Pocas películas existen que ahonden con tanto realismo en la psicología de los personajes, que reflejen con tanta precisión su ambiente, que emocionen ante la magnífica interpretación de los protagonistas, que dosifiquen con tanta maestría las escenas de acción intercalándolas con las familiares y cotidianas, todo ello hilvanado con una banda sonora, que por sí sola valdría la gloria ver la película.

Sin embargo, El Padrino es una película sobre la mafia italiana, y como tal muestra los códigos y el sistema de valores por los que dicha organización se rige. Algo que sitúa el film entre las mejores del género por la verosimilitud que muestra al respecto.

Película interesante que se desvanece rápidamente en lo desagradable al conocer que Almodóvar usó por lo menos seis toros que fueron torturados y matados para la escena del toreo. Con ello se demuestra, entre muchas otras cosas, que el director es incapaz de saber crear una ilusión, esencial en el cine.