Haz click aquí para copiar la URL

Pity

Drama La historia de un hombre que se siente feliz solo cuando es infeliz, un hombre adicto a la tristeza, que tiene tanta necesidad de compasión, que está dispuesto a hacer todo lo posible por evocarlo a los demás. Esta es la vida de un hombre en un mundo que no es lo suficientemente cruel para él. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
3 de febrero de 2019
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Sufrir es
su adiccion.
Disfruta sus tragedias
sin moderación.»

Ojete Calor ~ Qué Bien Tan Mal

Planos fijos, estética minimalista, encuadres claustrofóbicos y personajes hieráticos son las señas de identidad de la llamada «nueva ola de cine griego» iniciada por el autor de «Canino».

Babis Makridis, director de «Pity» (Grecia, 2018), es uno de esos cineastas aventajados pertenecientes a esta nueva horneada de cine (raro) griego. Con su segundo largometraje y de la mano de Efthymis Filipppou, un habitual de Lanthimos, ya que ha guionizado la mayor parte de sus filmes («Canino», «Alps», «Langosta», «El sacrificio de un ciervo sagrado»), y con el que ya trabajó coescribiendo su ópera prima «L», Makridis elabora una comedia negrísima, de las de tener que contener la sonrisa, sobre lo que las personas hacen para recibir compasión y lo que ocurre cuando este comportamiento se lleva al extremo del disparate.

A nivel formal predomina el plano fijo y el primer plano. El ritmo es aletargado y la atmósfera luminosa, veraniega, totalmente contraria al estado de ánimo del personaje principal, un abogado de clase media-alta (Giannis Drakopoulos) que vive en una casa maravillosa, con un hijo maravilloso y un perro maravilloso. Todo es sereno y armónico, salvo su autoimpuesta y perenne infelicidad.

Giannis Drakopoulos, al que ya vimos en «Chevalier», de su compatriota Tsangari, realiza un gran trabajo, muy contenido en la piel de ese ser mustio, distante, aséptico, preso de sus propias y extravagantes rutinas. Con su mujer en coma tiene todo lo necesario para recibir la compasión de los demás. Pero su inesperada recuperación lo convierte en un paria de la sociedad. Ya nadie quiere darle la palmadita en la espalda. Ya nadie siente lástima por él. La vecina ya no le hace el bizcocho de naranja al que se había acostumbrado. En definitiva, ya no tiene, a ojos de los demás, ningún motivo por el que estar triste.

Este será el pistoletazo de salida de una cuenta atrás con un final elevadísimo, hanekiano, y en el que Makridis, como el austriaco en la intro de «Funny Games», utilizará una serie de cortes sonoros metaleros que harán de contrapunto a las piezas clásicas que nos taladran el tímpano en determinados momentos del filme. Puro terror cotidiano.
Laura
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
21 de noviembre de 2018
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su capacidad de sorprender es una de las bazas de esta película. Un compendio sorpresivo sobre la necesidad de felicidad y las múltiples facetas de su comprensión. A través de una extravagante trama el director nos hace copartícipes de una personalidad abrumadora, de sus desórdenes y de sus carencias, con la búsqueda de esa tranquilidad solo adquirida de la forma más perversa. Muchas veces los guiones diseminan la información, los giros dramáticos, para aturdir en la búsqueda de su concepto, y aquí va un punto más allá. La tranquilidad del espectador es inspirada por unas formas elegantes y diáfanas de unos diálogos y acciones, que a pesar de su motor tramático 'in crescendo' son llevaderas. Al final vemos que la idea es clara y concisa, aprehendemos toda la información y participamos atónitos a su desenlace. La moralidad de sus acciones está clara y diferenciada. Las causas y circunstancias son derivadas de su contorno y malinterpretación intransigente. La capciosidad de sus resultados es la adecuada por la deformación del espejo con el que se mire.
Bolseiro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
29 de abril de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pena que un guion tan interesante y un personaje tan curioso, se desarrolle en una película tan sumamente lenta, esto lastra mucho el resultado final, aunque tengo que decir que me ha dejado un buen sabor de boca y me ha dado que pensar.

"Pena" es una historia oscura con cierto humor negro de un hombre que disfruta con estar triste, su mujer se encuentra en coma desde hace tiempo debido a un fatal accidente, la condescendencia y amabilidad de todas las personas a su alrededor le hace sentirse bien consigo mismo. Pero cuando su mujer sale del coma y vuelve a la normalidad, comienza a sentirse mal y necesita volver a estar triste para sentirse bien.

Parece una idea descabellada para un guion, pero resulta curioso ver la evolución de este personaje de dar pena a resultar penoso.

Con un diseño minimalista el director griego Babis Makridis (que ha colaborado en algunas ocasiones con Yorgos Lanthimos) realiza esta curiosa sátira a veces inquietante y otras veces divertida. Cuenta con muy pocos diálogos y una presentación curiosa de este personaje que a toda costa requiere compasión y que puede convertirse en héroe o en villano en un abrir y cerrar de ojos.

Tras su paso con buena acogida por Festivales como Sundance o Sevilla, su carrera comercial fue bastante nula, pero puede verse a través de plataformas como Filmin.
Destino Arrakis.com
videorecord
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de mayo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por algo se ha caracterizado el séptimo arte –como lo haría cualquier otra forma de expresión- dentro del plano humanístico, es por ser eco de la sociedad contemporánea. En el retrato de sus virtudes, obsesiones, pecados o anhelos, los cineastas griegos han creado un nuevo estilo de expresión, el cual no es sino fruto de una crisis que ha superado las barreras de lo económico, llegando a dañar la membrana humanitaria. Las alegorías que generan estos nuevos realizadores (quizás el más internacional de ellos sea Lanthimos) construyen pequeños universos donde la expresión se redescubre y el individuo es expuesto desde la caricaturización. Tal es así que podemos llegar a hablar de cine crítico, leer sus películas en clave de acción socio-política, o simplemente como exposición de una suma de descabelladas incidencias teñidas de humor negro.

La segunda película del director griego Babis Makridis continua la senda de su título anterior (L, 2012), enmarcándose desde los primeros compases dentro de los márgenes de este movimiento cinematográfico que ha pasado a definirse como la nueva ola griega. El nivel estético juega en favor del primer juicio: austeridad, simetría, y una fría concisión caben en sus planos fijos que alternan primeros planos de gran profundidad de campo y planos abiertos de espacios diáfanos. Todo ello genera el ambiente hermético perfecto en el que desarrollar estas tragedias cuasi-clásicas traídas a nuestros días y representadas por nuestras realidades llevadas al inverosímil como muestra de la alienación de sus protagonistas.

Sin duda, se trata de un cine singular que encuentra en esta ocasión un protagonista que necesita vivir en el drama perpetuo convirtiéndose en el (pseudo)héroe trágico desde una estructura clásica, donde no faltan prólogo, monólogo interior del protagonista, oda lírica, ni catarsis final. La utilización de textos en pantalla nos adentra en el monólogo interno de un misántropo interpretado de forma impecable por Giannis Drakopoulus (un habitual de este género), descubriendo su moral al tiempo que los diálogos dejan fluir la trama. La citada catarsis, algo definitorio del género, se descubre enfatizada de forma especial en este caso como cierre desgarrador. Eso sí, anticipado por una ambientación penetrante en la que cada acción logra incidir.

A pesar de su primera impresión vacua, abúlica, la película se desenvuelve en un ambiente entre lo tétrico y lo cómico que aligera su metraje gracias al desconcierto en los límites de la realidad, sin duda un acierto del guion que el director firma junto a Efthymis Filippou, nombre casi definitorio de este cine por trabajar junto a casi todos los directores que pertenecen a este movimiento. Los contrastes de espacios y emociones generan la evolución de los personajes aumentando su alienación, reflejada de nuevo en sus actos en la búsqueda de más, antes de ser conscientes de que los valores han quedado arrasados por el camino.

Lo mejor: volver a encontrarnos con una comedia tan oscura como el propio drama, dibujada
dentro de un espacio inmutable, aunque reconocible.
Lo peor: puede indigestarse incluso en los estómagos más experimentados si el día o el humor
personal no acompañan.

CarlosDL - Colaboración en http://redrumcine.com/
CarlosDL
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow