Como vimos en "John Q.", un padre es capaz de todo para salvar la vida de su hij@. Si en la película de Nick Cassavetes, el personaje encarnado por Denzel Washington el objeto secuestrado es un hospital, en "El golpe del siglo" el protagonista y sus ayudantes se ven obligados hacer lo propio con un autobús. De nuevo, como en "Speed", es este medio de transporte público el principal escenario de la cinta.
La trama no puede ser más convencional. Un padre de familia se gana la vida como mago de un casino regentado por un poderoso capo del blanqueo del dinero (Robert de Niro). Tiene una hija enferma en un hospital pendiente de una carísima operación que le puede salvar la vida. Desesperado, le pide al capo esta elevada cantidad quien, escandalizado, se niega. Esto le sienta, lógicamente, mal al mago que no puede evitar perder los papeles y amenanazar al dueño del casino. Éste le responde despidiéndolo: "Vete y no vuelvas más". Ya sin trabajo, el mago acepta el golpe de le han propuesto dar sus socios en una fiesta celebrada el día anterior. Todo va saliendo según lo previsto hasta que uno los atracadores mete la pata retrasando la planeada huída. Este desliz pone en alerta a los gorilas del dueño del casino que se lanzan en persecución de los atracadores. Se oyen disparos. Aterrorizado el que les estaba esperando en un coche afuera huye para ponerse a salvo. El resto de los atracadores se ven en la obligación de secuestrar un autobús de línea en su huída a México.
La película es poco verosímil. Como botón de muestra señalo la escena en la que los "hombres de Harreson" que intentan tomar el autobús caen fácilmente como fruta madura. Este cuerpo no es tan inoperante. Casi todas sus acciones se saldan con éxito. La cinta comete el pecado de poner a los "buenos" como muy buenos y a los "malos" como muy tontos.
En cuanto a las interpretaciones, todo gira en torno a la figura de Robert de Niro. Él encarna al dueño de un casino que sufre el "viaje" que va desde la prepotencia egoista a la magnanimidad propiciado por el encuentro que tiene con su hija que le abre los ojos. Los demás hacen lo que pueden destacando la figura de un malo malísimo muy sobreactuado. El guión tampoco está muy trabajado.
"Heist" es, en resumen, una cinta que cumple su misión de hacer pasar el rato. Sólo con eso merece un simple aprobado. Nada es lo que parece. Y... ya saben en un truco de magia de naipes no aparten la mirada de la mano en la que no está la baraja. Ahí está el truco.

La cinta de Ruben Öslund, que dicho sea de paso es un homenaje al bostezo, no tiene ni pies ni cabeza. De ritmo lentísimo, uno no puede sino sospechar que el director se haya tomado algo. De otra forma, es incomprensible que en toda la película abunden los planos fijos, oscuros o claros en demasía en los que no se puede apreciar nada. Tan mayúsculo fue el aburrimiento que añadido al transcurrir excesivamente premioso del filme hicieron que el que sucribe cayese en brazos de Morfeo a los cinco minutos de empezada ésta (o "arrancada" como es moda decirlo ahora). Por lo que tengo conocido, la "peli", estructurada en las varias jornadas que duran las vacaciones, cuenta la historia de unos días que una familia de dos hijos pasa en la nieve. En una de esas jornadas mientras ésta se encuentra tomando un refijerio en la terraza de un bar les sorprende el espectáculo de un alud controlado. No sucede en la cinta nada más, salvo las típicas discusiones de pareja por no haber estado presente el cabeza de familia acabado el alud. Lo demás: absurdos planos fijos que no vienen a cuento como sucede, por ejemplo, en la escena del dron que se cuela en la ventana de la habitación del hotel. El guión, ¿qué guión?, brilla por su ausencia, las actuaciones lamentables... Todo ello me lleva a concluir que en los pocos momentos en que permanecí despierto estaba presenciando una de las peores cintas de la historia. ¡NADA RECOMENDABLE!

Hay ocasiones en las que, a pesar del tremendo éxito taquillero de la primera parte, visto el resultado no era necesario rodar una secuela. ¡Maldita falta hacía!. "Ocho apellidos catalanes" es un buen ejemplo de ello.
Se sabía eso de que "segundas partes...". ¿Por qué los productores y el director tuvieron la "genial" idea de parir este egendro?. Sencillamente por su ávaro interés por "matar la gallina de los huevos de oro". El público, afortunadamente, no es tonto y la cinta ha terminado por estrellarse tanto artistica como comercialmente.
Que la cinta es un auténtico asco no lo duda nadie. Es una absurda y tediosa recoplación de chistes catalanes sin gracia. Comete además el pecado mortal de fribolizar sobre el tema catalán; asunto que, tal como están actualmente las cosas, no conviene hacer bromas.
Si yo fuese agente de la Benemérita, tendría fundados motivos para indignarme. Al mencionado Cuerpo se le pone a la altura del betún. Más aún teniendo en cuenta la pésima actuación de un irreconocible Agustín Jiménez. Un Cuerpo, como el de la Guardia Civil, que bastante hace con jugarse el tipo sólo por estar defendiendo la unidad de ES-PA-ÑA (¡Óyerlo CUP!) en Cataluña.
No todo es malo, empero, en la cinta. La salva del cero, una vez más, la sublime actuación de Rosa María Sardá como futura suegra del personaje encarnado por Clara Lago. Una Clara Lago que junto a Dani Rovira, Karra Elejalde, Carmen Machi y Berto Romero logran algo que para su categoría parecía imposible: el pasar desapercibidos.
Lo dicho, el resto (el guión, la trama, etc.) es pura bazofia. ¡¡¡Por favor, NO VAYAN A VERLA!!!.

¡Vaya chasco!. Lo que en principio se presentaba como una interesante cinta de espias protagonizada, entre otros, por Angelina Jolie no ha pasado de ser una vulgar cinta de acción para mayor gloria de la ex de Brad Pitt. ¿No os parece que aquí Angelina hace méritos más que sobrados para recibir el "Razzie" a la peor actuación?. A pesar de sufrir mil y un avatares, incluyendo un aparatoso accidente de tráfico y un inverosímil salto al techo de un camión salvándose de las balas de unos expertos agentes de la CIA, apenas sufre sino leves desgarros. Ni una leve cojera le queda como recuerdo. La Jolie intenta, más mal que bien, ser algo así como un Jason Bourne con faldas y, en la escena inicial, sin bragas. Se las quita para tapar el visor de una cámara de seguridad para, a continuación, fabricarse, recordando a Mac Gyver, con las patas de una mesa un rudimentario bazoka. Tiene la virtud, compartida con el Águila Roja, de dejar KO a varios guardaespaldas del presidente de un solo tortazo. Para remate de feria, en la cinta no se sabe si el personaje encarnado por Jolie es bueno, malo, o si se lo hace. Los demás personajes no son más que meras comparsas puestas al servicio del lucimiento del personaje al que da vida Angelina.

En todo el metraje, la cinta es absurdamente inverosímil. Todos sabemos que si en el mundo hay una persona superprotegida esa es, sin duda el presidente de los Estados Unidos. Salt nos muestra cómo de fácil es atentar contra su vida por más seguro que sea el búnker donde se esconda. Basta con que haya un topo ruso en la CIA que tenga la misión de acabar con su vida. Tanto es así que si yo fuese guardaespaldas del presidente estaría cabreado por el mal lugar en el que se nos coloca.

Conviene, en definitiva, no tomarse Salt en serio. Verlo como si fuese una aventura al estilo de Mortadelo y Filemón. Sólo así se sacará su poquísima calidad. Su único mérito: el entretener y enganchar a pesar de su inverosímil argumento.

La película es sencillamente bastante floja. No la recomiendo. Sirve únicamente para pasar el tiempo. Recuerda, en muchas ocasiones, a "Atrapado en el tiempo" (sensacional cinta protagonizada por Bill Murray) aunque si las comparamos "Si quiero, otra vez" sale perdiendo. Hay veces que tanta repetición del mismo día no es tan gracioso acabando por ser, incluso, aburrido. ¡PARA VER EN CASA, ESO SÍ, SIN GRANDES PRETENSIONES CON MANTITA (si es invierno) Y CON PALOMITAS!