios, creíbles, sin florituras, pero desde mi punto de vista se abusa del recurso de repetir algunas imágenes (la feria, el pasillo) para enfatizar determinados momentos de la historia.

En resumidas cuentas, es una película peculiar, interesante, un poco irregular pero con personalidad propia, que merece echarle una ojeada aunque solo sea porque se sale en muchos aspectos de lo convencional.

Y gracias a ella aprendí lo que son los muxes. Y aprender nunca está de más.