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España antes del Tiquitaca (TV)

Documental Antes de que el mundo bautizara a España como el país del tiqui-taca, antes de que no importara ser bajito o los porteros supieran jugar con los pies, el fútbol español vivía otra realidad. Otros tiempos marcados por entradas salvajes, campos de barro, arbitrajes permisivos, dureza y violencia. Pero no necesariamente fueron tiempos peores. Este documental se sumerge de lleno en una era desconocida para millones de aficionados y plena de ... [+]
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
13 de abril de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante documental con el sello inconfundible —e impecable— de la antaño conocida como Canal Plus. De hecho, sus responsables se arrogan el honor —a mi juicio un tanto osadamente— de haber cambiado para siempre la hirsuta fisonomía de nuestro fútbol.
Dando voz a una nutrida nómina de carniceros —de Pedro Fernández a Pablo Alfaro, pasando por Iselín Santos Ovejero, Panadero Díaz y Andoni Goikoetxea, así como “Tarzán” Migueli y, por supuesto, Gregorio “Hacha Brava” Benito (DEP), entre muchos otros querubines— se hace recuento de sus aportaciones a las salas de urgencias y quirófanos del país y allende los mares.
Vivimos días de revisionismo y nostalgia, por eso temía alguna forma de “blanqueamiento” —cacofónico término igualmente de moda— de los crímenes perpetrados por la cáfila protagonista. No obstante, y exceptuando a ese publicista que seguramente nunca recibió una patada porque jamás se vistió de corto, la postura —incluso entre los patibularios entrevistados— es mayoritariamente crítica.
Junto a las consabidas atrocidades —las lesiones de Amancio y Maradona, o la “batalla de Glasgow”—, encontramos anécdotas jugosísimas —mi favorita es la del encarcelamiento de los jugadores del Estudiantes de la Plata tras el festival de coces y marrullerías que dedicaron a sus rivales del Milán en la Intercontinental del 69—, y otras más bien inquietantes, caso de los “pinchacitos” de Bilardo o “Milonguita” Heredia, ese delantero del FC Barcelona con pinta de estibador que salía a jugar con una muñequera de clavos.
En fin, a la vista de la escalofriante colección de entradas con que esta patulea de mastuerzos ha pasado a la historia, cualquier tentación “revival” al estilo de “Odio el fútbol moderno” queda desvirtuada —salvo, insisto, para fatuos comentaristas sin otra aspiración que “épater le bourgeois”—. Con todas las prevenciones a que invita la pompa y necedad que lo rodean, sinceramente creo que el fútbol actual sí es mejor que el de entonces.
Carorpar
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