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Las arañas, parte 2 (Las arañas 2: El barco de los brillantes)

Aventuras En la segunda parte, el aventurero Kay Hoog tendrá que enfrentarse de nuevo a la conspiración de "Las Arañas". Además, descubrirá una ciudad china subterránea, custodiada por tigres y cuya existencia nadie conoce. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
29 de marzo de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maldigo a Erich Pommer por no haber hecho que Lang dirigiera "El gabinete del doctor Caligari" por una patraña como ésta, pero no porque Robert Wiene no estuviera a la altura, sino por venderse Pommer por dinero, alejando a Fritz de la obra perfecta expresionista por una secuela, segunda parte o lo que sea que no debió ser hecha jamás.

Si ya la primera tenía un tufillo a Blockbuster simploncillo, al que se le salva por la inocencia que desprende y un potente final, esta segunda ya es típica hasta el fin. Bastante acción, pero sin enlazarse correctamente, el personaje chulillo protagonista ya no tiene carisma, la historia es forzada y ya no entretiene, aburre, y para una película de aventuras y acción, aburrir es lo peor que puede hacer.
capacitivo
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15 de noviembre de 2011
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el asesinato de la princesa Naela, Kay Hoog decide buscar a Lio Sha y su banda Las arañas, para vengar su muerte. Entre tanto, la escurridiza mujer sigue dedicada al tráfico de diamantes y muy, pero muy interesada como el resto de sus líderes, en encontrar un particular brillante, conocido como “La cabeza de Buda” (cualquier alusión a la India es intencional), el cual perteneció a la dinastía Ming y que, según la leyenda, cuando una princesa lo devuelva a Asia, este continente se verá libre de la dominación extranjera (léase inglesa).

Sabido esto -y como en la posterior “Gunga Din” de George Stevens-, resulta difícil empatizar con el millonario aventurero que hace aquí las veces de héroe, pues, semi-olvidado su afán de venganza, se centra en rescatar a la hija del magnate de los diamantes John Terry, secuestrada por Las arañas, y en suma, todo el escenario huele a colonizadora oligarquía contra un pueblo que ansía ser libre… y bueno, en lo que a mi respecta me siento puro pueblo, con algo de sangre de alguna hermosa india y otro tanto de algún olvidado soldado español.

Por lo demás, “LAS ARAÑAS II” (El barco de los brillantes) resulta más tibia que la primera parte. El protagonista desaparece largo rato en la parte central de la historia, los incidentes poseen muy poco nivel dramático y aventurero, y exceptuando algunos afortunados diseños artísticos que nos ubican creíblemente en San Francisco, el barrio chino, Londres o las islas Falkland, los hechos no sobrepasan los comunes filmes de aventuras que pululaban por aquellos años. Se explica con esto que, Erich Pommer el productor, no se sintiera interesado en rodar las siguientes dos partes que Lang había propuesto.

Dudo mucho que el héroe Kay Hoog haya motivado a otros a emularlo, y hasta el mismo Fritz Lang, comprendió después que ésta fue tan sólo una de esas experiencias que hacen falta para poder, un día, convertirse en maestro: ”Era entonces muy joven –diría- y me gustaba todo lo exótico y descabellado”.

Pero, faltaba ya poco para que surgiera el hombre que consolidaría la grandeza del cine alemán con títulos como “Las tres luces”, “Dr. Mabuse el jugador”, “Los Nibelungos”, “Metrópolis” y otras tantas.

Para quienes suelen hacer fama de la dureza que Fritz Lang desplegaba con los actores, vale mencionar que durante el rodaje de esta película falleció el papá del protagonista Carl de Vogt, y el director, de inmediato, suspendió el rodaje durante dos días para permitir que él acompañara sus funerales.
Luis Guillermo Cardona
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18 de abril de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
116/12/09/04/21) Interesante film silente de aventuras, más que nada por escudriñar en las raíces del cine de Fritz Lang, cineasta que nos regaló obras tan míticas como “Los Nibelungos”, “Metrópolis”, “M, el vampiro de Dusseldorf” o “Perversidad”. En este caso escrita y dirigida por él mismo, es la segunda parte de una película que su primigenia se estrenó un año antes, se planearon originalmente dos partes más, pero nunca se hicieron, se creía que esta que abordo era una película perdida, pero fue redescubierta y restaurada. Fritz Lang se encontraba al comienzo de su carrera como director cuando aceptó el encargo de dirigir lo que iba a ser una serie de acción y misterio compuesta por cuatro episodios de largometraje. Lang se vio obligado por esta asignación a renunciar a dirigir “El Gabinete del Dr. Caligari”, también liberado por el distribuidor Decla-Bioscop AG en 1919. Lang está claramente influenciado en esta obra (junto con la primera parte es su tercera dirección, pero sus dos primeras se consideran perdidas) por la serie de aventuras del francés Louis Feuillade del mismo período, como Fantomas, Les Vampires y Judex.

Parte 2. Das Brillantenschiff ("El barco de diamantes"): Ha comenzado la búsqueda de un diamante con forma de cabeza de Buda que tenga poderes especiales. Llevado en manos de 'una princesa', otorgará el poder de gobernar Asia. En San Francisco, Kay Hoog (Carl de Vogt) descubre una ciudad escondida debajo de Chinatown, pero es descubierto y hecho prisionero. Finalmente, la caza lleva a Hoog a Inglaterra, donde las Arañas secuestran a Ellen, hija del rey de los diamantes Terry, de quien sospechan que posee la piedra. Cuando Kay Hoog llega a la escena, él y Terry descubren (con la ayuda de un antiguo libro de registro) que el antepasado pirata de Terry ocultaba un mapa en una pintura. Hoog sigue el mapa a las Islas Malvinas para encontrar el diamante, pero Fourfinger-John, que ha espiado a Terry y Hoog, logra informar a las Arañas por medio de una paloma mensajera. Lio Sha y sus secuaces alcanzan a Hoog en la cueva donde está escondido el tesoro pirata y lo toman prisionero. Sin embargo, los vapores venenosos de un volcán entran en la cueva y todos los criminales mueren. Solo Kay Hoog logra escapar con la piedra. De vuelta en Inglaterra, trabaja con la policía y Terry para liberar a Ellen de las garras del maestro hipnotizador de las Arañas.

Esta segunda parte comienza donde quedó la primera. Baja con respecto a la primera, donde el protagonista, antecedente de Indiana Jones e incluso James Bond, pierde presencia, para abrirse más las subtramas y con ello ganando en dispersión e incluso confusión. Vuelve a tener mucha acción, con varias secuencias interesantillas, pero todo se nota aún más forzado en su desarrollo que la anterior, donde muchas de las situaciones se resuelven de modo arbitrario (ejemplo el tramo en la cueva de las Islas Malvinas) cuando no con unas elipsis (no sé si por falta de material) torpes, para desemboca en un final un tanto plano.

Aun así, es encantadora la inocencia pulp que desprende en cada esquina (ingenioso ese toque de Hoog metido en una caja camuflado en el barco, pero con comodidades, con luz, libros, cojines, y hasta vino), con estimables diseños de decorados (ejemplo el McGuffin de la Chinatown subterránea), posee ese aire ‘bondiano’ de trasladarnos por exóticos escenarios, sobre todo para ese tiempo. Desplegando imaginación con saltos a pelo desde aviones, pasadizos secretos, cuevas volcánicas, mensajes codificados, trampas para ahogamientos, mapas de tesoros, piedras preciosas con poderes legendarios, y por supuesto una logia de villanos precursora de la Espectra de la saga Bond.

Para los que gusten de hacer antropología ‘langiana’ vemos que la cinta se convierte en una especie de ensayo de su posterior saga del Dr. Mabuse, donde están muchos de los elementos que luego incluiría en estas películas, como es personajes megalómanos que aspiran a dominar el mundo, con controles de mentes, un personaje que gusta de disfrazarse para engañar y confundir, las conspiraciones, los mensajes encriptados. Pero todo esto aún falto de punch dramático, resultando pues eso, un esbozo de lo que está por venir.

Las arañas se consideró una película perdida durante muchos años antes de que se descubriera una impresión original en la década de 1970. Esta impresión superviviente se utilizó para una restauración de la película, que se completó en 1978. Parece que a la versión restaurada le falta una pequeña parte del metraje original. Esta versión se lanzó en DVD en 1999 y Blu-ray en 2016. La reconstrucción de tres años fue realizada por los historiadores del cine David y Kimberly Shepard, con música compuesta por Gaylord Carter. El material original fue un negativo duplicado de 35 mm de Checoslovaquia; la impresión de nitrato tenía varios defectos que no se podían quitar, estaba fuera de secuencia y no tenía intertítulos. Los intertítulos se obtuvieron de registros de censura alemanes. La película fue teñida de acuerdo con las instrucciones de Fritz Lang, quien todavía vivía en ese momento.

Me queda aún entretenido film (no buscaba nada más), con muchos referentes del tiempo, y sobre todo recomendable a los que gusten de indagar en los inicio en cine de Frit Lang. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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