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La travesía del desierto

Western A la caballería del Ejército de los Estados Unidos se le ordena probar la viabilidad de camellos en los desiertos del Suroeste. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
14 de julio de 2017
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La travesía del desierto" podría ser un rutinario western de serie B con todos los tópicos del género si no fuera por la inclusión de camellos y camelleros árabes en su historia. Rodada en 3D en los parajes naturales de Kanab, Utah (USA) cuenta la historia (al parecer basada en hechos reales) de cómo se ordenó al ejército de los Estados Unidos que probase la viabilidad de utilizar camellos en lugar de mulas como medio de transporte en Utah y Arizona. Este hecho, ya raro de por si, le confiere un tono jocoso al film, especialmente en las escenas en las que los árabes rezan en el desierto cara a La Meca.
Por lo demás cuenta con todos los tópicos del género: vaquero perseguido injustamente por la justicia, chica de carácter, soldados, caravanas, indios y desierto. Una rareza que resulta agradable.
Marius
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16 de junio de 2018
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvo alguna infidelidad aislada, la carrera de Ray Nazarro siempre discurrió por los senderos del western, tirando siempre a segunda división, cuando no tercera. Travesía del desierto es una rara avis en sus quince años de trayectoria como realizador. Para empezar, el presupuesto era más generoso. Se filmó en 3-D, por eso no paran de tirarte cosas a la cara durante casi todo el metraje. El terceto protagonista posee cierto empaque: el rocoso Rod Cameron, la bellísima Joanne Dru, y su marido de aquel entonces, John Ireland, siempre feo, traicionero y torvo (aunque aquí se arrepiente de sus fechorías, tal vez abducido por los encantos de la Dru). Y siendo una "de indios", de repente aparecen camellos y sus jinetes árabes, a los que vemos rezando a Alá en una secuencia. Se trata de un hecho histórico. Cameron encarna a Edward Fitzpatrick Beale, una figura señera de los Estados Unidos del siglo XIX, quien en 1857 recibió el encargo del presidente James Buchanan de conducir una caravana desde Fort Defiance, en Nuevo México, hasta el río Colorado. Beale utilizó camellos importados de Túnez y pertenecientes al Camel Corps a modo experimental, pues dichos animales aguantan muchos días sin beber en el desierto.
El relato es ágil, la fotografía de gran belleza, el ritmo no aminora en ningún momento, y los actores están en su punto. Me gustaría destacar la aparición de Morris Ankrum como médico borrachín en los primeros compases de la cinta. No tiene desperdicio, y ya te predispone en favor de lo que se avecina. Nazarro dirige con brío la función y no escatima acción en ningún momento. Un western muy entretenido y vigoroso para los amantes del género.
Eduardo
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3 de diciembre de 2021
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi comentario:

"- Tú, cuando regalaban cerebros en Tennesse, ¿estabas en Oklahoma, no?"

Como suele ocurrir siempre con el cine de Ray Nazarro, película convencional.
Es bastante colorista, tanto en cuanto a la bonita fotografía en color a cargo de Sam Leavitt, como por la, en cierta manera original premisa argumental, pero está realizada de forma rutinaria.
Se sigue, empero, bien, pues no aburre y los estimables intérpretes, casi todos de reparto, engrandecen un filme de por sí mediano.
No dura mucho, no llega a los ochenta minutos y así se hace más digestivo.
Mientras se ve se pasa el rato, luego se olvida con facilidad.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Baraka1958
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2 de diciembre de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si será porque me he dejado influir por los comentarios que me preceden cronológicamente, advirtiendo de que no estamos precisamente ante un gran western, y por tanto he dejado caer mi atención, pero el caso es que la película no me ha suscitado ningún interés y tan solo la he podido ver a ratos, haciendo otras cosas entre medias (pido perdón por mi sacrilegio cinéfilo).

Sin embargo, sí que puedo corroborar lo que ya han dicho esos críticos: interés por la novedad de los camellos, secuencia simpática con el falso médico borrachín.

Por lo demás, lo siento, pero con tanto indio, vaqueros buenos y malos, camelleros y camellos, me pierdo y disperso totalmente. Qué gran diferencia el Western que he visto ayer, "Salario para matar" (El Mercenario), SOBERBIO en todos los sentidos.
Perseo
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4 de abril de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Moros en la costa y camellos en las cuestas de los desiertos de Nuevo México. Se trata de ensayar este animal por su resistencia a la sed en las largas marchas hacia el Oeste. No debió funcionar muy bien la prueba porque ya no se han vuelto a ver.
La cinta, que presenta un agradable colorido y un plantel de actores de lo más decoroso, es un completo desastre en lo que se refiere al argumento y al guion.
Como venganza a los abusos que cometen, Clint McDonald (Ireland) y su novia Lilly (Dru) atracan el Banco Ganadero de Río Gordo. Herido de gravedad el hermano de ella, buscan un médico con urgencia y lo que se encuentran es a Elías H. Stanton (Ankrum), un veterinario borrachín y bromista, "Tengo un caballo para usted". Como la bala está alojada junto al corazón trata de escurrir el bulto, "Necesita un cirujano, un médico de verdad". De nada le sirve, interviene al paciente que, lógicamente, la acaba palmando.
Pero Clint aprovecha para adquirir el maletín del instrumental y la levita de Doc con idea de reemplazarlo e incorporarse con Lilly a la caravana de los camellos que busca una nueva ruta hacia Colorado.
Termina de esta forma tan increíble la persecución por el robo y pasamos a la caravana de pioneros. Al frente de la misma está el ingeniero Edward Fitzerald (Cameron) con su teodolito, moros, camellos y soldados, pues los apaches andan cerca.
Buenas imágenes pero con un guion deslavazado que empalma ataques de los indios, intentos para hacerse con el botín del robo, búsqueda de agua, etc. Nada nuevo bajo el sol.
Sin embargo es de lo más original el dilema ético que se le presenta al supuesto médico, a quien "Se le da mejor la pistola que los vendajes". Sobre todo cuando se plantea la necesidad de amputar un brazo y debe reconocer la superchería. "Si no sabe qué hacer, no haga nada y deje en paz al enfermo".
En lo sentimental hay asimismo un enfoque curioso pues Lilly parece dudar entre los engaños de Clint y la reciedumbre moral de Edward. Interesante la resolución.
En fin, que por muy destartalado que sea el guion, el tratamiento de los personajes que hace Nazarro bien merece un voto de confianza.
No es una gran obra, de acuerdo, pero está además la impagable visión de los conductores de camellos rezando hacia La Meca en pleno desierto de Nuevo México.
Lafuente Estefanía
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