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31
Drama
En Varanasy, la sagrada ciudad hindú a orillas del Ganges, Pundit Chaturvedi, un sacerdote hindú sigue puntillosamente sus prácticas religiosas. Un día, un niño abandonado entra en su vida y su hogar. Lo adopta y lo llama Kartikey. Criarlo y educarlo como un buen Brahmin llena la vida del sacerdote de alegría, hasta que el día en que descubre que el niño es musulmán y es forzado, debido a su religión, a deshacerse de él. El recuerdo del ... [+]
27 de julio de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película del género religioso (en concreto centrada en la vida y religiosidad de un sacerdote hindú o brahmán que vive en la ciudad de Benarés junto al "sagrado" río Ganges.
La película muestra el comportamiento cotidiano del brahmán protagonista, levantándose temprano para orar y purificarse con baños en el Ganges al salir el sol, estudiando, consultando y enseñando a sus discípulos los libros sagrados del hinduismo (los Vedas, el Manava-Darma-Sastra que incluye el Código de Manú, las grandes epopeyas del Mahabarata y el Ramayana y los Puranas), haciendo rituales en el altar de su hogar, meditando, aconsejando y guiando en comportamiento religioso tradicional, arbitrando en problemas del barrio o de otras familias donde es requerido por su autoridad, etc. Así como también podemos contemplar la típica estética exterior de un brahmán, la cual suele consistir en llevar la cabeza rapada a excepción de la coronilla donde se dejan un mechón de cabellos, llevar encima un cordón sagrado, vestir con esa especie de sábana blanca, etc.
Nuestro protagonista, sacerdote brahmán, vive con su mujer y una hija pequeña, su vida transcurre configurada por el respeto religioso y sagrado que suscita este profesional del hinduismo tanto en su familia como en la comunidad. Un día aparece en su casa un bebé desconocido que nadie reclama ni parece haber perdido. El brahmán y su familia lo crían y llegan a quererlo como a un hijo propio. El chiquillo se hace querer y el sacerdote lo cree un niño de su misma casta (brahmanes) y por esto va enseñándole y despertando en él la vocación del sacerdocio que todo sacerdote brahman ha de transmitir a su hijo varón (tal como manda el Código de Manú).
Sin embargo cuando más encariñado está con el niño y su existencia se ha convertido en una auténtica felicidad diaria, ocurre un hecho que le llena de dolor, que le rompe la calma habitual y que le hará reflexionar profundamente acerca de lo esencial de la religión.
En definitiva, el mensaje-tesis del filme es evidentemente religioso y manifiesta con toda claridad que el meollo de toda religión, también de la hindú, es así de poético y bello:
«La religión no es sólo devoción, sino también deberes y conductas.
La religión es unidad y hermandad.
La religión es mirar más allá del credo y de la casta.
La humanidad es religión.»
Fej Delvahe
La película muestra el comportamiento cotidiano del brahmán protagonista, levantándose temprano para orar y purificarse con baños en el Ganges al salir el sol, estudiando, consultando y enseñando a sus discípulos los libros sagrados del hinduismo (los Vedas, el Manava-Darma-Sastra que incluye el Código de Manú, las grandes epopeyas del Mahabarata y el Ramayana y los Puranas), haciendo rituales en el altar de su hogar, meditando, aconsejando y guiando en comportamiento religioso tradicional, arbitrando en problemas del barrio o de otras familias donde es requerido por su autoridad, etc. Así como también podemos contemplar la típica estética exterior de un brahmán, la cual suele consistir en llevar la cabeza rapada a excepción de la coronilla donde se dejan un mechón de cabellos, llevar encima un cordón sagrado, vestir con esa especie de sábana blanca, etc.
Nuestro protagonista, sacerdote brahmán, vive con su mujer y una hija pequeña, su vida transcurre configurada por el respeto religioso y sagrado que suscita este profesional del hinduismo tanto en su familia como en la comunidad. Un día aparece en su casa un bebé desconocido que nadie reclama ni parece haber perdido. El brahmán y su familia lo crían y llegan a quererlo como a un hijo propio. El chiquillo se hace querer y el sacerdote lo cree un niño de su misma casta (brahmanes) y por esto va enseñándole y despertando en él la vocación del sacerdocio que todo sacerdote brahman ha de transmitir a su hijo varón (tal como manda el Código de Manú).
Sin embargo cuando más encariñado está con el niño y su existencia se ha convertido en una auténtica felicidad diaria, ocurre un hecho que le llena de dolor, que le rompe la calma habitual y que le hará reflexionar profundamente acerca de lo esencial de la religión.
En definitiva, el mensaje-tesis del filme es evidentemente religioso y manifiesta con toda claridad que el meollo de toda religión, también de la hindú, es así de poético y bello:
«La religión no es sólo devoción, sino también deberes y conductas.
La religión es unidad y hermandad.
La religión es mirar más allá del credo y de la casta.
La humanidad es religión.»
Fej Delvahe
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