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María Magdalena

Drama Película biográfica bíblica que cuenta la historia de María (Rooney Mara), una joven mujer en busca de una nueva forma de vida. Restringida por las jerarquías de la época; María desafía a su familia tradicional al unirse a un nuevo movimiento social dirigido por Jesús de Nazareth (Joaquin Phoenix). Pronto encuentra su lugar dentro del movimiento y en el corazón de un viaje que la conducirá a Jerusalén. (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
18 de marzo de 2018
33 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que no frecuentaba el programa doble, cosa que resulta difícil de compaginar si los horarios no son compatibles. Después de disfrutar de un título que sorprendentemente tenía mucho que ver con lo que a continuación aguardaba, mis expectativas subieron desde el minuto uno como la espuma debido al plano inicial que presuponía una obra maestra y la mejor película sobre esta temática jamás filmada. Pero Garth pasó de un Malick alegórico y simbólico a un Rossellini austero y escueto, dejándome desconcertado por completo, pues cuando creía que iba a ver algo que no había visto antes, empecé a temerme que volvería a ver lo mismo, pero no, no fue lo mismo, hubo una nueva visión, una visión con otra mirada, una visión vista desde fuera y a la vez desde dentro, como una especie de 3D sin gafas, y entendí por primera vez ciertos pasajes que antes no entendía (cosa que en sí misma ya supone para mí un gran mérito de cara a la película). Tal vez lo que le eche en cara a Garth Davis es haber hecho una película excesivamente compleja, no haber dejado suficientemente claro desde el principio el mensaje que pretendía transmitir, haberse andado por las ramas, dejado atrapar por una exposición shakesperiana, pero al final, puesto a reflexionar, ¿y si tal voluntad era intrínseca a la línea argumental, a la complejidad de un mensaje que en su momento fue fácilmente malinterpretado? Otro punto a favor del bueno de Garth. A este respecto serviría de ejemplo ilustrativo la perfecta definición del personaje de Judas (excelentemente interpretado), en clara contraposición al personaje de María, que no es sólo la María del título, sino también la María madre, e incluso la María santa, ya que María lo es todo, y representa tanto al ser humano como al ser divino. Rooney vive el personaje como parte de ella, es María, y eso maravilla, ya que es como ser partícipe de una conversión real (sí, ya sé que se trata sólo de una interpretación), como ver a Dolores Hart profesar sus votos, y al compartir ese sentimiento sentirlo como propio. No me olvido de Joaquin, el problema es que Joaquin no hace de Mesías, hace de sí mismo, permanentemente atormentado, consumido, como si hubiera cometido algún terrible pecado en el pasado de cuya culpa le resultara imposible desprenderse, o tal vez eso no sea un demérito, tal vez sea esa la intención de Garth (otro punto a su favor). La escena de la resurrección de Lázaro resulta realmente extraordinaria, y el mejor ejemplo para explicar el significado de la Pasión. Me gusta cómo Garth Davis utiliza los elementos y los descompone para a partir de ahí construir una historia distinta que cuenta lo mismo, pero con mayor fuerza y contundencia, porque la palabra no es única, lo es su significado. Y todo ello sin necesidad de recrearse en lo obvio, resumido a lo mínimamente necesario e ineludible, con el alegato de que la verdadera revolución consiste en cambiar uno mismo, que todos somos iguales y libres, y que el Reino de Dios reside en aquellos que tienen fe.
Chon
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20 de marzo de 2018
25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a empezar esta crítica diciendo que lo que expongo no es más que un engendro de lo que pienso, siento y entiendo de la película, y que voy a hacerla a modo de comparación con La Forma del Agua de Guillermo del Toro (¡ojo! Contiene espoilers de ambas películas) y que pretendo hacer pensar más aun a la gente que la ha visto, allá voy.
Las dos películas tratan de alguna manera sobre lo mismo: mujer, solitaria, soñadora, incomprendida por alguna característica que le hace ser vista como diferente por parte de los demás, que se enamora y que sigue a su amado a través de diversas dificultades.
Me explico; por un lado tenemos a Susan Espósito en La Forma del Agua, una mujer que es solitaria, muda, huérfana, y limpiadora que vive en la ciudad portuaria de Baltimore. Parece que el aislamiento social le viene dado por esos factores, su mutismo hace difícil una comunicación fluida con alguien de su alrededor, parece que su orfandad le hace ser también de alguna manera poco social, y su trabajo de limpiadora es una manifestación de esa desigualdad a la que se ve sometida, vamos, que lo tiene todo para ser una especie de antiheroína. Además podemos intuir que es una persona anhelante, soñadora, que está esperando a algo o a alguien que la saque de su aplastante monotonía de la que trata de huir con ensoñaciones y auto sexo en la bañera. No es una mujer fuerte y luchadora que nos va a dar lecciones de moral.
Por otro lado tenemos a María, una mujer joven de Magdala, una aldea de pescadores a orillas del Mar de Galilea. No sabemos bien qué le pasa a María, que vive junto a su familia profundamente religiosa. Sólo sabemos que no quiere casarse e intuimos que tiene fuertes inclinaciones místicas, es algo así como una soñadora de la eternidad que mira anhelante el horizonte esperando algo, no se sabe bien qué. Este misticismo produce rechazo a su entorno, en el espoiler cuento porqué.
Hasta aquí creo que se ve claro el parecido de ambos personajes. Mujeres atrapadas en una realidad que no les satisface, solitarias, rechazadas o desplazadas socialmente, buscadoras o esperadoras de algo o alguien que les rescate.
He aquí otro factor importante: el agua. Las dos películas tienen como elemento fundamental el agua, un elemento conductor de la trama. Ambas películas comienzan con una escena subacuática, en el espoiler sigo desarrollando esta idea, pues hay más razones pero pueden desvelar la trama.
El amor es fundamental en las dos películas. Pero antes hay que dejar clara una cosa. En la Forma del Agua tenemos una relación amorosa y sexual, mientras que en María Magdalena tenemos una relación amorosa espiritual, sin sexo, y no amorosa en el sentido de pareja, si no en el sentido de unión íntima, profunda y seria, aunque podría considerarse exclusiva entre Jesús y María, además en la primera tenemos un amor más erótico y en la segunda un amor agapé, de entrega total. Por un lado tenemos una criatura anfibia y por otro lado, ¡oh casualidades de la vida! Tenemos a Dios hecho hombre, que también aúna dos naturalezas. Es decir, dos figuras masculinas que poseen dos naturalezas en una. Ambos amados (el hombre anfibio sin nombre y el hombre-dios Jesús) son perseguidos, y nuestras protagonistas ven su amor en riesgo debido a esto. Esto lo desarrollo más en el espoiler.
Hasta aquí creo que se puede apreciar que las dos películas cuentan en realidad la misma historia. Si reducimos a sus protagonistas a metáforas del alma o de la psique humana, veremos que se trata de estas en busca de su lugar, lugar que encuentran en un ser de alguna manera igual y diferente, en apuros pero superior. En este punto quiero añadir que las personas disfrutamos de los personajes en los que nos vemos reflejados, de tal manera que no hace falta ser mujer, muda, marginada y estar enamorado de un anfibio para sentirse identificado profundamente con Susan, por eso creo que hay elementos más profundos con los que nos sentimos identificados.
Pero las películas tienen una profundidad muy diferente. El relato de María es mucho más profundo y enriquecedor en todos los sentidos, por eso invito encarecidamente visionar la película y por eso pienso que es mucho mejor, cosa que no voy a explicar pues creo que cada cual puede discernir lo bueno de lo malo y lo excelente de lo mediocre.
En cuanto a la fotografía de María Magdalena me ha parecido bastante buena siendo extraordinaria en algunas ocasiones, una delicia. Su función creo que es hacernos sentir por un lado el sentir de María y por otro el ser espectadores de un acontecimiento, ser testigos, por eso la cámara variará, me explico, a veces la cámara mira desde fuera completamente, otras estamos junto a María, otras somos ella misma y otras somos alguno de los personajes, mención especial a este juego de cámaras hago en el espoiler (si es que tal cosa se puede hacer de una historia tan contada)
Me gustaría destacar la sobriedad de la película en todos los sentidos, algo loable pues la sobriedad, la calma y las escenas largas son excluyentes y espantan a una gran mayoría del público.
La banda sonora es correcta en algunas ocasiones, rayando el efectismo en otras, pero sin llegar a él y otras, (las menos, la verdad sea dicha) es muy buena, con una mezcla entre electrónica y clásica que a mi me parece muy acertada y personalmente me encanta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
paoluo90
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19 de marzo de 2018
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás sea solo una película apta para creyentes. Quizás parezca una película de otros tiempos. Quizás el público no quiere ver cine cristiano o que hable de Jesucristo...lo cierto es que las películas con temática cristiana en España no funcionan y supongo que los productores, distribuidores y exhibidores se lo van a pensar mucho antes de producir, comprar y distribuir y exhibir este tipo de cine.
En Estados Unidos y en América Latina este tipo de películas logran cifras considerables en sus estrenos pero cuando llegan a España ya ha pasado tiempo y están en internet a disposición de cualquiera pero en el caso de MARÍA MAGDALENA o PABLO, EL APOSTOL DE CRISTO el estreno es simultaneo con lo que los piratas no lo tienen tan sencillo.
No es un peliculón épico y la narración, en ocasiones, se hace demasiado lenta pero lo cierto es que se trata de una buena película que nos trae a un personaje bíblico de una manera diferente a como lo habíamos conocido antes al hacer un retrato de esos tiempos y de la posición de las mujeres que carecían de todos los derechos.
Los actores están muy bien, la fotografía está muy cuidada, la música correcta y el tratamiento no es polémico. A pesar de todo ello, el resultado en taquilla es más que decepcionante y si no lo remedia la semana santa puede llegar a pasar desapercibida.
La recomiendo y no solo a los que se dicen creyentes.
LuisOrtiz
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20 de julio de 2018
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran historia que reivindica a Maria Magdalena como una de las principales apóstoles de Jesús y la primera mensajera de su palabra. Se centra en toda su historia, la deserción de su familia que la obligaba a casarse, el abrazo a su nueva fe, la testificación de todos los milagros y todo su aprendizaje. Emotiva, con muy buena banda sonora de fondo y con un lindo mensaje superador. La recomiendo.
Darío Lapicki
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5 de julio de 2018
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta magdalena no llora tanto como en el famoso refrán, pero eso no quita que sea solemnemente aburrida.
Hay secuencias que pretenden (y no lo consiguen) ser muy emotivas, pero están separadas por intensos silencios y tiempos vacuos que harían bostezar a una vaca.
Ninguno de los pasajes más importantes de lo que cuenta se refleja con la suficiente emoción o épica. Por ejemplo, lo de los mercaderes del templo o la propia Pasión, estas escenas están filmadas con pocas ganas, como si quisieran acabar rápido y volver al estilo independiente, captando eternos y cansinos planos de la cara (que por otro lado siempre permanece igual) de Rooney Mara. Y eso que no la he visto en el remake de "Los hombres que no amaban a las mujeres", porque entonces sí que no me la iba a creer para nada en esta película.
Luego está Joaquin Phoenix, que además de no tener 33 años ni de coña, sale con un "careto" con pinta de resaca, como si necesitara echarse una buena siesta. Actúa y habla como si tuviera las pilas gastadas. Para ser el hijo de Dios, le falta energía.
Más lindezas: Pedro es negro, lo que supone el culmen del imperio de lo políticamente correcto que inunda el entretenimiento del siglo XXI. Queridos hermanos, todos somos iguales ante los ojos de Dios, pero esto es un despropósito aún peor que lo de Idris Elba en "La torre oscura" (y en "Thor", ya puestos).
Desde luego, con una película tan aburridísima, no creo que vayan a evangelizar mucho.
Tal vez solo salvaría los exteriores de la parte de Jerusalén, muy logrados.
Donde se ponga la de Mel Gibson, esa sí que era cine bueno, a pesar de sus polémicas.
i42poloj
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