Y después del cuplé

Tras ser un nombre importante en el cine de su país, el argentino Arancibia conoció una estancia en España para filmar dos películas. En este caso la obra casa las intenciones con los resultados, pues sólo se buscaba el lucimiento de la gracia y del talento musical de Marujita Díaz, y eso se consigue plenamente pues argumento hay poco y prácticamente se engancha una melodía con otra. Se cuida el dominio expresivo de los intérpretes, algo patente por ejemplo en la expresión de entusiasmo del agradable personaje de Guadalupe Muñoz Sampedro al escuchar cantar "Mi jaca" a Marujita y se hace un homenaje también a los tiempos del cine mudo incluyendo en las escenas iniciales unos planos de Chaplin, Keaton y Valentino a los que el personaje de Tony Leblanc acompaña añadiendo música a esas imágenes. Leblanc tiene aquí un personaje relativamente distinto a los que habitualmente tenía en el cine español de entonces y lo saca adelante con acierto. El film acumula hallazgos pequeños pero firmes que poco a poco van dando forma a un musical muy aceptable, sobre todo para quienes recuerdan a quien fue uno de los grandes personajes de la vida pública española. Destacan en especial los dos primeros números musicales, pero la verdad es que todos agradan y hasta resultó la película algo superior a la mucho más conocida "El último cuplé".