The Singer

El Pansori es un arte dramático propio de Corea en el que se narran historias de forma cantada acompañadas por ritmos de percusión, algo semejante a las canciones de los trovadores de la Edad Media Europea, aunque con raíces culturales y musicalidad propias de Asia. Considerado Patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO, en The Singer se ofrece un homenaje al género durante todo el metraje a través del drama que vive Hak-gyu, un cantante de Pansori al que le secuestran mujer e hija. El film parte de una trágica historia para transitar por el musical, el drama entrañable, la comedia amistosa y el melodrama de época, en una mezcolanza que no acaba de cuajar del todo. Pese a lo terrible de los sucesos, la historia se muestra siempre extremadamente luminosa y alegre, tanto a nivel formal como en las actuaciones y reacciones de los múltiples personajes, provocando un desajuste en el relato. Pese a todo, The Singer consigue acercar de forma amable y accesible un arte tan peculiar y desconocido en Occidente.

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*El cantante de Pansori

El director coreano Cho Jung-Rae reincide en el tema del secuestro y la esclavitud que ya relataba en su ópera prima de ficción Spirits’ Homecoming (2016). Si en aquella situaba la acción durante la Segunda Guerra Mundial siendo los captores los soldados japoneses, en esta nueva propuesta viaja aún más atrás en el tiempo y nos sitúa en plena época de Joseon, involucrando a algunas élites del reino dinástico en dichos secuestros. Más allá de esa coincidencia o anécdota, The Singer es una película curiosa y extraña que mezcla comedia, drama, aventuras, musical y contexto histórico.

El protagonista es un cantante (sorikkun) de Pansori. Es un arte típico en el folklore coreano que data de mediados del Siglo XVIII y que consiste en una especie de cuentacuentos que narra sus historias cantando bajo ritmos de percusionistas. La película se detiene con calma para mostrar este noble arte considerado como Patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO. Se nos muestran varias actuaciones del protagonista frente a los aldeanos, ya que estos trovadores se solían mover en un ambiente humilde y rural. La música Pansori sería comparable por sus raíces étnicas al flamenco en España o las danzas tribales indias y africanas. Pese a sus evidentes diferencias culturales y rítmicas, todas comparten ese manera de acercarse a la música con el alma desnuda y desde un prisma emocionalmente curativo.

*El poder de fabulación

En la parte final de The Singer, los cantos del Pansori se convierten en un hilo argumental que funciona por sí mismo en paralelo a la historia central de la película. Mientras el cantante viaja durante años junto a su hija en busca de su esposa secuestrada por las mafias, inventa historias que explica a los aldeanos que se reúnen a su alrededor para escucharle como quien sigue día a día un serial televisivo. Se produce un diálogo interesante entre esas historias cantadas materializadas en imágenes y la trama real de su búsqueda. Es el poder de la fabulación que también tiene el cine para acercarse a la vida real. Sin embargo, la coherencia narrativa se resiente y la combinación acaba ralentizando en exceso la acción.

Aunque The Singer tiene cosas sugerentes, todos sus elementos se exponen en claro desorden. En general, la historia resulta bastante dramática y suceden cosas terribles, en cambio, casi siempre prevalece un tono de comedia desenfadada con personajes secundarios que insuflan momentos de humor absurdo que descolocan un poco. Por contra, cuando el director decide ponerse serio, se pasa de frenada cayendo en el melodrama más remilgado. Se notan las costuras en el anhelo por encontrar la complicidad del espectador, utilizando el personaje de la niña para ablandar nuestro corazoncito.

*Conclusión

The Singer es una película coreana escrita y dirigida por Cho Jung-Rae. Combina comedia, drama, cine de aventuras y musical. Lo que más llama la atención a primera vista es una puesta en escena preciosista que saca partido a su belleza formal. Tiene una fotografía luminosa que resalta los espacios naturales por los que transita el variopinto grupo que forman los protagonistas. Más allá de lo puramente estético, la película padece algunos problemas de tono y ritmo. Los elementos de comedia no siempre encajan con la historia tan dramática que cuenta. La mayor aportación que encontramos en The Singer es acercarnos al mundo occidental el desconocido arte Pansori. Solo por eso ya merece la pena.

Escrito por Daniel Farriol