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España España · Madrid
Críticas de Kurtz
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
9
13 de marzo de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando te gusta un género, y te da por investigar, normalmente descubres primero las grandes obras y poco a poco te vas adentrando en los títulos menores. No es el caso. No sé por qué esta película es menos conocida que las demás. Quizá porque se ciñe a los esquemas del género sin salirse del guión, quizá porque la han puesto menos veces en la tele. Robert Siodmak dirige a Burt Lancaster e Yvonne De Carlo. Promete. Todos los elementos del cine negro están en esta película que me recuerda mucho a The Killers (Robert Siodmak ,1946)...
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Kurtz
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8
20 de julio de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Descubro esta película brujuleando en la videoteca en busca de otros trabajos de Edward Dmytryk. Cometo el error de confundirle a veces con Robert Siodmak, que no tiene mucho que ver salvo por la “k” de sus apellidos, que nacieron en la primera década del SXX y su origen europeo. Creo que RS ha sido más importante en la historia del cine negro y probablemente ED sea en conjunto un cineasta más interesante. Las brillantísimas Murder, My Sweet (1944), The Caine Mutiny (1954) y The Young Lions (1958) me invitan a ver una producción menor, atraído también por el género y los actores.

Me sorprende encontrarme con una película en la que el cine negro es sólo el envoltorio de una historia sobre antisemitismo, con poderosos mensajes que por desgracia siempre son actuales sobre la xenofobia y el odio. No sólo eso, Crossfire es una película sobre soldados en tiempo de paz, han estado matando gente y ahora vuelven a casa y no saben muy bien qué hacer con sus vidas. Desde la desorientación de Mitch, hasta la rabia de Monty, pasando por la amargura del compañero de piso de Ginny y el cinismo de Keeley, la película nos ofrece toda una galería de personajes que no aciertan a encajar ese regreso o que directamente han naufragado en el intento.

Tengo además la suerte de encontrar una edición con un reportaje especial sobre la película, “Hate is like a gun”, una de las frases del Capitán Finlay. Resulta que los claroscuros y las sombras que tanto deben al expresionismo alemán son también un ingenioso recurso para rodar más deprisa y abaratar la producción. Interesante saber que en la novela de Richard Brooks en la que está basada la película, la víctima es homosexual y no judío, pero Hollywood no estaba preparado todavía para eso. De hecho con esta película y sobretodo Gentleman's Agreement de Elia Kazan que ganó el Oscar ese mismo año, por fin el cine estadounidense abordaba el antisemitismo, un tema tabú que le costó a ambos directores tener que rendir cuentas ante el Comité de Actividades Antiamericanas… En la Caza de Brujas a Elia Kazan le fue mucho mejor que a Dmytryk dado que aquél se prestó a colaborar denunciando a sus compañeros y éste no. En el documental el propio ED explica como evadir la censura era todo un proceso creativo que a veces proporcionaba incluso mejores resultados porque obligaba a ser mucho más sutil en el desarrollo narrativo.

No me enrollo más, los 3 Roberts están magníficos en sus interpretaciones. La tranquila ironía de los diálogos entre Finlay y Keeley es simplemente genial. Robert Young es el primero en los créditos pero la fuerza de Robert Mitchum y Robert Ryan en sus personajes nos recuerdan por qué hoy sus nombres son más conocidos.Gloria Grahamme fue nominada al óscar como actriz de reparto por su sensual papel de Ginny. El baile y el diálogo en el jardín del Red Dragon es una de las mejores escenas.
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Kurtz
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7
22 de febrero de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La acabo de ver y me ha encantado. Algunos diálogos resultan teatrales y se convierten en discursos hacia la cámara. El retrato de la sociedad es totalmente válido hoy. Una pena que Bardem intentase hacer de Lucía Bosé la actriz que no es, aunque como guapa inexpresiva no encaja del todo mal en su papel de femme fatale. Qué manía tenía este buen hombre de intentar convertir en actrices a mujeres que no lo eran ¡Hasta lo intento con Mar Flores! Su filmografía le exculpa y además... la intención era buena. Me he animado a escribir por 1 referencia inmediata: Forajidos.
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Kurtz
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6
13 de marzo de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver esta película uno podría pensar que es de un joven Coppola. Cine experimental, blanco y negro, pocos medios, guión de teatro. Pues no, esta película es posterior a las que le hicieron famoso y la hizo justo después que The Outsiders (1983), el mismo año, como si se le hubiera quedado algo que contarnos. Casi podría ser una secuela. También está inspirada en una novela de S. E. Hinton (co-autor del guión), el escenario vuelve a ser la ciudad de Tulsa, Oklahoma, y repiten Matt Dillon y Diane Lane entre los principales y Tom Waits como parte del paisaje. Las bandas callejeras de los 60 se han convertido en un mito y los protagonistas se hunden sin esperanzas en una atmósfera mucho más pesimista, con la heroína que diezmó a toda una generación en los 80 como telón de fondo. El director se identificaba con la historia y el relato ahonda mucho más en los personajes.

En esta época Mickey Rourke era una joven promesa, de hecho éste fue su primer papel protagonista antes de Nine 1/2 Weeks (Adrian Lyne, 1986) y la estupenda Angel Heart (1987, Alan Parker). The Motorcycle Boy, el chico malo que mola, el puto amo, el jefe del barrio, recuerda a Darrell (Patrick Swayze), ese hermano mayor que todos hubiéramos querido tener en el colegio ese hermano mayor al que Coppola rinde un homenaje. Otros personajes son más estereotípicos, como Steve, el amigo pardillo, con libros, gafitas, jersey de pico y consejos de pepito grillo, o Patty, la chica buena, que está muy buena, con uniforme de colegio privado, hermana carabina y reparos para pasar de primera base. Diane Lane saldría al año siguiente en Calles de Fuego (Walter Hill, 1984) para que todos los empollones volvamos a preguntarnos por qué co... a las chicas guapas siempre les gustan los chicos malos.

El estilo bebe del expresionismo alemán, claroscuros, sombras, humo y ángulos de cámara para crear un ambiente tortuoso y sofocante.
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Kurtz
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7
27 de enero de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de completar un ciclo sin saberlo. Cine negro de los 80 y 90. Confieso que el motivo es la nostalgia de esas películas que veía de pequeño y no entendía. Ahí va una buena lista para recicladores cinéfilos que hayan visto esta película: Body Heat (Lawrence Kasdan, 1981), Against All Odds (Taylor Hackford,1984), The Last Boy Scout (Tony Scott, 1991) y Things to do in Denver when you’re dead (Gary Fleder, 1995)

En una película de cine negro siempre hay un buscador de la verdad (detective privado, policía, investigador de una agencia de seguros...) que suele ser un perdedor más o menos atormentado. Siempre le persigue un pasado que no le deja en paz y siempre tiene cierta afición por el alcohol del que en España se toma con gaseosa. Éste, sin duda, se lleva la palma. La puesta en escena y los giros del guión son algo exagerados pero con Jeff Bridges te crees cualquier cosa.

Nos habíamos olvidado de por qué Andy Garcia era un actor prometedor cuando empezó su carrera. En esta película a tiene su primer papel relevante interpretando una réplica a escala de Tony Montana. De joven mafioso latino está casi a la altura de la súper generación anterior, Al Pacino, Joe Pesci, Robert de Niro... Siempre le tocaron papeles menos carismáticos y títulos menos legendarios, y bueno vale, no es un actorazo como cualquiera de los tres que he mencionado. Por ello seguramente su caída ha sido más pronunciada. No se hizo el hueco entre los estereotipos de Hollywood que los Señores de Niro y Pacino nos infringen desde que cumplieron los 50, y al igual que ellos ha envejecido sin renovarse lo más mínimo. Además tuvo en Antonio Banderas un duro competidor con el que disputarse el cupo que Hollywood reserva a personajes latinos.

Reaparecen un montón de caras conocidas de los 80, actores secundarios que completaban con oficio el reparto de las producciones estándar. Alexandra Paul, la única Vigilante de la Playa que se mojaba los pies en la ducha o una guapísima Rossana Arquette que también prometía y ahora apenas la vemos. Otro detalle muy de la época es el inevitable sintetizador en la banda sonora, la gran innovación musical de los 80.

Es divertido ver que esa nostalgia es compartida por parte de la industria y Drive (Nicolas Winding Refn, 2011) es buena prueba de ello.
Kurtz
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