Countdown

Esta película en sí misma es buena, cuenta con un guión bastante sólido, una dirección muy correcta y una historia razonablemente original. E incluso dentro del cine coreano que suele recurrir a lugares comunes, es en su mayor parte bastante interesante pues tiene un ritmo muy ágil y la dirección le da cierto aire atrapante.

Los primeros minutos dan un planteamiento muy común de las películas coreanas con el personaje que tiene un oficio al parecer muy popular en aquel país; pero luego viene un giro bastante particular que si bien no es tan original considerando otras producciones hollywoodenses, dentro de la estética y dramatismo oriental resulta muy efectivo. Durante el desarrollo de la primera mitad, se maneja el recurso ya clásico pero bien logrado de mostrar escenas o momentos muy peculiares que no aportan mucho al guión pero sí refrescan la trama. El drama no se explota mucho más que al final, donde sí se recae en cierto lugar común, (que no precisamente cliché o situación predecible) que no es molesto pero se aprecia poco original. La última escena especialmente arruina la intensidad dramática y emotiva que pudo tener el desenlace, con una escena demasiado cursi y que desentona con el ritmo general. Aún así es un buen final y aunque esa parte no le quita calidad a la película en general, sí provoca ese sabor agridulce que suele restar valor a las películas coreanas.