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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de darth_matu
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Críticas 91
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
1
14 de marzo de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás una de las escenas más escalofriantes de la historia del cine no pertenezca a una película de terror.
Está presente en "Furtivos", la obra maestra de José Luís Borau de 1975.
En ella, Lola Gaos, madre posesiva enfermiza, encolerizada porque su hijo ha llevado a casa una novia comete un acto difícil de comprender: Con un palo mata a golpes a una loba que habían atrapado porque estaba comiendose distintos animales de las granjas del lugar.
Lo espeluznante surge luego. La loba no era loba, sino un perro, pero el crimen fue real.
Allí es donde aparecen las estupefacciones, las preguntas, la incomprensión.
¿Que puede llevar a un equipo técnico entero, a un director, a una actriz que en ese momento tenía mas de 50 años a cometer esa atrocidad por el solo hecho de realizar una escena de un filme?
A lo largo de los años desde que la ví por primera vez he hecho en numerosas ocasiones intentos de comprender, de ubicarme en el contexto, de tratar de no caer en la simple descalificación de considerar como unos hijos de puta a los autores de la matanza del pobre inocente.
Era la España destrozada, la de la muerte de Franco, una España perdida, deambulante, que no sabía si festejar o llorar la muerte de su tiránico padre que durante 40 años había sostenido su autoridad con mano de hierro. La de los culos, las tetas, la cocaína, el caballo, toda una galería de exhibicionismo y frivolidad de esa población infantilizada que salía a la calle, que habitaba las noches sin restricciones, la España del "destape".
Ese libertinaje abrupto narcotizaba y extraviaba, confundía, se quería mostrar todo, se quería ser auténtico, tras 40 años de represión, de mentiras, de propaganda falsa, de oscurantismo, había una rabia contenida, furiosa, supurante contra la ficción, contra la coartada, contra el "como si".
Y como suele suceder con los pueblos liberados a sus potencias brutal y repentinamente no tardan en convertirse en turbas conducidas por las pasiones y la irracionalidad, esa omnipotencia de la niñez que está condenada a terminar en tragedia, destinada a lastimar y a lastimarse. Eso también fue parte del plan de los poderes hegemónicos que asolaron y asolan a España. Este filme, esta escena es el mejor ejemplo para no considerar como virtuoso ese supuesto grito de liberación llamado "Destape".
"Furtivos" es una película extraordinaria, hecha con una tristeza, con un dolor que se impregna en la naturaleza del verde y ocre del norte español, de nieve, de lluvia, de frío, de un tiempo histórico reciente pero que resulta muy lejano a la vista de hoy, esa España que ya no era negra por su rodaje en color pero que la oscuridad del profundo interior del país, de la ignorancia, de la brutalidad parecía todo el tiempo amenazar con apagar la gama de colores propia del entorno y de los ambientes tenuemente iluminados.
Sin embargo no puedo. No puedo dejar de pensar en esa escena. Cuando se rompe el tejido de la ficción e irrumpe el horror de lo real, intencionalmente o no, ya no podemos volver a creer en la ficción, ya no puede sostenerse, todo se desmorona bajo las tempestades de lo ominoso, de lo que viene del infierno de la condición humana.
Es como la pornografía, cuando los actores y actrices entre escenas de sexo explícito intentan sostener recreaciones de una ficción que se vuelve precaria, burda. Nadie cree en ese teatro porque nuestra subjetividad ha quedado colonizada por la fuerza de la genitalidad, de lo real, de lo que destruye la virtualidad necesaria para la elaboración de toda ficción.
Borau, Gaos y compañia cruzaron ese límite y se sumergieron en las fauces del horror. Y lo hicieron por una especie de militancia estúpida y tan en boga en aquellos años por el realismo, por la autenticidad. Eso los convirtió en asesinos sin condena, los convirtió en lo que más odiaban, en lo que querían denunciar a través de este filme.
"El camino al infierno está lleno de buenas intenciones".
Es la primera vez que me sucede que no sé si calificar con un 10 o con un 1 a una película. Que sea el 1 como ínfimo acto de justicia contra ese pobre perro apaleado.
darth_matu
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10
12 de septiembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un momento de "Nueve Reinas", el personaje de Gastón Pauls le pregunta a Ricardo Darín: "Que querías ser de chico cuando pensabas en tu adultez?". Él responde sin dudarlo "Cómplice"
Hay acaso expresión mas pura y directa de como opera la culpa sobre nuestra subjetividad?
Esa culpa elemental que describió Freud como el motor de nuestras acciones, de nuestras maldades, de nuestros crímenes
La pregunta sería, porque nos sentimos culpables?
De que?
Muchas respuestas aparecen como posibles con quizás una única certeza: No existe la ausencia de culpabilidad
El mundo capitalista, forjado sobre la posesión ha alimentado esta culpa elemental
Porque para triunfar o más no sea, para subsistir en este mundo hay que tener, pero tener significa siempre que otro no tenga.
Tener es solo posible de definir sobre la ausencia de tener, el sentido de pertenencia del que tiene siempre se asienta sobre la desgracia del que no tiene, del marginal, de ese peligro horrendo que es caer en el agujero negro de la falta de propiedad, del despojo, de aquel que ha perdido hasta la intimidad y queda expuesto cruelmente a los ojos de todos viviendo en la calle
Ahora, puede quizás pensarse a esa culpa como positiva porque es necesaria para evitar la deshumanización, la ausencia de sensibilidad, la indiferencia más atroz?
Como lograr que esa culpa angustiante nos equilibre frente a la inescrupulosidad de la amoral consumista, sosteniendonos en la condición humana frente a aquel que elige ya no sentir más nada frente al sufrimiento ajeno, al que se impermeabiliza hasta la existencia más fría y desidiosa?
Por otro lado, como compensar el peso de la culpa que puede arrastrarnos a lo que Eugenio Zaffaroni llama "el suicidio triangular" por medio del cual haciendo daño a otros nos autodestruimos, nos castigamos por ser portadores de la culpa?
Un escenario extremadamente complejo que ha merecido gran parte de la filmografía de Alfred Hitchcock y sus intrigas del falso culpable o del culpable que es víctima de si mismo o del sistema que lo produce.
En estos casos, me aferro a la que considero la más extraordinaria de las obras cinematográficas sobre el tema: "No matarás" (1988) en la que el director polaco Krzysztof Kieslowski desarrolla una retorcida estructura, casi una maquinaria perversa que funciona por medio de la culpa. Desde un joven irracional que comete un brutal crimen aparentemente gratuito hasta un Estado que ejecuta una condena con la pena de muerte creyendo que por medio de ello la culpa puede sofocarse. Sin embargo, el filme parece sentenciar que cuando la muerte es tan anunciada desde el código penal mismo, lejos de ser sublimación y prevención del crimen producido por la culpa, es alimento, motivación para encontrar en esa "muerte legal" el placebo, es decir la ficción de una paz que emula el anhelo que dice prometer la pulsión de muerte: Dejar de sentir, dejar de vivir, dejar de sufrir esa culpa que quema al interior del alma.
darth_matu
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9
8 de septiembre de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué importa la verosimilitud cuando lo que manda es el deseo? La desidia argumental deja de ser solo síntoma del ocio mal visto por el productivismo histérico para mutar en política, una improvisación de hechos como las notas caprichosas de la banda sonora de Miles Davis, como los planos inútiles de Jeanne Moreau caminando bajo la lluvia y mirando a cámara retratando la belleza del pesimismo existencialista pop.
Cuatro parejas habitan la cinta, una tiene un plan condenado al fracaso, otra parece tener todo resuelto en su cómoda vida burguesa, una tercera parece nunca haber existido más que como vínculo político, la última, la tragedia de una juventud rebelde devenida en criminales sin motivos ni motivaciones es la imagen de una generación que parece no saber lo que hace más que por no hacer lo que todos hacen.
Sobre el final se me ocurre una leyenda. La de un director que a mitad de sus películas las arroja al vacío del sinsentido absurdo, de una sátira que ni la propia forma misma parece creerse en su obsesión matemática de resolverlo todo pero que asoma en un gesto de la protagonista: Saber que vendrá una larga condena, diez, veinte años, pero que ha valido la pena. Como el "amour fou", ha valido las penas.
Porque las penas son siempre nuestras.
darth_matu
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9
17 de mayo de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En unos días sucedieron un par de cosas
Me enteré lo que era el "Big Rip" y vi por primera vez la película "Arrebato" de Iván Zulueta
La combinación de ambas me puso en un lugar incómodo, de cierta angustia con respecto al cine y el concepto del vacío
Reflexionando y buscando ideas apareció la palabra "Huida"
Un escape al horror de la mirada que se devuelve
Esa incomodidad de lo que se fija en tus ojos y sentís la negrura del vacío que se reproduce hasta la eternidad
Eso que conecta infinitos, la nada misma
Quizás nuestro propio alma, la muerte, lo inaprensible
Pensaba otro título de hace unas semanas: "La muerte no existe y el amor tampoco". O al revés, ya no me acuerdo ni importa.
Existimos o justamente somos lo que no existe?
Es la muerte la concreción de lo que justamente no somos?
Es el amor el engaño de lo que somos?
Podemos ser lo que no está? Podemos aceptarlo, entenderlo, reconocerlo?
Alguna vez te preguntaste si estabas ahí? Adonde? Porque cuando estás en un lugar no querés estar? Porque agarras el celular en una reunión con mucha gente? Porque te vas al baño cuando no tenés ganas? Porque vas al cine?
Para no estar. Porque tu alma te pide no estar. Porque es una tensión insoportable, insostenible, una oscilación que dura lo que tu vida.
Por eso, en cuanto asoma la conciencia de ese imposible, como en "Arrebato" nos aferramos a la viscosidad de una plastilina mucosa como ese juguete que venía dentro de un envase de plástico y que de chicos nos fascinaba tocar, palpar, sentir sobre nuestra piel.
Esa materialidad inmunda que nos recuerda a nuestras viseras o nuestra mierda
La miramos antes de tirar la cadena porque es mejor mirar esa materia que el vacío de nuestras pupilas
Porque miramos la mierda y no nuestras pupilas?
Porque queremos estar acompañados y no podemos pasar mucho tiempo solos y cuando estamos acompañados queremos convertirnos en fantasmas?
Porque vamos al cine a mirar a otros simplemente vivir?
Porque nos marchamos de la casa de nuestros padres y no queremos repetirlos?
Es el punto de fuga, el escape, "la pausa".
El cine es la pausa.
Ya lo entendí: Porque es mejor mirar películas que contemplar el vacío. Nuestro vacío. El gran vacío sobre el que se apoya el universo.
darth_matu
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10
26 de enero de 2022
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el cine es ilusión lo que "Petit Maman" (2021, Celine Sciamma) convoca quizás sea inédito.
Una fantasía primordial, elemental, originaria:
Conocer a nuestros padres/madres antes de serlo, cuando eran nosotros, es decir hijos/as.
Un encuentro a través de la ficción cinematográfica con aquello que nos interpela toda la vida y se vuelve inaccesible: Su deseo.
Eso activado a través del mecanismo cinematográfico se vuelve una espiral de sentidos, de referencias, de posibilidades.
Si este arte, está técnica nació con el anhelo de literalmente proyectar los imaginarios del ser humano sobre el mismo lienzo que siglos atrás se pensaban las visiones de Dios y de la iglesia, entonces "Petite Maman" tal vez sea la primera última película pues revela como creo que ninguna otra lo ha hecho, la forma de un sueño universal en donde padres, madres e hijos/as transitan lo que el psicoanálisis nos prepara a aceptar como lo imposible:
Un dialogo real, un encuentro real, ya no entre dos roles, entre asimetrías insalvables que justamente la muerte amenaza años tras año con cerrar sin atisbo de respuesta, sino entre dos personas que se reconocen.
Dejando atrás al espejo, superficie sobre la que se desplaza lo filial y que como una puesta en el abismo nos reproduce mimeticamente pero al mismo tiempo nos separa y agrieta el vínculo, el filme delinea una mirada real a los ojos, hacia lo mas profundo de sus almas, sin miedo a perderse en ese tórrido terreno del pasado, de lo no dicho, de lo negado, de lo reprimido. El terreno del desencuentro entre padres, madres e hijos/as.
Quizás "Petite Maman", al menos en lo que involucra al cine sea la gran película de la historia que con sus materiales diseña una fantasía posible donde cobijarnos.
darth_matu
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