A pesar de sus grandes efectos especiales, de su prescindible 3d, de la infinidad de rostros populares que se pasean despreocupadamente por sus imágenes, de la asfixiante campaña de promoción que el siempre astuto y oportunista Santiago Segura ha realizado, a pesar de estas y otras muchas cosas más, Torrente 4 no deja de ser un bodrio que no consigue nisiquiera sus únicos dos propósitos: entretener y hacer reir. La alarmante falta de ingenio en las situaciones supuestamente cómicas, la repetición de fórmulas que parecen pertenecer a la era cuaternaria,la presencia casi ridícula de "actores" con la misma capacidad interpretativa que el ropero de mi casa (vease Belen Esteban o ese personaje apolillado llamado Francisco al que creíamos perdido en Marina Dór cantando para algún grupo de ancianos despistados).....en fin, no voy a decir que me siento decepcionado porque hace ya algunos años que dejé de considerar cine esta clase de pasarela grotesca que sirve como vehículo exclusivo de enriquecimiento para este tío al que no le voy a negar el mérito de saber llevarse a su bolsillo al mismo público que dice renegar de programas como "salvame" al mismo tiempo que aúpa esta clase de espacios a lo más alto de los índices de audiencia. Unos cuantos pedos, el "¿nos hacemos unas pajillas?",algunos gags escatologicos, un poquito de racismo, homofobia,etc...parecen material suficiente para despertar la sonrisa de un público que espero pronto de la espalda a este tipo de productos que no hacen más que mancillar la inteligencia de una audiencia que, por otra parte y éste es otro tema distinto, ha demostrado sobradamente su desagradecimiento con muchos de aquellos que en su dia les hicieron reir. Santiago no descarto verte algún dia sentado en cualquier programucho vendiendo tus penas, reclamando la atención de un público que te habrá relegado a la anécdota de un tiempo pasado y rogando a algún productor que financie un "Torrente 8" en el que nadie estará ya dispuesto a hacer un cameo. Para entonces se habrá echado el telón y los focos ya no iluminarán el escenario.

En primer lugar he de decir que respeto enormemente a un personaje como Howard Hawks, de hecho creo que su cine ha ayudado a engrandecer el concepto que tenemos de cine clasico norteamericano, pero también he de decir que nunca me enamoraron sus comedias por mucho que una amplia mayoria de críticos me las intenten vender como auténticas obras maestras.Probablemente su comedia más emblemática sea la que nos ocupa. Ella refleja de manera exacta lo que es una comedia de Hawks: dos personajes distintos unidos por una situacion casual en la que una mujer de armas tomar parece llevar el timón de la situación mientras que el hombre, generalmente pulsilanime e inseguro, intenta no caer, sin demasiada fortuna, en las trampas que la hombruna y decidida mujer decide tenderle. . En el fondo no son más que simples historias de amor contadas a través de la típica historia del gato y el ratón, que vienen a demostrar,con algún gag más o menos divertido,que los polos opuestos casi siempre acaban por atraerse . El problema es que son comedias que sólo me hacen pasar un rato agradable pero a decir verdad no despiertan ni la más mínima sonrisa en mis labios e incluso si ese día no ha sido del todo favorable para mí su visionado puede llegar a molestarme. Personalmente soy de aquellos que les suelo pedir a las comedias que además de hacerme pasar un buen rato, me hagan reir y para ello necesito otros elementos, entre ellos un sentido del humor con algo más de mordiente que el de estas películas clásicas caracterizadas por su ligereza y su falta de chispa. Se que esta opinión no va a ser muy popular para los grandes "entendidos" en la materia pero si algo he aprendido a lo largo de estos años es a no dejarme llevar por las corrientes de opinión y a decir aquello que pienso por mucho que a mi mismo me pueda molestar que una comedia del gran Hawks no le diga casi nada a mi cada vez menos sensible y más salvajemente independiente gusto cinematográfico.

Aún recuerdo aquella ocasión en la que me pude acomodar en el viejo sofa de mi casa para ver el último vals.He de decir que dicha experiencia ha marcado una pequeña parte de mi vida.
A priori esperaba encontrarme con un mega concierto en el que algunos de mis músicos favoritos aunaran fuerzas para despedir a la mítica The Band y sin embargo me encontré con un documental extraordinario que narraba con cierta amargura los últimos dias de la época dorada del rock.Muchos analistas musicales determinan que con el último vals la llama del rock comienza a apagarse. Quizá sea un comentario demasiado rotundo pero al que no le quito parte de razón.
Trás el último vals llegaría la revolucion punk que se encargaria de destruir todo aquello que más tarde muchos de sus protagonistas intentarían volver a rehacer, la hortera megaindustrialización de los ochenta que generaría estrellas de pacotilla listas para usar y tirar (ej. madonna) o los escasamente originales 90 donde demasiados listillos pretendieron reinventar el rock a través de la más descarada imitación.
Sólo un director que amase y conociese la historia del rock podia dirigir con tanta naturalidad, belleza, realidad un espectáculo como este. La camara de Scorsese es testigo inquieto de los testimonios, risas, canciones, esperanza, tragedia de unos protagonistas que se saben participes de una historia que habla del fin de una época y del comienzo de otra . EL último vals es la última parada para una brillante generación de músicos que escribieron algunas de las páginas más bellas en la historia de la música contemporánea y que, obligados por las circunstancias,decidieron dejar la carreteta.
Son muchos los momentos que me vienen a la memoria cuando recuerdo esta película pero entre todos ellos me quedo con la interpretación que Neil Young hace de la maravillosa Helpless dejándose acompañar por los coros furtivos de la angelical Joni Mitchel y la escurridiza guitarra de Robbie Robertsson.Que momento!!!!!
Después de el último vals son muchos los que murieron en el olvido del gran público tras ser incapaces de aceptar que los tiempos habían cambiado, algunos supieron rehacerse tras varios años de dudas y mediocridad mientras que otros decidieron retirarse a un cómodo y seguro segundo plano. Han pasado ya 30 años desde su celebración y la llama de la que algunos críticos musicales han hablado sigue apagada mientras que gente como yo espera a que una nueva generación recoja el testigo de aquellos que en una ocasión fueron protagonistas de el último vals.

A menudo insultadas por los críticos, despreciadas por el mismo público que no hace demasiado tiempo abarrotaba las salas de cine dispuesto a pasar un buen rato con ellas, en fín, las películas dirigidas por el gran Mariano Ozores e interpretadas por una irrepetible generación de actores españoles serán siempre motivo de disputa entre los que las defienden y quienes las atacan sin piedad. Yo pertenezco a ese denostado primer grupo que ha pasado magníficos momentos viendo estas peliculas desde que tan sólo era un niño. Lo más curioso de todo es que vistas con posterioridad y tras dejar pasar una razonable cantidad de años, tales películas mantienen su sentido del humor intacto, tan fresco, disparatado y divertido como el día en el que fueron estrenadas. Por ello no deja de sorprenderme la forma cruda y despiadada con la que la mayor parte de la critica y cierta parte del público menosprecia e insulta estas películas. Pero todavía me sorprende más , a la vez que me indigna, el hecho de que esa crítica y ese público , no dude en aclamar pretenciosas producciones que llegan a nuestras pantallas con ínfulas de grandiosidad y que no logran más que aburrir a un personal al que le asusta la idea de abandonar esos prejuicios que la sociedad, los críticos y las grandes multinacionales han inyectado en sus cerebros. ¿Qué me dicen de esa multitud de comedias norteamericanas que invaden año tras año nuestras carteleras sin conseguir forzarnos una sola sonrisa y que los criticos se empeñan en denominar "comedias inteligentes"?. En fin, no voy a ser yo el que niege que peliculas como las que nos ocupa tienen defectos, pero también muchas virtudes que a menudo pasan desapercibidas para todos aquellos que, manipulados por sus supuestos conocimentos cinematograficos, son incapaces de permitir que una pelicula consiga eso que parece tan fácil y a la vez es tan dificil como hacer reir y entretener durante unos escasos 90 minutos. Gracias Mariano, Andrés, Fernando, Antonio, Juanito, Forinda, Rafaela, etc.....por haberme hecho reir tanto.

Hacía bastante tiempo que deseaba ver esta película y al fin lo he logrado.Tenía escasas referencias acerca de ella, sólo un par de buenas críticas que había leido y la recomendación de un gran amigo cuya opinión es para mi de notable fiabilidad. Pues bien, la espera ha merecido la pena.El socio del silencio es una gran película que te deja, tras un primer visionado, un cierto regusto a diferencia y originalidad.El guión, firmado por un primerizo Curtis Hanson, es de una inteligencia y un saberhacer primorosos. Sus pequeñas dosis de humor y cinismo se combinan a la perfección con hermosas historias de amor entrecruzadas y ciertos giros dramaticos no exentos de sexo y violencia. Si a ello unimos sus interesantísimos personajes desarrollados con las grandes interpretaciones de un soberbio Elliott gould,un aterrador Christopher Plummer y una deliciosa Susannah York, ¿que más se puede pedir?
Tambien me gustaría destacar a la atractiva Celine Lomez, una actriz totalmente desconocida que borda el papel de enigmática femme fatale en esta sorpendente y meritoria joya que sigue dormida en el olivido, aunque no para aquellos que hemos tenido la suerte de verla.