La nueva película de David Cronenberg después de su decepcionante "A dangerous method". A diferencia aquélla, Cosmopolis es una película inquietante que anda siempre al filo del abismo, tanto en lo narrativo como en lo conceptual. Desde el primer plano, en el que aparece un Robert Pattison maduro, frío, indiscernible de los guardaespaldas que lo protegen, nos adentramos en un viaje incómodo por un mundo en decadencia.

Cronenberg describe con acierto una sociedad vacía de sentido donde el dinero es abstracto y caprichoso: sirve para comer en restaurante de Manhattan como para comprar una capilla entera llena de obras de arte. Pero el dinero responde solo a un dueño —a sí mismo—, y termina fagocitando al mismo protagonista, hundido por no haber podido predecir las variaciones del yuán.

Una película reflexiva y muy actual donde todos los personajes parecen suspendidos, desesperados por encontrar un nuevo comienzo.