Stress-es tres-tres

Interesante película del gran Carlos Saura, donde ya se muestran las principales aristas del sello de su cine y su gran carga simbólica, aunque con algo menos de contundencia que sus dos anteriores films, las magníficas "Peppermint Frappé" y sobre todo "La Caza" (su mejor película en mi opinión).

Apoyada en una magnífica fotografía del siempre eficaz Luis Cuadrado, la película nos narra el viaje de tres burgueses (un matrimonio y el amigo de ambos) a través de los parajes desérticos de la provincia de Almería, donde los protagonistas presencian un accidente en la carretera y tras prestar auxilio a uno de los pasajeros realizan una parada de compromiso en la casa de la tía del matrimonio. Esta parada en el camino no tiene desperdicio, ya que podemos observar algunos aspectos curiosos de la familia de Fernando (Fernando Cebrián), como el fanatismo religioso de su tía o la obsesión enfermiza por los insectos de su sobrino.
Aquí el marido ya empieza a tener sospechas de la infidelidad de su mujer Teresa (Geraldine Chaplin) y no dudará en ponerla a prueba utilizando para ello al amigo de ambos Antonio (Juan Luis Galiardo, haciendo uso en esta película de sus conocidas dotes de galantería).

Otro de los atractivos de la película es la interpretación del trío protagonista, destacando por encima de ellos a la actriz norteamericana y musa de Carlos Saura: Geraldine Chaplin.
La actuación de esta magnífica actriz merece punto y aparte. Su secuencia en la playa es sencillamente magistral, cargada de un erotismo y sensualidad rara vez visto en el cine español de los años de la dictadura.

Un viaje, los ocupantes del coche aún jóvenes y aparentemente acordes con los tiempos, pero ilustran los típicos marido celoso, mujer coqueta y soltero atractivo.

Atravesando una inhóspita España aparecen otros aspectos retrógados (muy cercanos al cine de Buñuel) en el fanatismo religioso de la tía y la obsesión por los animales, no exenta de crueldad, del niño. Desde el momento de la parada se entra en una regresión, pérdida de autocontrol y creciente inmadurez, la tensión sexual sube y la búsqueda de una confirmación al temido engaño será ya enfermiza.

Saura filma con buen pulso y meticulosidad, sacando imágenes potentes del blanco y negro iluminado con la sabiduría de Luis Cuadrado.

Como siempre, a los que están acostumbrados a las plantillas de EXCEL de Hollywood, les parecerá que esta película es... ¿aburrida? Para aquellos cuya sensibilidad les lleva a abrir la boca ante la séptima vez que ven la misma película con diferentes actores estadounidenses a lo largo de los años, esta película les pasará por encima de los ojos como aceite corriendo por encima de la lechuga. Pero yo la recomiendo.

La recomiendo por su fotografía, por su magnífico pulso narrativo (esto ya lo he dicho en el título: me repito, como Hollywood), por la fantástica penetración en la psicología de los personajes, porque todos los actores, pero sobre todo los protagonistas, están soberbios, porque refleja muy bien la España que fue (y que parece que no termina de irse, qué cosas) y la que apuntaba maneras.

Pero esa fotografía, esa Almería que no es la de los westerns, ese...

Una de las películas más atractivas de Carlos Saura y que además es bastante mejor que otras suyas más prestigiosas y conocidas. El prólogo sobre los efectos del stress en la vida moderna ya hace que la película empiece muy bien. Parte de tres personajes metidos en un coche y se palpa un ambiente enrarecido por la actitud del marido respecto a la esposa y a su amigo. Pretende ponerles a prueba provocando situaciones donde se queden solos y él pueda espiarlos. La película es que va mejorando plano a plano, escena a escena, diálogo a diálogo. El marco estético es la espléndida fotografía de Luis Cuadrado y Geraldine Chaplin, Juan Luis Galiardo y Fernando Cebrián tienen memorables momentos interpretativos porque derrochan elegancia y soltura. La música es otro apartado muy logrado.

Con mucho, lo mejor de la producción cinematográfica de Carlos Saura se desarrolla durante los años 60 y 70 especialmente en los quince años que median entre “La caza” (1965) y “Mamá cumple cien años” (1979) En este caso nos encontramos con una especie de road movie sobre el viaje de un matrimonio y un compañero de trabajo, radiografía de la España de los años 60 ansiosa de cambio pero también reacia al mismo, excelsamente fotografiada por Luis Cuadrado en un crudo y en ocasiones, expresivamente quemado blanco y negro en el desierto de Almería, con toda la enorme carga metafórica tan del gusto de cine de Saura de aquellos años: la nueva y la vieja España, el peso y la persistencia de las rémoras del pasado, la presencia de la autoridad –el atestado en la guardia civil- o el machismo y las viejas costumbres que se resisten a desaparecer, adornado todo ello con unos toques claramente buñuelescos como el personaje de la tía beata o el niño que colecciona insectos o esa atención a ciertos objetos cotidianos con un regusto fetichista. Correcto trabajo de los actores, en especial de Juan Luis Galiardo y Geraldine Chaplin. Buena.