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Goemon

Acción. Drama. Fantástico Japón, siglo XVI. El legendario guerrero ninja y bandido -a lo Robin Hood- Ishikawa Goemon (Eguchi) roba a los ricos para alimentar a los pobres. En un reino fracturado, Goemon se enfrentará a sacrificios aún mayores para lograr la paz y vengar a su maestro traicionado... Nueva película del controvertido director de Casshern, basada en esta ocasión en Ishikawa Goemon, un ladrón del folklore japonés. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquel que esté acostumbrado a ver cine de diferentes continentes con culturas distantes estará más o menos echo a la idea de que se va a encontrar si ve un thriller coreano, una de acción estadounidense, un drama español o una cinta de humor francesa...

En este caso nos encontramos con un trabajo de acción/histórico japonés, y puedo asegurar que cumple con todos los requisitos de este tipo de cine dentro procedente del mercado asiático -véase Japón, Corea o China- es decir, vamos a encontrar exactamente lo que un cinéfilo de mundo espera cuando ve "japón" y "acción histórica" en la misma frase; épicas batallas, gloriosos ejercitos, legendarios dirigentes, tramas enrevesadas, amores imposibles, sacrificios por el honor o por bienes mayores, traiciones, mucho antagonista hijoputa y sobretodo, facilidad de personajes del bando "bueno" para morir a la menor ocasión...

Su única novedad resaltable es la pésima animación CGI que lo inunda todo. Los presupuestos en el otro lado del mundo no son los mismos que los norteamericanos y ver escenarios digitales de mala calidad a la menor ocasión canta en exceso, sobretodo cuando no tienen cabida y directamente sobran; ¿tan difícil es encontrar un campo despejado con hierba en japón? ¿o una pequeña cascada en la que rodar en una noche de luna?, puede que en Tokio sea complicado por el nivel urbanizado de la zona, pero seguramente en Hokkaido sea mucho más fácil de encontrar y hasta más barato. Y es que este es el problema más dañino del film, esa gran fotografía que encontramos sobretodo en trabajos chinos, con paisajes preciosos, montañas o campos, ríos o lagos... aquí están recreados por ordenador, con un equipo de bajo presupuesto. Los momentos de acción no escapan a estas CGI y emulan a la perfección a series de animación como Naruto, con saltos imposibles o enfrentamientos frente a miles de enemigos, los cuales todo sea dicho de paso en ocasiones pueden ser hasta interesantes.

La trama es poco destacable, al menos sin spoilers de por medio, tan solo comentar que Goemon deja rápido su faceta de Robbin Hood, es tan solo al comienzo cuando se le ve hacer algo por los desfavorecidos, todo se centra en temas más personales de nuestro ladrón y poco o nada en la historia de alguien que robe a ricos para dar a los pobres. De echo me atrevería a decir que en la escena que hace tal cosa al comienzo de la cinta, está enfocado de tal manera, que parece que lo hace para aumentar su ego y repercusión como ladrón y mito, y no para ayudar a nadie. La personalidad de este Goemon no es la de una persona que se preocupa por el prójimo, si no la de una persona que quiere pasarlo bien, tener muchas mujeres, grandes fiestas, vivir aventuras y putear a políticos importantes por resentimientos personales, luego, claro, tiene metas personales que rendir con su pasado o amistades.

Por último destacar que el film no sabe cuanto terminar y se alarga en demasía a la hora de concluir todos los flecos de su trama. Es interesante como puedes sentir que ya va a terminar, cuando muere este o aquel personaje, o termina esta o aquella batalla y que cuando solo falta el "The End" en la pantalla, la cosa continua porque aún quedan cosas sin finalizar, ese otro antagonista, o incluso una guerra por luchar... Se hace larga, y la extensión en la trama para mi en esta ocasión es una disminución en la nota.

En definitiva, un trabajo rápidamente olvidable que no merece más que un simple pasable siendo generoso y un calificativo de mediocre si alguna vez te preguntan por él.
Hammer
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8 de enero de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacularmente vistosa. Goemon nos regala una estética única e impresionante, aderezada con una banda sonora más que destacable. Al igual que Casshern, una experiencia visual memorable. Definitivamente, este director consigue transportarte a otro mundo, un mundo tan especial que hasta que se noten las partes que están hechas por ordenador no te parece raro, no desentona, está en perfecta sintonía con el abanico estético de la película. La historia sólo era algo secundario. Aunque sigo pensando que a este director le cuesta elegir un final que esté a la altura de la película y que a su vez nos deje un buen sabor de boca, el final de Goemon es más que aceptable. En cuanto a las actuaciones, me pareció que contaba con un excelente reparto.
Pavorosa
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30 de octubre de 2009
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hace falta irse hasta Akira Kurosawa para encontrar a mejores realizadores nipones que el que firma Goemon, un amigo del Photoshop que firmó con Casshern una de las obras más rotundas a nivel visual de la década, una postal extremadamente cuidada que veía cómo tanta saturación de colores no hacía otra cosa que enterrar una historia interesante a todas luces, no original, pero si digna, que lamentablemente nunca conseguía desarrollarse bien por una evidente carencia de Kazuaki Kiriya a la hora de narrar historias. El problema de Casshern no era tanto su ambición (que la tenía) como su incapacidad de ofrecer algo más allá de lo obvio, además de presentar unos problemas colosales de ritmo, pasando de una escena fantástica a otras tantas donde no pasaba nada relevante, cargándose la estructura interna del film. Pese a todo, la defiendo como un intento de hacer algo diferente, no hacerlo del todo mal y además ser recordable por sus méritos, que no son pocos.

Goemon partía pues de una base inmejorable, contando la historia del popular personaje homónimo del folklore japonés y teniendo en su reparto a Susumu Terajima, habitual de Kitano, y que en este nuevo film interpreta a otra figura histórica del país nipón: Hattori Hanzo, popularizado (aunque no es ni mucho menos reciente) por Tarantino a través de Kill Bill. Lamentablemente, el realizador japonés ha olvidado los problemas de Casshern, se ha limitado a solucionarlos erradicando de raíz lo que la hacía imperfecta. El resultado es una falta completa de intenciones serias: los discursos de Casshern se han olvidados, aquí se intenta contar la nada más absoluta, seguir los avatares del destino de un par de divertidos personajes pero que, tras media hora, nos importan bien poco.

Rodada como si fuese la cinemática de algún videojuego de nueva generación, a toda velocidad y con (diría) al menos un 30% de metraje en animación 3D (casi todas las escenas ágiles son en realidad modelos tridimensionales, al igual que en las caídas o los fondos), Goemon es más que nunca una postal que se mira, pero no se observa. No hay donde rascar, y lamentablemente Kazuaki Kiriya intenta darle trascendencia mediante un tramo final que abandona la pseudo-comedia para optar por el drama épico. Se toma demasiado en serio cuando yo, personalmente, ya había tirado la toalla. Hiperbólica aproximación a un personaje clásico del país nipón, estéticamente portentosa, aunque fría; carente de ritmo, de argumento y de algo que nos importe cinco minutos más tarde de que suceda. Más de dos horas de puro artificio, ni más ni menos.
Caith_Sith
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27 de abril de 2010
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pastiche de géneros que por momentos parece un manga. Las características visuales del director condicionan la película al punto de que la historia parece lo que menos cuenta en este universo de mezcla de técnicas y elementos. La épica parece ganar la batalla de esta larga producción que no merece mayor interés que observar como la técnica del vídeo juego tiene un papel que cumplir en los nuevos lenguajes cinematográficos. Pero jugamos al despiste y la película encierra muchas otras dentro de ella, pero todas fallidas.
Si quitamos el oropel del vídeo juego, nos queda una película desgarbada, sin tensión ni historia donde el personaje histórico es más bien un pretexto.
Los lenguajes técnicos están para ayudar a contar una historia, no para justificarla. El director y guionista de Goemon no nos presenta una historia con interés, pero no por la historia en sí, se trata de un ladrón legendario japonés, sino por el guión en sí mismo.
Una vez más, una película que pretende justificarse por una estética visual que en muchas escenas es ajena al cine y que no consigue crear una mezcla interesante.
nudodobleblogspotcom
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