Tempestad en Asia

No hay noticias que algo parecido hubiera sucedido en la II Guerra Mundial, por lo que la base sobre "hechos reales" pudiera estar en que en 1939 hubo más de una escaramuza de la caballería mongol en territorio Manchú, territorio que estaba en manos japonesas, y las represalias de éstos mediante ataques aéreos no se hizo esperar.

Tempestad en Asia fue la primera película de Wise a color. Para aquellos años es fácil suponer que resultó una entretenida película de aventuras, con varios episodios en distintos escenarios. La acción es amena, más o menos creíble, y no necesita disculpa alguna; lo que cuenta es la relación de los mongoles con el puñado de americanos y el par de giros argumentales que se producen entre ellos. No es una mala película; está bien interpretada, bien montada, tiros con trazadoras que hacen los ataques más reales y personajes variopintos; por lo tanto queda cumplida la misión de hacer una película bélica de aventuras, sin alardes pero respetable.

Lo primero de todo, sorprende que sea una película basada en hechos reales, ya que, como dice la frase, "la realidad supera a la ficción". Con un ciertamente experimentado Robert Wise, se montó este relato de aventuras ambientado en la Segunda Guerra Mundial, sobre una misión bastante particular donde se mezcla la marina y la metereología. Para llevarla a cabo, se coloca a Richard Widmark, que tiene que eliminar ese carácter serio y hosco, tratando de ser algo más amable.
Rodada con cuatro pesetas, la acción de apenas 90 minutos se desarrolla en el desierto de Mongolia, con algunas escenas que pueden resultar hoy en día bastante risibles. Quizá en aquellos años, este tipo de películas "buddy", donde los soldados son amigos, y hacen bromas y tal y cual, funcionaban. Hoy en día se espera algo más en este tipo de largometrajes.

Rutinaria cinta bélica, se supone basado en hechos reales, cuya atractiva premisa no cumple con las expectativas.
Durante la segunda Guerra Mundial, se instalan varios campamentos base, en el centro de Asia, con el fin de informar de la metereología, algo que parece vital pues como se dice en un momento de la película, " Hemos perdido más aviones debido al mal tiempo que a los japoneses".
A uno de esos campamentos envían a Richard Widmarck, teniente de la marina, más para proteger a esos científicos que para otra cosa. Y allí, en pleno desierto del Gobi, conocerán a sus vecinos los mongoles.
Cuando en una incursión de la aviación japonesa, éstos arrasen el campamento, se verán obligados a entrar en tratos con sus vecinos y a cambio de cierto soborno, conseguir crear una caballería que les proteja.
Suena bien, pero Wise no explota en absoluto las posibilidades del film. Con un guion soso y plano, nos ofrece una aventura hecha con desgana, donde no hay momentos de tensión y las peripecias que nos cuentan están resueltas de manera anodina.
Una lástima, porque yo creo que este escenario tan poco conocido ( el desierto del Gobi ), y las tribus nómadas que lo habitan colaborando con estos soldados americanos, podía haber dado mucho más juego y sin embargo, da la impresión de que hicieron este film, porque no tenían otra cosa que hacer y se durmieron haciéndola.

Inverosímil trama, pero al parecer totalmente real. Un destacamento de la marina es destinado al desierto del Gobi para recabar datos meteorológicos. Pero un ataque japonés destroza su campamento y los Mongoles de los que se habían hecho amigos huyeron. Su salvación es recorrer 800 millas caminando hasta el mar. Una patrulla de marines caminando todo el día por uno de los desiertos más cálidos del mundo.
Pero funciona. Porque se encuentran con el pueblo nómada que habían conocido con anterioridad. A ellos les habían regado 60 sillas de montar a caballo. Algo de lo que ellos carecían.
La Marina espera algo a cambio: un guía, suministros, y caballos para atravesar el Gobi.
Funciona porque Robert Wise era capaz de hacer creíble cualquier cosa que se pudiera rodar. Era, sin duda, uno de los directores más versátiles de la historia del cine. Oeste, cine Negro, Musicales, de Guerra...
Y también funciona por Richard Widmark, que también es un actor versátil donde lo haya, y con un joven Don Taylor, que no estorba demasiado.

De esta película lo único destacable es la rareza del escenario elegido dentro del escenario de la guerra del Pacífico: El desierto de Gobi. Y se ve poco. Si hubo hechos reales debieron de ser algo distintos. El padre de una película es el guión y aquí no lo hay, todo superficial. La madre de una película son los actores. Tampoco. Ni Widmark, que pone la cara. No enjuicio la labor del director ya que no hay nada destacable. Muy poco que contar. Menos que matizar. Un TBO.
¿Porqué se hizo esta película? Seguramente porque la considerarían exótica y proporcionaba buena imagen de USA, del ejército y de los americanos. Todo dentro de la mentalidad de entonces, muy idealista, tan alejada de la actual. Y sin gastar dinero.
En fin, que ya me he despachado a gusto y veo que no pienso muy diferente del la crítica solitaria que me he encontrado antes. (Pensaba que sería único y que merecía la pena dejar por lo menos una reseña)