Mickey Mouse: Barco de vapor Willie (C)

No deja de ser extraño el hecho de que Mickey, un personaje asociado a la cultura popular (sí, cultura) pasase por dificultades antes de ser una estrella. Tampoco hay que llevar a engaño: lo consiguió el mismo año de su debut, en su tercer cortometraje, siendo éste el primero animado en general con sonido sincronizado. "Steamboat Willie" es probablemente, además, el cortometraje más popular del ratón al margen de las posteriores realizaciones que adaptaban obras famosas de la literatura universal (Los tres mosqueteros, El príncipe y el mendigo, Un cuento de navidad), tanto es así que la imagen de Mickey silbando mientras dirige el vapor se ha convertido en un icono de la compañía y de la animación en general.

"El botero Willie" se inicia con Mickey dirigiendo un barco de vapor. Rápidamente aparece en pantalla Pete (una especie de perro bípedo) que quita al ratón del timón y asume el control del navío. Mickey, que por aquel entonces era un personaje bastante capullo y no tan amigable, se entretiene así tocando un poco las narices. La aparición de Minnie hace que el anterior inicie una especie de "lucha" por impresionarla y, básicamente, ligársela. Para ello, inicia una especie de concierto en el que involucra a un montón a animales que Mickey "tortura" para hacer música. Una vez leí en una crítica de este famoso trabajo que Mickey era "evil, cute as hell, but evil", que traducido vendría a decir que es un pequeño demonio, "mono", "cuco", pero un cabrón a fin de cuentas. No puedo hacer otra cosa que afirmarlo: era un capullo pero tenía gracia.

Se inició aquí la Edad Dorada de la compañía del ratón al menos en lo referente a trabajos de corto metraje, que aún dejaría joyas como "The Skelleton Dance", "Building a Building", "The Band Concert" o el que probablemente sea mi preferido de los protagonizados por el ratón, "The Mad Doctor". Disney e Iwerks demostraron que, con tesón, puede hacerse cualquier cosa. Incluso grabar su nombre con letras de oro en la historia del cine y la animación.

Corto que es más importante y más mítico por lo que representa que por lo que realmente es. Steambot Willie es una demostración de una tecnología aplicada por primera vez, y todo lo que hay en este cortometraje está destinado a hacer lucir dicha tecnología, lo cual es lógico hasta cierto punto.

Aunque no llega a la genialidad de The Mad Doctor, este cortometraje estaría entre los más indispensables entre los cortos del famoso ratón, a pesar de que a más de uno le dolerá la cabeza con la lluvia de sonidos que se produce a mitad de metraje.

¿Quién no ha visto alguna vez dar un manotazo o tirar del pelo a un animal por parte de un niño?. No es que quiera justificar el maltrato de animales, pero pienso que Disney en este corto lo plasma de esa manera, infantilmente. Siendo el primer corto en que el sonido va sincronizado resulta todo un espectáculo de entretenimiento.

Clásico entre clásicos, icono de un imperio de entretenimiento aún hoy día mantenido, imposible juzgarlo desde la distancia del tiempo.

Pero, ah, este ratón de pantalones bi-botónicos no solo no curra, sino que cuela a su novia a bordo y se dedica a jorobar la tarde a los animales de su barquito.

Es gracioso comprobar que, cual ser humano real, en sus inicios era rebelde y contestatario: seguro que si al Mickey de pupila completa le enseñas esto, te dirá con risa afectada que era joven e inexperto.

El simbolismo es lo que marca "Steamboat Willie", ya que fue el primero en sincronizar imagen y sonido, allá por 1928. Es más lo que significa (el famoso ratón silbando al timón es una de las imágenes de la compañía) que lo que contiene. Porque ver y revisar este cortometraje animado nos lleva una y otra vez a la misma pregunta: ¿de verdad es esto una película de dibujos animados dirigido a niños? La malsana obsesión de sacar música maltratando animales se ve continuamente y se representa con gracietas al modo "heavy" que pudiera llegar a ser "Rasca y Pica", ya sea inflando de heno el estómago de una vaca, torturando el rabo de una cabra o torturando a unos cerditos. El hecho de que sea primordial la parte auditiva hace que resulte imprescindible mostrar básicamente como musical toda la historia, a través de ese "Turkey in the straw" que suena en todo momento y que Ignatius J. Reilly lo define como "como una abominación absurdamente venerada por la sociedad norteamericana" en "La conjura de los necios". Pero el mensaje hoy en día llega confuso y distorsionado (como abogado del diablo diré que casi ha pasado un siglo y que las cosas cambian, afortunadamente).

Sin llegar a la altura de otros cortometrajes de la época de la compañía Disney, sí que desprende un aire de nostalgia y esa pizquita de historia cinéfila que le envuelve.