Opino igual que Joseba Arregi, hombre moderado, vasco y gran conocedor del PNV y de toda la problemática: que hubo tiempos en que desde el PNV se dejaba entrever que estaba interesado en que el Estado español y su democracia funcionara. Ahora ya no. Ahora ya, tanto el PNV de Euskadi como el CIU catalán plantean exigencias al Estado al que no quieren pertenecer, dejando claro al fin que lo que ellos buscan no es la reforma del Estado actual en el que estamos enmarcados todos los españoles sino su SUSTITUCIÓN. Pretenden que España se deshaga como el Estado actual que es y en su lugar haya tres Estados soberanos coaligados que se llamen España, Euskadi y Catalunya; tres naciones soberanas desde las cuales conformar un Estado confederal. Sólo así llegarán a sentirse, tanto el PNV como CIU, cómodos en relación al Estado España.

Ambos nacionalismos, vasco y catalán, han puesto de manifiesto que lo que les preocupa no es el conjunto, el Estado como conjunto de todos los españoles y de todos los territorios, sino su propia idea de Euskadi y de Cataluña.

Se acabaron pues los tiempos en los que era posible pensar que al PNV o a CIU les interesaba el Estado actual de España como conjunto. Ya no se conforman con pedir más y más competencias autonómicas, más y más reformas y prebendas especiales que les diferencien del resto de las regiones de España, Quieren abietamente la SUSTITUCIÓN DEL ESTADO ESPAÑA por una nueva componenda de tres estados vecinos, confederados o no y con tres soberanías completamente distintas: EUSKADI, CATALUNYA Y ESPAÑA.

¿Están en su derecho? Quizá sí, pero hay muchísimos más españoles que también creer estar en el derecho de no dejar que su territorio y Estado se fragmente en tres. Lo cual nos lleva a intuir que antes o después sobre el horizonte de la Península Ibérica nuevamente se verán humos de guerra intestina con sangre y destripamientos de hermanos.

Desgraciadamente hay políticos que no saben vivir sin alentar nacionalismos sin fuste histórico, que conllevarán derramamiento de sangre en abundancia; encuentran en ello el sentido de sus vidas; y por supuesto también hay intelectuales, cineastas, artistas, etc, que les calientan el caldo de sus disparates.