Brave Story

Pese a que hay un montón de estudios de animación en Japón, sólo algunos son sinónimo de calidad. ¿Ejemplos? Madhouse, Studio 4ºC, Production I.G. o el más conocido de todos, Ghibli, forman parte de este grupo. Gonzo Animation es otro de ellos, en plena expansión y con apenas dos grandes películas en su haber –obviando OVAs o especiales para TV-. Tras su debut con Origen, una cinta con mucho potencial que veía empañada su buena animación con una historia no tan destacable, con Brave Story demuestran haber aprendido de sus errores y regalan una película más completa a todos los niveles.

La trama nos hace seguir a Wataru, un chaval que deberá introducirse en un mundo mágico para salvar a su madre enferma. El punto de partida es evidentemente poco original y esta línea se mantiene a lo largo de toda la cinta: está el amigo del protagonista que se hace “malo” pero en realidad no lo es tanto, los secundarios graciosillos, el personaje duro, etcétera. Todos los clichés del anime e incluso los videojuegos de rol están aquí, concentrados, esperando a ser desvelados minuto a minuto.

Curiosamente, esto da igual. El director sabe que no parte con la ventaja de tener una historia innovadora y por tanto simplemente se dedica a maquillarla al máximo. ¿Cómo, en una cinta japonesa de dibujos? Exacto: con una animación cojonuda. Fondos, personajes, los diseños de éstos, e incluso elementos 3D integrados de maravilla, algo que fallaba en Origen y en otras cintas del género, como Steamboy de Ôtomo.

La película es larguilla (110 minutos), pero se pasan volando. Conjugando una historia chula –no demasiado original- y una animación fantástica, Gonzo vuelve a apuntar alto en el panorama de la animación japonesa. Aún están lejos de Ghibli, pero si con sólo dos películas han conseguido mantener un nivel e ir poco a poco mejorando, sólo queda esperar a su tercer largometraje (ya en desarrollo) para ver con qué nos sorprenden esta vez. Merece la pena verla.

Bueno, decir que no me ha gustado esta película de anime sería mentirles, pero no sé por qué, se me ha hecho corta. No, no quiero decir que tenía que haber durado más de 110 minutos, pero es como desayunar únicamente un bollo de pan de leche: Te deja con hambre.

Como leí en la única crítica en esta película, no pasa de ser normalilla porque exactamente sabes como va pintar la película. Los personajes sabes donde van estar, incluso el protagonista y el "antagonista" No quiere decir que sea mala, pero... hay muchas películas japonesas así. Eso no quiere decir que aunque sepas como va ser la cosa no vaya a sentir algo, pero bueno, que al final te deja insatisfecho.

Tengo sentimientos encontrados con esta película: por un lado me parece que el apartado técnico es perfecto: el diseño de personajes es simple pero carismático, los escenarios espectaculares, detallados y preciosistas y una animación realmente espectacular. Pero por el otro lado, y aquí viene el aspecto más flojo, no me convenció como esta desarrollada la historia.
El inicio es demasiado lento para luego acelerarse demasiado en la búsqueda de las gemas y detenerse solo en unos pocos momentos, provocando que la evolución del protagonista se produzca un poco a trompazos y que los personajes secundarios pierdan el carisma que desprendían al ser introducidos en la historia resultando demasiado planos. Pero no solo eso, sino que el ritmo tan irregular de la película no nos permite disfrutar del mundo de Vision ni de sus criaturas, frustrando el sense of wonder que en un primer momento transmite cuando Wataru llega a Vision.
La verdad es una lástima, porque de haberse desarrollado mejor la historia, la película hubiera quedado más equilibrada. Sin embargo Brave Story cumple a la perfección su función de entretener y no se puede negar que tanto Wataru como Mitsuru con sus tribulaciones son una auténtica ancla para enganchar al espectador.