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Postcards from London

Drama Jim es un guapo joven que busca triunfar en Londres. Cuando aterriza en el Soho, sin dinero ni trabajo, pronto es acogido por un grupo de escorts masculinos que le educarán en los placeres del oficio. Jim pronto se convierte en toda una estrella dentro de la clientela que frecuenta el barrio londinense, entre la que se incluyen artistas que encuentran en la belleza etérea de su cuerpo el lienzo perfecto en el que proyectar sus fantasías.  [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
13 de mayo de 2019
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quiere ser moderna y se hunde en un planteamiento equívoco; luces de neón, escenarios que parecen salidos de una obra teatral, personalidades extremas, equívocas, sin un trazo definido salvo su trayecto visual.

Me recuerda a esa gente que todo en ella es estética, y cuando ahondas no encuentras más... No existe ruta ni recorrido. Funciona sin definición.

Extraña y curiosa,.
MIRADA MILENARIA
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1 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa película sobre la belleza en el arte. Yo la describiría como la suma de "Querelle"+"Mi Idaho privado", con referencia a estos films en sus diálogos, por su atmósfera y colores, prostitución y poesía.
El protagonista, el prometedor actor Harris Dickinson, bellezón donde los haya, es también el personaje principal de la serie de tv "Trust" en el papel de J. Paul Getty III.
El film me ha gustado, aunque se me hace rápido el final y a mi parecer le faltan escenas de sexo.
Como curiosidad, en un momento del film suena en la banda sonora el tema de My Funny Valentine, en esta ocasión interpretado por uno de sus actores, el personaje de David, Jonah Hauer-King .
tadzioweb
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27 de julio de 2018
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Steve McLean nos presenta esta historia muy original y curiosa, con guion propio, que se desarrolla en un Soho londinense recreado bastante bien, y que tiene como protagonistas a un grupo de adolescentes que trabajan en el mundo de la prostitución homosexual, y que tiene la curiosidad de que los clientes buscan unos chicos cultos con los que puedan dialogar sobre arte, poesía, cine o teatro.
Hay una buena introducción de los personajes, tanto de Jim, un novato al que tienen que instruir en ese trabajo, y que está interpretado de manera excelente por Harris Dickinson, conocido por su papel en " Beach rats ( 2017 ) ", una de las películas indies del año pasado y que se pudo ver en el pasado festival de cine de Gijón. El joven intérprete tiene un cambio de registro creíble y lo hace bastante bien, y lo mismo podemos decir de Jonah Hauer-King como David y Leonardo Salerni en el de Marcello.

La ironía, el interés de los diálogos y la información cultural y lo enigmático del proyecto funcionan bastante bien, aunque es verdad que en el tercio final se pierde algo el interés. Las canciones y la banda sonora y esa fotografía nocturna con colores vivos son los otros aspectos positivos de un película original, que no es sencilla y que puede disgustar a los espectadores que no conecten con la película. Hay una escena adicional durante los títulos de crédito finales. Algunos excesos y la voz en off que en algunos momentos resulta excesiva son los aspectos negativos de esta película europea que ha formado parte de la sección Identidad del Atlántida Film Fest 2018.

LO MEJOR: El guion y la originalidad del proyecto. El reparto.
LO PEOR: Pierde algo en la parte final.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
WILLY74
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7 de marzo de 2019
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"Postcards from London", del británico Steve McLean, nos cuenta la historia de Jim, un apuesto joven de Essex que llega a Londres en busca del éxito y de experiencias estimulantes. Su aventura le lleva al barrio del Soho, cuyo concurrido ambiente nocturno le permite encontrar un trabajo como escort en un club. Pero este empleo es algo inusual. Quienes lo practican se hacen llamar ‹The Raconteurs› (anecdotistas) y sus clientes son hombres de mediana y avanzada edad que buscan estímulo erótico e intelectual y exigen conversaciones y actividades de elevado nivel cultural. La carrera ascendente de Jim en este trabajo se verá sin embargo dificultada por su condición: sufre de síndrome de Stendhal, que le genera una serie de reacciones fisiológicas adversas cuando se encuentra frente a una obra de arte.

Estructurada en capítulos, como si de un retablo pictórico se tratase, la película se sustenta a tres niveles. En el narrativo, como una historia de ascenso, caída y renacimiento, con toques surrealistas y una estructura de farsa, que se refiere al crecimiento de nuestro protagonista. En el temático-discursivo, como una entusiasta exploración del arte barroco y sus claras referencias homoeróticas, plasmadas en esta cinta en especial a través de la obra de Caravaggio, cuyo sentido de la anatomía, la representación y los claroscuros dominan la inspiración artística de la cinta. Y por último, pero no menos importante, el estético y experimental, en el que se mezclan las obvias influencias pictóricas con las luces de neón recargadas del ambiente nocturno, el misterio con la teatralidad, y la elegancia con la sordidez.

Es en este tercer punto donde se manifiestan las mayores dificultades para entrar en el juego que propone "Postcards from London". Soportados los primeros cinco o diez minutos con unos diálogos absolutamente estereotipados e irreales y una puesta en escena tan recargada como arbitraria, comencé a intuir de qué iba la cosa y poco a poco fue fluyendo mejor. Y mi conclusión es que la cinta se regodea en su libertad creativa y arbitrariedad, no rinde cuentas a nada ni nadie, y lo que no pocos han percibido como una pura pretensión vacía, a mí me gana precisamente por ese vacío, esa indeterminación que le da un margen de actuación tan amplio.

Los otros dos puntos no dejan de ser muy interesantes, en particular esa intención de la obra de buscar una interpretación del arte distinta al canon que se ha impuesto durante siglos, abogando por una lectura inclusiva con el colectivo LGTB. Convirtiendo los muchas veces debatidos rastros de homoerotismo de los cuadros de Caravaggio en su elemento de atractivo principal, lo que propone la cinta es una suerte de “apropiación”, o más exactamente una adopción del arte que sin rechazar de plano las interpretaciones tradicionales busca un enfoque distinto, que permite desarrollar otros nexos de unión con éste y subraya un valor representativo que la cinta parece querer reivindicar con fuerza.

En cualquier caso, lo cierto es que aunque este mensaje es llamativo y en cierto modo atrevido y rompedor, lo que me llevo de esta película es, sobre todo, la experiencia visual y la estética chocante que tiene. No diré que sus elementos narrativos y discursivos no sean relevantes, porque en ellos se vertebra toda la continuidad de la cinta, pero sin duda es su representación estética la que me resulta más memorable y fascinante de abordar, tal vez por esa falta de linealidad y de identidad clara. También, este aspecto es el que hace más difícil recomendarla, porque el filme de principio a fin camina en terreno inestable. Abraza sin tapujos lo irreal y lo artificial, la pompa y lo intrascendente, coquetea y, según quien la vea, rebasa la fina línea que la separa de la pretenciosidad, sin preocuparse siquiera en ocasiones por mantener una cohesión entre sus elementos narrativos y su puesta en escena. No creo que sea torpe, pero no es en absoluto difícil entender por qué lo puede parecer.

A mí me gusta mucho, pero es una experiencia difícil de extrapolar, que si se observa desde otra perspectiva igualmente válida, es un experimento fallido por su naturaleza errática y su falta de coherencia interna. Es ésta la sensación que me queda tras ver "Postcards from London": una película capaz de generar multitud de respuestas distintas por parte de quienes la ven, todas ellas sumamente personales y difíciles de generalizar o predecir. Es una obra inherentemente divisiva, y eso le da, si cabe, un mayor atractivo.

Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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